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¿Cómo llegar a Sevilla?

  • Conversación con Pilar Távora, candidata a la Alcaldía, sobre el camino del PA y su reto más inmediato: llevar "el andalucismo de sentimiento" que ve en la calle a la política

DICE Pilar Távora, cineasta y candidata andalucista a la Alcaldía de Sevilla, que si su campaña electoral fuera una película se llamaría ¿Llegaremos pronto a Sevilla? El título alude a la pregunta constante que Ana Ruiz, la madre de Antonio Machado, le susurraba a su hijo en el vagón en el que cruzaron la frontera hacia el destierro de Collioure, del que ahora se acaban de cumplir 75 años. Y, sobre todo, simboliza a la Sevilla que muchos desean, una Sevilla grande y poderosa con una vocación genética de volver a ser lo que fue, como recuerda la letra del himno de Andalucía.

Los andalucistas se bajaron hace ya siete años del tren municipal en Sevilla, cuando ya era un partido casi irreconocible y dinamitado por las luchas internas por el poder. Pero en plena travesía por el desierto, Pilar González -una candidata que cualquier partido querría, se solía decir en 2011- tomó el testigo. Ya entonces la acompañaba Távora, que, después del fracaso en las urnas, no dudó en coger el relevo y capitanear en la capital a un partido nacionalista de izquierda, como se definió en el congreso nacional de 2009. Cuando todavía suenan los compases del 28-F, esta sevillana del Cerro del Águila, comprometida como pocas -de casta le viene-, asegura que salir en defensa de "un falso andalucismo" cada febrero no es más que otro "intento de engaño", pues lo que diferencia al PA de otras formaciones es que es la única de obediencia exclusiva a Andalucía y sus intereses.

Sevilla es andalucista, dice Távora, porque lo observa en la gente con la que se para por la calle, la misma que al ex alcalde Luis Uruñuela le sigue diciendo que la ciudad necesita al PA pero luego no elige la papeleta de la manita en la cita con las urnas. La candidata argumenta que hay partidos que tienen los medios para desviar esos apoyos y, por ello, se esfuerza a diario en convencer a todo el que puede de que hay que llevar ese "andalucismo de sentimiento" a la política y que no debe dejarse llevar por "el manido voto útil que tanto ha perjudicado a los andaluces y que vende continuamente el bipartidismo".

Távora es sorprendentemente optimista; asegura que, a pesar de la crisis y el desapego de los ciudadanos a la política, la militancia andalucista ha subido un 13%, en parte incorporando a muchos "jóvenes cualificados". Pero ¿cuántos militantes hay? El PA recoge en sus estatutos la figura del colaborador y del simpatizante al lado de los que pagan la cuota, lo que hace difícil contabilizar cuántos andalucistas de carné hay en Sevilla. El censo del partido registra unos 6.000 en la capital y la provincia, contando con todas esas figuras. "El andalucismo siempre fue una opción política viva que tiene en cuenta el contexto económico y social en el que se desarrolla y que se adelanta muchas veces a los tiempos, no hay más que revisar las hemerotecas", explica Távora en una conversación mantenida el pasado viernes. Los alcaldes andalucistas -Sevilla ha tenido dos- transformaron para ella la sociedad, el deporte y la cultura sevillana. Y ésa es una senda que ella no quiere abandonar, consciente de que Sevilla sigue necesitando un profundo cambio. Si Alejandro Rojas-Marcos desbloqueó la autonomía para los andaluces, dice Távora, el andalucismo actual quiere desbloquear la situación de dependencia y alarmante paro a través de su ideología progresista, la del pensamiento de Blas Infante que sigue estando vigente.

Es su reto, a medio plazo, pues no es tarea fácil. A corto plazo, falta ya sólo un año para las elecciones municipales, sitúa la vuelta de los andalucistas a la Plaza Nueva, donde antaño llegó a tener nueve concejales. Ella será la persona que represente al andalucismo y asegura que tendrá "la coherencia y la responsabilidad" que se debe tener". Así explica cuando se le pregunta si estaría dispuesta a entregar la llave de la Alcaldía a algún partido en un hipotético escenario de pacto político. Távora tiene muy claro que en la oposición hay muchas maneras de gobernar, y también que la política no es una profesión, sino "una labor que se realiza durante un tiempo concreto y después dejas la antorcha".

