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La mina Cobre Las Cruces cumplirá en mayo un año de paralización

  • Su reactivación tras una inversión cercana a 500 millones de euros está a la espera de una autorización administativa

La construcción de la que está llamada a ser la mayor explotación minera a cielo abierto de toda Europa con una inversión cercana a los 500 millones de euros, Cobre Las Cruces (CLC), sigue pendiente de que la Agencia Andaluza del Agua (AAA) dé su visto bueno a la reactivación de los trabajos que se venían desarrollando en los términos municipales de Gerena, Salteras y Guillena.

Desde finales del año pasado, la concesionaria de las instalaciones, la multinacional Inmet Mining, está a la espera de que el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Sevilla publique el Plan Global diseñado por la empresa para la reactivación de la actividad, después de que el 12 de mayo del año pasado la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir-organismo entonces competente, antes del traspaso de competencias hidrológicas a la Junta- decretase el cierre de las instalaciones a causa del incumplimiento de la autorización administrativa concedida y de la supuesta contaminación de las aguas subterráneas con sustancias altamente tóxicas.

La publicación en el BOP de ese documento dará paso a la exposición pública del proyecto durante el plazo de un mes y a la presentación de las correspondientes alegaciones, tras lo que la AAA debería pronunciarse sobre la reanudación de la actividad. A día de hoy y contando con todos esos trámites, la construcción de la mina no podría reiniciarse, como muy pronto, hasta el mes de mayo.

Aunque Inmet Mining no quiere pronunciarse de manera oficial sobre este retraso sin aparente justificación, fuentes vinculadas a la empresa muestran su preocupación por una paralización que cada día le cuesta una gran cantidad de dinero. No en vano, en las instalaciones sigue trabajando una amplia plantilla de personal que se encarga de que no se produzcan nuevos episodios contaminantes y de que el agua que está en contacto con el mineral se depure en las plantas de tratamiento existentes y se reinyecte al acuífero Niebla-Posadas en perfectas condiciones.

Aunque la Junta de Andalucía, máxime en la actual coyuntura de crisis económica, ha dado su apoyo expreso al proyecto con cuantiosas subvenciones (Ecologistas en Acción evalúa las ayudas públicas en más de 52 millones de euros), la reanudación de la actividad es una cuestión sumamente compleja teniendo en cuenta que el sistema de extracción del mineral planeado inicialmente naufragó por completo, como la propia empresa viene a reconocer implícitamente en su Plan Global.

Este último documento, más que una adaptación a las condiciones impuestas en 2003 por la CHG, plantea más bien la modificación de aquéllas. En aquel entonces, las autoridades exigieron a CLC que las aguas subterráneas extraídas para poder acceder a la franja de cobre situado bajo ellas se mantuviesen inalterables con el fin de mantener sus condiciones químicas y biológicas y reducir al mínimo el impacto ambiental.

Los errores de cálculo provocaron que el agua se contaminase con el mineral al fallar el sistema ideado, basado en la construcción de una corona de pozos en el perímetro de la corta minera que extraían el agua para reinyectarla a unos kilómetros de distancia.

La cuestión no es baladí si se tiene en cuenta que el acuífero Niebla-Posadas se extiende desde Córdoba hasta Doñana y que nuemerosas poblaciones se surten de esas aguas para abastecimiento, tanto humano como agrícola.

Por todo ello, la Fiscalía de Medio Ambiente de Sevilla presentó en septiembre del año pasado contra los responsables de la mina una querella que desembocó en unas diligencias judiciales que siguen su curso.

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