La Policía alerta de un repunte de los tirones de móviles en el carril-bici
Los delincuentes cambian las motos por bicicletas para circular por las aceras sin levantar sospechas y acercarse más a las víctimas, que generalmente suelen ir distraídas chateando o hablando por teléfono
La Policía Nacional ha detectado un repunte de los robos mediante el método del tirón en las inmediaciones del carril-bici. Pese a que sigue habiendo tirones de bolsos, los objetos más codiciados ahora por los delincuentes son los teléfonos móviles. Las víctimas suelen ser personas que caminan por la acera junto al carril reservado para los ciclistas y van pendientes de su teléfono, bien hablando bien chateando a través de sistemas de mensajería como el WhatsApp.
Muchos tironeros han cambiado las motos por bicicletas. Este medio de transporte es mucho más propicio que la moto a la hora de circular por la acera sin levantar sospechas y poder acercarse a la víctima. Los delincuentes suelen elegir a las personas a las que robar y casi siempre optan por personas que van solas y distraídas con el teléfono en la mano. Una vez que han seleccionado a la víctima, se acercan y le quitan el móvil de las manos dándole un tirón para salir luego huyendo.
Generalmente los tironeros utilizan bicicletas de montaña o paseo, mucho más bajas que las de carretera y que permiten detener un momento la marcha, poner el pie en el suelo y propinar el tirón. Sin embargo, hay verdaderos especialistas en el manejo de la bici que son capaces de quitarle el móvil a una persona sin plantar un pie en el suelo. Es el caso de un hombre que cometió al menos ocho robos mediante este método y que fue detenido recientemente por el grupo de Policía Judicial de la comisaría de Nervión.
En una entrevista con este periódico, el jefe de esta unidad explicó que se le pudieron imputar en principio cinco delitos, pero a raíz de la publicación en prensa de la noticia se han podido esclarecer otros tres robos similares. Las propias víctimas vieron la noticia y se pusieron en contacto con la Policía para informar de que habían sido robadas por un ciclista cuya descripción coincidía con la del presunto autor de estos tirones. El delincuente, de 39 años, vestía con una equipación de ciclista de competición para levantar todavía menos sospechas y era todo un experto en arrancar de las manos de las víctimas sus teléfonos móviles. Desde que fue detenido se encuentra en prisión preventiva como presunto autor de estos ocho tirones, que constituyen otros tantos delitos de robos con violencia.
Los tironeros más comunes no son tan expertos en el manejo de la bici y llegan a detenerse justo antes de dar el tirón, sobre todo para no perder el equilibrio ante un posible movimiento de resistencia de la víctima. Por ello aprovechan zonas en las que los peatones tengan que pararse unos instantes, como los pasos de cebra o los semáforos. Por regla general, el delincuente aprovecha la sorpresa que su actitud causa en la víctima para actuar en cuestión de segundos. La persona a la que le arrebatan el móvil apenas puede identificar ligeramente algún rasgo del tironero porque todo transcurre de manera muy rápida. A veces actúan con un cómplice que entretiene o despista a la víctima.
Tirones de este tipo se han dado en casi todas las grandes avenidas en las que hay carril-bici, pero es más habitual que se produzcan en aquellas en las que hay un cierto desnivel, que los ladrones aprovechan para huir cuesta abajo. Así, se han dado casos en calles como Marqués de Pickman, Eduardo Dato, Luis de Morales, Ciudad Jardín o las inmediaciones de la estación de Santa Justa. Nervión es el distrito más afectado, ya que, como recalca este responsable policial, es una zona en la que coinciden grandes centros comerciales, zonas residenciales de nivel medio y alto y es además un lugar de paso de delincuentes procedentes de barrios marginales.
El incremento de robos de este tipo deriva también de la política emprendida por las compañías telefónicas, que han dejado de regalar móviles a sus clientes como hicieron durante años y hasta hace unos meses. Así, los aparatos se revalorizan y pueden ser revendidos con cierta facilidad en los negocios de compraventa de objetos de segunda mano. Algunos de los teléfonos de nueva generación pueden alcanzar un valor de casi 800 euros, independientemente del precio por el que lo haya conseguido el cliente a través de alguna promoción.
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