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Sevilla

Un perturbado ataca un lienzo de Murillo en la Catedral

  • El Grupo Giralda interceptó al hombre después de que propinara un manotazo y causara varios arañazos al 'San Fernando' argumentando que era de su padre

Un perturbado atacó un cuadro de Murillo en la Catedral de Sevilla argumentando que el lienzo era propiedad de su padre. El hombre propinó un manotazo y varios arañazos al cuadro hasta que fue interceptado por dos agentes del Grupo Giralda de la Policía Local que patrullaban por la Plaza del Triunfo y fueron requeridos por el servicio de seguridad privada del templo metropolitano. Los agentes se llevaron al autor de estos daños, que se encontraba en un estado de fuerte nerviosismo, y lo trasladaron a su domicilio. Después, informaron de lo ocurrido al juzgado y a la Fiscalía para que tomen las medidas oportunas.

Los hechos ocurrieron el pasado 14 de junio, si bien no había trascendido nada de lo sucedido hasta ahora. El cuadro atacado es una representación de San Fernando pintada en el año 1671 por Bartolomé Esteban Murillo y propiedad de la Catedral de Sevilla. La conservadora del templo emitió un informe valorando los primeros daños sufridos por la obra, en la que podían observarse varios arañazos.

El presunto autor de los daños es un hombre de 66 años vecino del centro e identificado mediante las iniciales T. M. V. Sobre la una de la tarde del 14 de junio, entró en la Catedral y se dirigió al lugar en el que se expone el San Fernando. Una vez allí, le propinó un fuerte manotazo al lienzo y se marchó rápidamente del lugar. Una trabajadora del templo presenció el ataque y lo comunicó al servicio de seguridad privada. Un vigilante persiguió al presunto autor de los daños, que ya había salido hacia la Plaza del Triunfo.

Los agentes del Grupo Giralda, la unidad de paisano de la Policía Local que se encarga de la vigilancia de las zonas monumentales, presenciaron la escena e interceptaron al agresor. El vigilante les explicó lo ocurrido y, cuando los policías lo identificaron y le preguntaron por qué había atacado la obra de arte, el hombre manifestó que lo había hecho porque el cuadro era de su padre y porque era el único que tenía valor en la exposición. Por este motivo, aseguró que lo había dañado porque quería que todos los cuadros tuviesen el mismo valor.

En ese momento, el hombre comenzó a pronunciar frases sin sentido y los policías comprobaron que no se encontraba en plenitud de sus facultades mentales, pese a que iba perfectamente vestido y afeitado y su aspecto era normal. Los policías intentaron contactar con algún familiar de esta persona para que se hiciera cargo de ella, pero no lo lograron. Por ello, decidieron trasladarlo hasta su domicilio, situado muy cerca de la Catedral. Allí fue tranquilizado por una vecina.

Los agentes identificaron al perturbado y pusieron sus datos a disposición judicial. También preguntaron a los responsables del templo metropolitano si querían presentar alguna denuncia por los daños, pero éstos prefirieron esperar hasta conocer los resultados de un informe encargado para conocer el alcance de los daños sufridos por el lienzo.

Este suceso ocurrió tres semanas antes del robo del Códice Calixtino, sustraído de la Catedral de Santiago de Compostela. El robo de este manuscrito ilustrado, de incalculable valor, generó un debate sobre las medidas de seguridad existentes en las iglesias españolas para proteger el patrimonio. En Sevilla, el antecedente más cercano es el robo de unos copones en la iglesia de San Bernardo, cuyo autor fue detenido unos días después.

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