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las dos orillas

José Joaquín León

Recortes en el Maestranza

ESTA historia parece una ópera en la que el tenor protagonista se rasga las vestiduras porque la soprano le ha puesto los cuernos con un barítono. No hace falta que se arranque desde la raya de picadores, porque estaba cantado. La crisis galopante que nos sacude, con permiso de Merkel y Sarkozy, es la excusa perfecta para cargarse del todo la programación del Maestranza y dejarlo reducido a un simple teatro de provincias. El Maestranza como un Real o un Liceo quizá fue un sueño, del que nos vamos despertando poco a poco. Su gran problema ha sido no tener otros caballeros maestrantes que se ocupen del lugar, y depender para tal menester del Ministerio, la Consejería y el Ayuntamiento, que han evolucionado a instituciones de recorte y confección.

La realidad, como publicó Charo Ramos en Diario de Sevilla, es que el Teatro de la Maestranza ha pasado de tener un presupuesto de 7,61 millones de euros en 2008 a 3,52 millones en 2012. Esto, a fin de cuentas, es economía, pero también influye en la cultura. Con menos dinero no se puede contratar a grandes orquestas, ni a grandes cantantes. Para que lo entiendan algunos, es como el fútbol. El Sevilla o el Betis no podrían fichar a Cristiano Ronaldo o Messi, y no es sólo cuestión de imaginación o buena gestión. Es que hay artistas que valen una pasta en oro. Y puede llegar un momento en que ya no puedas fichar ni siquiera a un Kanouté o un Emaná de la ópera.

El problema es cuando te han acostumbrado a los de la pasta en oro. En la Expo 92, incluso antes y después, venían a cantar figuras como Plácido Domingo y Alfredo Kraus. Recordamos que vinieron todas las grandes orquestas del mundo, empezando por las Filarmónicas de Berlín o Viena, así como las grandes óperas de los grandes teatros como La Scala, el Metropolitan o el Covent Garden, con todos los grandes directores, como Claudio Abbado o Riccardo Muti. Además de nuestro Barenboim, claro. Por citar sólo algunos.

A todos esos acostumbraron al público sevillano. Y es que, como decía don Manuel, aquel año de la Champions, si las criaturitas se aficionan al caviar, ¿después qué? Pues eso ha pasado con las criaturitas del Maestranza, que las habituaron al caviar auténtico y a la Champions de la ópera. Ahora vienen con las tijeras de los recortes, hablando de optimizar, coproducir, rentabilizar y otras monsergas. Véase la programación cultural de Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao, y también se entenderá mejor, a pesar de la crisis.

Hay recortes que duelen. Al menos, siempre nos quedará el Pregón de la Semana Santa, a pesar de que a los capillitas no les gusta el Teatro de la Maestranza, tan nada barroco. Y si lo cierran, siempre nos quedará el desfile de las bandas, con esas sillas de plástico.

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