quinto aniversario del crimen de Marta

La Policía buscó a Marta con videntes antes de Majaloba

  • Los investigadores revisaron varias zonas señaladas por adivinos, desesperados por no hallar ningún rastro de la menor. Los agentes siguen trabajando en la versión de La Rinconada.

Antes de que se abriera la última línea de investigación en la finca Majaloba, en La Rinconada, la Policía recurrió a videntes para buscar el cuerpo de Marta del Castillo. Lo hizo después de rastrear más de un centenar de lugares de las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva sin hallar rastro alguno que pudiera ayudar a encontrar el cadáver de la adolescente desaparecida, de cuyo asesinato se cumplen hoy cinco años.

Desesperados por la falta de pistas y con el hallazgo del cuerpo de Marta como única obsesión, los investigadores de la Policía llegaron a inspeccionar las ubicaciones marcadas por estos adivinos, que orientaban a los agentes en sus búsquedas y que se mostraron convencidos de que los restos de Marta se hallaban donde ellos indicaban, según han indicado a este periódico fuentes judiciales.

Antes de recurrir a estos métodos alternativos, los agentes del Grupo de Menores (Grume) -unidad que ha llevado la investigación del caso desde el primer momento- rastrearon más de un centenar de lugares en busca del cuerpo de Marta, según consta en un informe elaborado por el anterior jefe de la brigada provincial de Policía Judicial, el comisario Manuel Piedrabuena. En aquel documento, la Policía informaba al juez de Instrucción 4 de Sevilla, Francisco de Asís Molina, de que se habían realizado más de cien búsquedas en pozos, arquetas, zanjas, edificios abandonados y canales de las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva.

Después de las búsquedas en el río, en el vertedero de Alcalá de Guadaíra y en las zanjas de Camas, cualquier información que llegara a oídos de la Policía que pudiera estar relacionada con el caso era analizada por los investigadores, que casi siempre inspeccionaban el terreno indicado, aunque sólo fuera por descartar pistas falsas. También se inspeccionaron todos los lugares frecuentados por los implicados en el caso y sus familiares. Los resultados negativos en todas estas búsquedas llevó a los investigadores a prestar atención incluso a los videntes que llamaban a la Policía asegurando saber dónde estaba el cuerpo de Marta.

Después de estas búsquedas, la investigación policial entró en punto muerto y los agentes decidieron revisar el caso desde el principio, realizar varias visitas a la cárcel de Sevilla II para entrevistarse con el asesino, Miguel Carcaño, y volver a contactar con los testigos del caso. A partir de estas entrevistas, los investigadores obtuvieron una nueva versión del crimen aportada por Carcaño, la séptima en cinco años. En este nuevo relato, Carcaño aseguraba que había sido su hermano, Francisco Javier Delgado, quien asesinó a Marta golpeándola con la culata de una pistola. Después, tanto él como su hermano habrían llevado el cuerpo hasta una zanja en la carretera entre Sevilla y La Rinconada. Delgado habría llevado el cuerpo en el coche de su ex mujer y Carcaño le seguiría en su moto. El día después del crimen, volvieron para cubrir los restos con cal viva.

La Policía dio credibilidad a esta versión desde el principio y Carcaño fue excarcelado hasta en cuatro ocasiones para que concretara el lugar exacto en el que arrojaron el cadáver. El asesino no pudo indicar con precisión dónde estaba la supuesta tumba de Marta porque, según él, se limitó a seguir el coche de su hermano, era unos días de lluvia y apenas se fijó en el recorrido que hicieron. Habló de una torreta de la luz, de unas palmeras y de una zanja con escombros.

Con tan imprecisa descripción, los miembros del Grume centraron sus esfuerzos en la finca Majaloba, concretamente en un maizal junto a la carretera donde se levantaba, muy cerca, una torreta del suministro eléctrico. El último año ha estado marcado por esta investigación, para la que se peinaron más de 15.000 metros cuadrados con la ayuda de un georradar y se hicieron fotografías aéreas con cámaras geotérmicas. La Policía levantó la finca, pero tampoco halló nada relacionado con Marta, pese a que tanto los investigadores como el técnico del georradar se habían mostrado convencidos de que la pista era buena. Ni el juez ni el fiscal del caso se creyeron nunca esta versión.

Pese a no hallar nada en su búsqueda, la Policía sigue trabajando en la línea de investigación que apunta a Majaloba como lugar de enterramiento de la adolescente asesinada. En el último informe enviado al juez por el comisario jefe de la brigada de Policía Judicial, José Martínez de Mandojana y Capilla, la Policía asegura que está revisando la localización de los teléfonos móviles y las declaraciones de Carcaño para ver si hay alguna relación con la finca Majaloba.

El comisario sostiene que los investigadores "están revisando profundamente toda la investigación practicada hasta la fecha (localización de llamadas de Miguel Carcaño y declaraciones prestadas por las diferentes personas que figuran en la investigación relacionada con él) por si se pudiera relacionar tal posicionamiento con el lugar de enterramiento que se busca. También se están haciendo consultas con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir sobre las obras de canalización que se realizaron en las numerosas fincas del valle del Guadalquivir y que "reúnan las mismas características que la zona descrita de forma inconcreta por el asesino".

Siete meses después la Audiencia no ha resuelto el recurso

La Audiencia de Sevilla aún no ha resuelto el recurso que la familia de Marta presentó en junio de 2013 contra la decisión del instructor de archivar la causa contra el hermano de Miguel Carcaño. La abogada Inmaculada Torres, que representa a los padres de Marta, solicitó en su recurso que se practicaran las mismas diligencias que en su día ya planteó ante instructor y que, según la abogada, van encaminadas a determinar si Miguel Carcaño dijo la verdad en su séptima versión de lo hechos. La acusación solicitó además que se imputara a Carcaño por un delito de encubrimiento en relación a su hermano Javier Delgado; así como que se practique un careo entre ambos hermanos y que declaren los policías que investigaron la nueva versión del asesino confeso y que le dieron total credibilidad a la misma. Inmaculada Torres pidió igualmente a la cárcel donde estaba ingresado entonces Miguel Carcaño que informara sobre si el joven estaba sometido a algún tratamiento psiquiátrico o psicológico con objeto de conseguir su rehabilitación. Entre las diligencias propuestas se incluye la petición de que vuelva a declarar como testigo un taxista que en el juicio por la muerte de Marta aseguró que había trasladado a Francisco Javier Delgado hasta León XIII la noche de los hechos. También pide la comparecencia de una de las abogadas de Carcaño, Mónica Gallardo Bejarano, para que aclare en qué circunstancias fue escrita la carta que Miguel remitió a su hermano pidiéndole que revelara dónde está el cuerpo. Casi siete meses después, la Audiencia sigue sin resolver este recurso.

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