Pisando área

Jesús / alba

Depende de Konoplyanka, no de Emery

Amí nadie me baja del burro de que cualquier futbolista que llega de la Liga francesa necesita al menos una temporada para conocer la relación de los ritmos, los espacios y la velocidad con que se juega en España, totalmente distintos a las leyes que rigen el torneo que tanto encadila -y con razón- a Monchi por su mezcla de talento, músculo africano y buena relación calidad-precio-sueldos en el mercado. No voy a convencer a nadie ni quiero, pero quien desee discutírmelo que repase vídeos y vea cómo Kondogbia se echaba el balón demasiado largo cuando quería salir de un regate o cómo el propio Krychowiak la temporada pasada pecaba en muchos duelos individuales de exceso de confianza en su poderoso físico. Básicamente se juega a otro ritmo y los contrarios aquí están más encima. Que le pregunten también a Kolodziejczak, o a Tremoulinas y Mariano cuando Emery les pide a gritos más brío en fase defensiva, en la que dejan muchos metros.

Y si eso es Francia, que está ahí al lado y que es una Liga top para la UEFA (su campeón es cabeza de serie en la fase de grupos de la Champions), qué decir del torneo ucraniano. Era para ponerle un vídeo-resumen de cualquier jornada de aquella remota liga al comentarista de televisión que justificaba la suplencia de Konoplyanka ante el Levante en que el césped no era el adecuado para un jugador de su clase. No hijo, no. Para la estrella ucraniana aquello era una alfombra comparado con los campos duros, secos por las heladas y hasta sin hierba que se merendaba en su país. Las razones para que ni con media plantilla enferma sea titular están en otras cosas, ni siquiera en el idioma. Konoplyanka es un grandísimo jugador, no ahora, sino que lo lleva siendo desde hace tres años en un país pegado a Rusia, pero esto es otra historia. Que el Sevilla, mirando por un negocio futuro, haya hecho una alta inversión que no puede sostener si no juega es otro tema que no tiene nada que ver con el fútbol.

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