DESCUBRIR a diario la pólvora es un ejercicio tan encomiable como obvio, a la vez que revela una incapacidad manifiesta para un comportamiento normal. Con la que está cayendo y la catarata de problemas que inunda el panorama, alumbrar una ordenanza municipal con la finalidad de que las cosas se hagan como es debido es ciertamente chocante, como la confesión de que hasta ahora se ha obrado inadecuadamente. Ha preparado el Ayuntamiento un mapa de calles sensibles en las que las obras a realizar sean debidamente planificadas, más que nada para que no hayan de ser corregidas después de finalizadas; o sea, como la normalidad exige. Así se explica que, por ejemplo, las recientes obras del puente de Triana hayan tenido que rehacerse en varias ocasiones. Es de agradecer la citada ordenanza, pues rectificar es de sabios; claro que más de sabios es no tener que rectificar tan a menudo.