Estudio Una tesis doctoral incide en la importancia de la familia en los casos de acoso

Cuidado con el primer ciclo de ESO

  • Los estudiantes de entre 11 y 14 años son los que más padecen y ejercen la violencia escolar · Los acosadores y violentos suelen tener más respaldo entre sus compañeros de aula que sus víctimas

Los estudiantes de entre 11 y 14 años (los del primer ciclo de ESO) son los que más ejercen y padecen la violencia escolar. Ésta es una de las conclusiones a las que ha llegado Manuel Ramos Corpas en su tesis Violencia y victimización en adolescentes escolares, un trabajo que ha merecido la calificación Sobresaliente Cum Laude en la Universidad Pablo de Olavide y que ha contado con la dirección de Gonzalo Musitu, Carmen Monreal y Luis Amador.

Para Manuel Ramos, durante estos conflictivos años de la adolescencia, los estudiantes "utilizan la violencia y las conductas transgresoras como medio de reforzar su identidad con el grupo y lograr una reputación en el aula". Es decir, como dirían los anglosajones, la violencia es sexy. "Los acosadores suelen generar unas redes de apoyo amplias; las víctimas se suelen quedar bastante solas. Es como si, frente al sistema de valores que intenta inculcar el centro, los alumnos respondiesen con uno paralelo que nada tiene que ver con el primero".

Sin embargo, no hay que alarmarse: violencia escolar no es sinónimo de acoso. "Si un niño es molestado con una colleja, una zancadilla o una pelea de patio no es acoso. Forma parte de la manera de relacionarse de los adolescentes. Para que exista acoso hace falta una serie de premisas, como la intencionalidad-reiteración, la diferencia de poder entre el acosador y la víctima o la indefensión". El problema es que hasta muy recientemente (noviembre de 2007) no ha habido una normativa clara de la Junta de Andalucía sobre este asunto y los educadores no tenían unas herramientas conceptuales con las que afrontar el problema. Manuel Ramos es más que consciente de estos problemas, ya que, además de ser un investigador en psicología social es el director del IES María Galiana, en el barrio de Montequinto.

Esta falta de finura conceptual ha hecho también que cunda la alarma en la sociedad. "Informes que en su día tuvieron gran difusión, como el Cisneros o el Reina Sofía, hablaban de casi un 40% de acoso escolar. Esto es, sencillamente, una barbaridad. El bullying no sobrepasa apenas el 1% o el 2% en los centros". Como casi siempre, los medios de comunicación son parte del problema. "Del estudio se desprende que el grado de acoso escolar es menor que el que reflejan algunos medios de comunicación, ya que la mayoría de los conflictos entre escolares no son más que problemas de convivencia entre adolescentes sin mayor importancia".

Manuel Ramos, que ha estudiado durante tres años a 565 alumnos de la ESO con edades comprendidas entre 11 y 17 años, tiene claro cuál es el perfil del alumno que más riesgo tiene de ser víctima de la violencia escolar o, en su extremo, del acoso. "Suele ser un niño educado, con muy buenas relaciones dentro de su familia, muy autocontrolado, bien aceptado en su entorno, que saca buenas notas...". Aunque es difícil que el estudiante llegue a confesar que es víctima de un acoso, hay maneras por parte de los padres y los profesores de detectar el problema: "El alumno empieza a tener pocas ganas de ir al colegio, aparecen problemas físicos como dolores de cabeza o barriga, se aísla en casa, no duerme bien... En resumen, estamos ante una sintomatología depresiva", apunta el catedrático en Psicología Social de la Universidad Pablo de Olavide Gonzalo Musitu.

El perfil de los malos, de los acosadores, es prácticamente el negativo del de las víctimas. Suelen ser repetidores que han perdido interés por los estudios, tienen una baja autoestima académica, experimentan un mayor sentido de la soledad que los no violentos, no suelen reconocer a la autoridad, sienten una gran atracción por la transgresión y sus familias apenas los controlan.

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