DIRECTO Jueves Santo en Sevilla, en directo | Semana Santa 2024

El tiempo El tiempo en Sevilla para el Jueves Santo y la Madrugada

Crítica Zarzuela

Sana locura, inocente desenfreno

Los sobrinos del Capitán Grant. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro del Teatro de la Maestranza. Producción del Teatro de la Zarzuela de Madrid. Dirección musical: Miguel Roa. Dirección de escena: Paco Mir. Director del coro: Julio Gergely. Escenografía: Jon Berrondo. Intérpretes: Millán Salcedo, Ana Santamaría, Inma Ochoa, Maribel Lara, Antonio Torres, Milagros Martín, Xavi Mira, Fernando Conde. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Jueves 14 de enero. Aforo: Lleno.

A veces el azar se convierte en instrumento de la justicia poética y compensa con la cadencia de las fechas el triste curso de los días. Se acaba de anunciar el incomprensible e intolerable (a la vista de cómo se dilapida el dinero concejil) recorte municipal de sus aportaciones al Teatro de la Maestranza y a la Orquesta Sinfónica, sin que ninguno de los responsables de tal desatino ose asomarse por el teatro, cuando éste nos trae el regalo de uno de los espectáculos musicales más divertidos y de mayor calidad global que se recuerda. Ahí queda el nivel de la oferta de un teatro en absoluto elitista, como los demagogos de la izquierda decimonónica pontifican, abierto a sus ciudadanos, que rentabiliza socialmente su presupuesto con espectáculos como esta genial zarzuela que sembró de risas y aplausos sus gradas durante más de tres horas inolvidables.

Una vez más, ha venido una producción del Teatro de la Zarzuela a sacarle los colores a muchas y muy publicitadas producciones operísticas que no le llegan a la suela del zapato en cuestiones teatrales. A la reciente La Favorite me remonto para que el lector establezca la distancia entre lo plúmbeo e incomprensible y la pura teatralidad y la diversión más fresca. De la mano de Francisco Mir, la disparatada historia de Los sobrinos del Capitán Grant se convierte en una sucesion de gags, de felices hallazgos, de guiños y humor del más fino. La verdad es que la obra original no sólo lo permite, sino que lo pide a gritos. Nacida en el momento culminante del furor por el género bufo por aquel genio del tetro musical que fue Francisco Arderíus, esta zarzuela y las que nacieron a la sombra de Los Bufos Madrileños (que en Sevilla tuvieron entre 1870 y 1880 una especie de sucursal con Los Bufos Sevillanos) hicieron de la autoparodia y del desenfreno de la fantasía su razón de ser. No se espere de ella una música de altos vuelos ni una escritura vocal complicada, porque fue escrita para actores-cantantes a los que se requería más en lo declamatorio que en lo canoro. No quiero decir que la música no sea buena. Al contrario, Fernández Caballero demuestra poseer chispa, gracia y elegancia en su muestrario de aires de salón como el vals, la mazurca, la polca o de los ritmos antillanos que trajo a España tras su estancia en Cuba. Miguel Roa, además, sabe dotar a esta música ligera de brillo y chisporroteo rítmico y tímbrico, dotándola con su batuta de mayor dignidad aún.

Dieciséis cuadros y otros tantos cambios de escenario, a cada cual más atractivo, culminando con una fantástica escena en el fondo del mar que es una sucesión de hallazgos de color y de personajes. El vestuario es de gran variedad y riqueza cromática y la iluminación muy sugerente. El Coro, que lleva el auténtico peso musical, estuvo a gran altura vocal y actoral, con momentos de gran calidad como en las habaneras. Cantó con empaque y contundencia Antonio Torres, mientras que Maribel Lara y Milagros Martín hicieron simplemente lo que pudieron dada la escasa entidad de sus voces. Quienes estuvieron geniales fueron los actores, empezando por unos inspiradísimos Millán Salcedo y Fernando Conde y siguiendo con los divertidos Heredia, Tre y García.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios