Salud y Bienestar

Relacionan la falta de sueño con el deseo de comida basura

  • Cuando una persona está fatigada el metabolismo requiere alimentos ricos en calorías que proporcionen energía rápida.

Las comidas malsanas, como los dulces y las patatas fritas, son más atractivas cuando las personas no han dormido lo suficiente, sugiere una investigación reciente. Cuando los investigadores examinaron las áreas del cerebro que eran más activas mientras las personas observaban alimentos sanos o malsanos, hallaron que los centros de recompensa del cerebro se activaban cuando los voluntarios privados de sueño veían imágenes de alimentos malsanos.

"Hallamos que regiones asociadas con la recompensa y la motivación, las que tienen que ver con las conductas de adicción y de búsqueda del placer, se activaban con mayor potencia en la fase de falta de sueño", señaló Marie Pierre Sant Onge, asociada de investigación del Centro Hospitalario St. Luke's Roosevelt y profesora asistente del Instituto de Nutrición Humana de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.

Los hallazgos del estudio se presentaron el domingo en la reunión anual de las Sociedades Profesionales del Sueño Asociadas (Associated Professional Sleep Societies), en Boston. Hallaron que los alimentos malsanos activaban áreas del cerebro consideradas como centros de recompensa solo en personas cuyo sueño se había restringido. Cuando a esas personas se les permitió descansar toda la noche, no mostraron esa activación en el centro de recompensas del cerebro al ver la comida malsana.

"Creo que se relaciona con el control cognitivo", explicó St-Onge. "Uno está menos alerta cuando se siente cansado y privado de sueño. Aunque uno sabe que probablemente no deba comer ciertos alimentos, cuando se está cansado quizás simplemente decida hacerlo". La dietista Samantha Heller señaló que los hallazgos del estudio no le sorprenden. "Tiene sentido que cuando uno está fatigado, el cuerpo desea alimentos ricos en calorías que provean energía rápida", apuntó Heller, coordinadora de nutrición clínica del Centro para la Atención del Cáncer del Hospital Griffin, en Connecticut.

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