Pero todavía no ha llegado ese momento para ella. Távora se resiste a valorar al actual gobierno, pero sí habla como sevillana que ve cómo Juan Ignacio Zoido no está realizando una buena gestión. La andalucista garantiza que no le gusta descalificar, sino hacer una crítica constructiva. Ella no quiere desvelar muchas propuestas del PA para 2015 -para no dar pistas porque luego las copian, dice-, pero adelanta que la clave de su programa está en demostrar que el PA es la única alternativa, a diferencia de otras opciones nuevas no andaluzas, que conoce bien los adentros de la capital y que puede lograr que Sevilla vuelva a ser referencia europea en municipalismo. "Sevilla está de nuevo mirándose en los mismos espejos sin perspectivas, nadando en aguas estancadas y merece mucho más".

Távora cree que la ciudad tiene un potencial que no está explotado y que impide que se crea más en ella y en sus ciudadanos. Ella lo hace y ya tiene dibujado un modelo de ciudad con autoestima y sin complejos, que se sitúa en la Europa del siglo XXI sin perder una pizca de identidad, sin chapuzas, limpia, segura, con soluciones para los barrios, que fomente las actividades económicas propias, de sus pymes y trabajadores y de sus jóvenes, que defienda el medio ambiente y sea escrupulosa con lo público, que derribe las barreras burocráticas, que tenga un transporte público de calidad y un plan de movilidad sólido, donde la cultura en todas sus manifestaciones sea un gran valor capaz, además, de generar riqueza, que mire a su río y lo convierta en caudal de prosperidad, que recupere los espacios históricos abandonados y los convierta en enclaves vivos.

Las propuestas de Pilar Távora son las que la gente corriente, de la calle, considera prioritarias. Un planteamiento de sentido común que, según ella, es algo de lo que se echa hoy en falta en muchos políticos. La Sevilla que sueña la candidata andalucista es la misma a la que muchos sevillanos, como la madre de Machado, confían algún día en llegar de nuevo. Si no ellos, sus hijos o nietos. Alguien dijo que la política no es para idealistas (tal vez tampoco para artistas sensibles). La clave es que Távora no se considera una política al uso y que el aliento de siete de cada diez sevillanos con los que habla en la calle, "cansados de lo mismo y defraudados por el PP", ya la han animado a emprender ese camino a la Sevilla soñada, consciente del reto y convencida de que debe intentarlo. Y, para esto, a la hija del dramaturgo Salvador Távora le sobran tablas.

Retales

Una iniciativa municipal con cabeza (y culebra)

Desde Vietnam a Venezuela pasando por Taiwán o las Islas Caimán, entre otros destinos exóticos. La campaña promovida por el Ayuntamiento de Sevilla en internet a través de las redes sociales para concienciar a los jóvenes sobre la importancia de luchar contra los malos tratos ha sido ya vista en un total de 87 países. En total, ya se han superado los 46.600 visionados, reproducciones que corresponden mayoritariamente a España, lógicamente, seguida de México, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania. Tal es la aceptación de la campaña que protagonizan el Culebra y el Cabeza, sevillanos aupados a la fama en youtube y por películas como El mundo es nuestro, que ya se ha subtitulado en inglés, para facilitar su comprensión. Buena y mediática elección para llegar a un público joven. #Échalecabeza se llama la campaña. En el equipo de Zoido hay quienes se la han echado ya a esto de promocionar Sevilla y pasear su nombre por el mundo.

Los relevos en el PSOE y el alcalde Limones

En Alcalá de Guadaíra están difundiendo la idea de que la dirección del PSOE buscará en breve al alcalde, Antonio Gutiérrez Limones, un buen puesto que traspase fronteras y sirva al socialista para culminar su carrera municipal. Lo cierto es que el PSOE no teme la jubilación, algún día, de otro histórico como es Francisco Toscano, aunque no haya tampoco un claro sucesor, pues en Dos Hermanas el patio está tranquilo y la ruleta electoral gira sola. Pero el escenario de Alcalá es otro, más endeble, y sustituir "la personalidad" de Limones les supone arriesgar mucho.    


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