Daniel Pineda Novo

Partidas de ping-pong en Palacio

  • Hijo de médico, su mejor medicina son los libros. Medio siglo después reconstruye el camino desde la casa de Montoto en Mateos Gago a la Punta del Diamante.

EL paseo tiene lugar el día del Libro porque Daniel Pineda Novo (Coria del Río, 1942) es el hombre-libro por antonomasia. El que presentará sobre Manuel Pavón Varela, cantaor de izquierdas que acabó de cerillero en los cafés de Madrid, hace el número 86. "José María de Mena me dijo que ya le he superado". Daniel, octavo de los doce hijos de Ángel Pineda de la Carrera, amigo y médico de Blas Infante, y de Francisca Novo Aguilar, es un libro andante. Cada espacio, una página de historia.

Punta del Diamante (hoy Starbucks, Alemanes esquina con la Avenida). " En 1965 me presenté a don Santiago Montoto con mi primer libro, Poesía popular andaluza, con prólogo del canónigo José Sebastián y Bandarán. Viene usted muy mal recomendado, me dijo don Santiago". Le tenía ojeriza al cura y académico, preceptor del Príncipe. "Don Juan Carlos, antes de ser Rey, venía con doña Sofía a visitarlo a su casa de Pimienta, 5". En Alemanes, la tienda que fue del fotógrafo Rafael Cubiles, que le hizo una instantánea con el Nobel guatemalteco Miguel Ángel Asturias.

En la Avenida, una tienda donde estaba el Aero-Club. "Joaquín Romero Murube era socio, y los condes y marqueses se burlaban de él cuando lo veían llegar. Ahí viene el poeta, decían". El conservador del Alcázar. Pineda Novo se ha ganado medio cielo con las horas que ha pasado en los archivos del Palacio Arzobispal.

Su primer recuerdo no es de confesionario. "Venía al Palacio Arzobispal a jugar al ping-pong con el cardenal Bueno Monreal. Vino impuesto por Franco para darle en la cabeza al cardenal Segura, monárquico de Alfonso XIII y antifranquista que decía que bajo palio sólo iba el Rey".

Conoce a Santiago Montoto en el paso del ecuador de sus estudios universitarios. Antes fue párvulo de doña Josefa Borrego, que vivió 105 años y tiene calle en Coria del Río, en los Escolapios, "una Inquisición", y el Claret. Estudió Filosofía y Letras. Un racimo de maestros irrepetible. "Juan de Mata Carriazo venía Coria a excavar con Maruca, su esposa. Era una Universidad poliédrica. Estaban los profesores del Opus y Agustín García Calvo, que traía las ideas de Unamuno de Salamanca y no examinaba. Me dio notable en Latín. Don Manuel Giménez Fernández era un iconoclasta que decía que se había cargado la Agricultura de la República porque con él se confundieron de ministerio".

Fue testigo episódico de la transición, compañero de carrera de las dos novias de Felipe González. "Conchita Romero venía en el mismo tranvía de La Puebla y se fue a Salamanca. Yo fui delegado de curso y Carmen Romero era la secretaria. Felipe venía todos los días a recogerla. Del mismo curso era José María Pérez Orozco, que me llevó de jurado al festival de cine de Cuenca donde coincidimos con Tip y Coll y con Victoria Vera".

Mateos Gago está llena de turistas. "Un día Enrique Valdivieso me dijo que había comprado la casa de mi maestro y la ponía a mi disposición". Abre Carmen, la esposa del catedrático de Historia del Arte, la casa que fue de don Santiago Montoto. "Salía todos los días y antes de llegar a la Punta del Diamante pasaba por el patio de los Naranjos para limpiar los canalillos y arrancar las convocatorias de las cofradías".

En el número 1 de Mateos Gago estaba la tertulia de Eva Cervantes, de la que era asiduo. Una calle que tuvo librería de pedigrí, Renacimiento, de Abelardo Linares, uno de sus muchos editores. 86 libros y ninguno le editó Planeta, a cuyo fundador conoció en insólito trance. "Mi primer destino al terminar la carrera fue Barcelona. En Barcelona descubrí París, era la ciudad de la luz y la libertad. Estuve un curso dando clases en el instituto Menéndez Pidal. En el club de Tenis Barcino coincidí con Lara y su señora". Después volvería muchos años después. "Jordi Pujol me dio en el salón del Tinell las 200.000 pesetas del premio García Lorca de poesía. Le gané a un señor de Reus. Y la delegada de Cultura me mandó toda la documentación del entierro en Barcelona de Eulalia Cáceres, la viuda de Manuel Machado. El poeta murió en 1947 y en 1948 ella se metió de monja en la congregación del Cottelongo, frente a la casa de Gaudí, para los más desfavorecidos".

En el paseo, este catedrático de folclóricas, biógrafo de Rafael de León, saluda a María del Mar Sánchez Estrella, delegada de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla. En Coria del Río tuvo una hermana concejal del PP, pero ha sido Izquierda Unida la que ha propuesto dos veces, sin suerte, que rotulen una calle con su nombre. Ya la tiene en Gelves y en Dos Hermanas. Juanito Valderrama le prologó un libro y compartió con Félix Grande y Fosforito días mágicos siendo jurado del festival de cante de las Minas.

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