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El puente de mayo llena el recinto ferial de Dos Hermanas

  • La coincidencia de la jornada inaugural con el día del Trabajo y el buen tiempo reinante desbordaron todas las previsiones

En la capital se habla con sorna y cierta superioridad de cata arqueológica revenía de las rotondas de Dos Hermanas. Leyenda urbana. Hay muchas, efectivamente, pero en ninguna falta la señal indicadora del recinto ferial, con lo que llegar se convierte en un ejercicio no sólo gratificante sino sencillo. Se habla de las rotondas, pero lo que ha funcionado ha sido el puente. El puente de mayo, que ayer en el día inaugural puso el real nazareno con el ambiente de las grandes ocasiones. A juzgar por el gentío de las casetas, en todas podrían haber colocado sin problemas el cartel de Completo. Harán suyo el Vuelva usted mañana de Larra pero en una interpretación lúdica.

Es una feria binaria, como el topónimo de Dos Hermanas: dos portadas, dos accesos a las casetas, la coincidencia en el mismo día de dos referencias festivas, el día del Trabajo y la inauguración de la feria. El tiempo les acompañó. Los feriantes recuperaron con creces lo que no les dio la Feria de Sevilla con el temporal. Ayer lucían los coches de caballos, las mujeres engalanadas, los hombres contentos. Y hoy, 2 de mayo, fecha tan goyesca, es tarde de toros para jóvenes valores: Leonardo Hernández, Alejandro Amaya y Antonio Nazaré, novillero local.

La Caseta Municipal es popular de verdad, sin aduanas de rigodón como la de Sevilla. El 2 de mayo fue el pueblo en armas y el 1 de mayo era el pueblo en jarras... de rebujito. Una caseta impresionante donde nadie sobra. Mucha gente sin apreturas. Familias enteras, tablaos por doquier. En la confluencia de las calles Volantes y Guitarra. A lo largo de la feria, en esta caseta actuarán Soles y las Carlotas.

Hay casetas cofrades, rocieras, gremiales, familiares, la bética y la sevillista. También la del Ibarburu, fútbol canterano. La Primera y los Penúltimos. El minimalismo ferial de El Rinconcito. Los Amigos del Caballo en uno de los tres municipios del sur de España que cuenta con hipódromo, cuatro si contamos la playa de Sanlúcar de Barrameda. Pero junto a esta diversa adscripción de las casetas que da cuenta de los nexos que funcionan en Dos Hermanas, ayer la jerarquía estaba en las casetas sindicales. En el día del Trabajo, se trabajaba a destajo en las casetas de UGT y de Comisiones. La primera tiene en uno de sus accesos el anagrama del sindicato y en el otro el del PSOE, con un retrato de Pablo Iglesias presidiendo junto al reservado de los cócteles de Cuba. La orquesta toca sevillanas, pero también pasodobles, rumbas y merengue, objeto de una afición desmedida, no se sabe si por el alcalde Barroso o por Compay Segundo. En la caseta de Comisiones los camareros trabajan con una sonrisa en los labios. Hay minipastelitos de la casa y hoy habrá comida de convivencia.

El parking está a tope. El Ayuntamiento lo ubicó junto a los cacharritos, cerca de la zona en la que se unen la Avenida Juan Pablo II y la calle Dalai Lama. La alianza de las civilizaciones del callejero de Palomino. También está cerca de la feria la calle Gabriel García Márquez. Dos Hermanas es un Macondo que se inventó a sí mismo, que sublimó su propia historia tan reciente como triste, esos presos del Canal que ahora se liberan con el Canal de los presos.

Hay coches hasta en la Huerta La Rubia, casi en el extrarradio. La noria es como una metáfora de las rotondas. Las dos hermanas, como la Toñi y la Malena de las sevillanas, ya están bailando. Un cartel anuncia la Universidad Popular, epíteto que adorna sin demagogias ni sociología barata a esta feria en la que vista desde fuera, todos parecen estar dentro. Hay gente, pero no hay gentiles, en la acepción que el Evangelio le daba a los forasteros. Están en las casetas como en sus casas. Hay tímidos conatos de botellona que son apagados por la fiesta sana y espontánea. La feria de los niños y los mayores. Que en el tránsito del 1 al 2 de mayo comprueba que en este valle de lágrimas el arte del disfrute es una heroicidad.

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