Las dos orillas
José Joaquín León
Noticia de Extremadura
ESCÁNDALO porque, en los oficios del Viernes Santo retransmitidos por La 2, el obispo de Alcalá asoció la homosexualidad o el aborto con prácticas que corrompen o destruyen a las personas. Comprendo el escándalo en lo que se refiere a lo primero, y estoy de acuerdo con quienes exigen que un medio público no sea vehículo de mensajes discriminatorios y anticonstitucionales, pero no en lo que se refiere a lo segundo. Porque soy uno de tantos cristianos que consideran normal -no anormal- y natural -no antinatura- la homosexualidad; pero que están contra el aborto libre y su consideración como un derecho.
La homosexualidad no corrompe o destruye a las personas, y mucho menos conduce a la prostitución o a la corrupción de menores; pero el aborto libre sin causa terapéutica grave puede entenderse como una corrupción más de la sociedad consumista y desde luego destruye -literalmente: matándola- una vida. El propio obispo es responsable de esta confusión al unir homosexualidad y aborto como males. Flaco favor le ha hecho a la Iglesia que debe servir, a los fieles que debe iluminar y a la sociedad que debe alentar trasladándole la esperanza cristiana.
En la página web del Obispado de Alcalá, curiosamente, se incluye este texto en un apartado referido a la homosexualidad: "Es capital recordar, actuando en consecuencia, que los hombres y mujeres que experimentan una atracción sexual hacia personas del mismo sexo 'deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta'. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2358)". El primer error es considerar la homosexualidad como una atracción únicamente sexual, y no también afectiva. El segundo error, contenido en la cita del Catecismo, es unir la compasión y la delicadeza al respeto con que deben ser acogidos los homosexuales en la Iglesia.
Con compasión, delicadeza y respeto deben ser acogidos todos en ella. ¿Por qué se subraya la compasión y la delicadeza en el caso de los homosexuales? ¿Se les considera disminuidos? ¿Son leprosos morales? Si por algo han sido dignos de compasión los homosexuales, como otros tantos colectivos, es por la cruel y larga persecución que han sufrido hasta el mismísimo siglo XX. En gran medida provocada por la Iglesia, pero no sólo por ella: compartieron la suerte de los judíos y los gitanos en los campos de exterminio nazi, son encarcelados en la Cuba comunista y condenados a muerte en las teocracias islamistas. En las democracias avanzadas, afortunadamente, no son dignos de compasión. Porque se han reconocido sus derechos y garantizado su libertad.
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