No hay croquetas en Sidney ni en Estambul

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Historias de fútbol. Estampas protagonizadas por dos sevillanos que fueron árbitros en la élite: Medina Cantalejo, el cuarto árbitro de la expulsión de Zidane, y Japón Sevilla.

Francisco Correal

30 de abril 2014 - 01:00

ME van a señalar fuera de juego. Empezó la semana de preferia y cada día me encuentro con un sevillano que fue árbitro de fútbol en Primera División. El domingo, con Luis Medina Cantalejo, en Casa Ricardo, antigua Casa Ovidio. El lunes, con José Japón Sevilla, en el consulado de Colombia, con motivo de un homenaje a la memoria de Gabriel García Márquez, muy futbolero como todos los colombianos. En el otro Mundial de Brasil, el de 1950, proponía un partido de fútbol en el que las potencias dirimieran en el campo de juego el dominio mundial. Macondismo utópico.

Los árbitros de fútbol. Personajes fundamentales en el mentidero nacional. En el único cambio que ha hecho Rajoy en su Gobierno, ha nombrado para sustituir a Arias Cañete al frente del Ministerio de Agricultura a una ingeniera agrónoma con apellidos, sobre todo el segundo, de colegiado: Isabel García Tejerina. Japón Sevilla ya ha estado en Japón en tareas consulares y prepara la presencia de grupos culturales de Sendai y de Nueva York en la Coria de los samuráis. Sustituyó en el cargo consular al arquitecto José María Cabeza Laínez. No es el único cónsul que estuvo investido con la autoridad del silbato. José Ignacio Bidón Vigil de Quiñones, bisnieto del coronel médico Rogelio Vigil de Quiñones, uno de los últimos de Filipinas, es abogado, cónsul de Filipinas en Andalucía y Extremadura y fue árbitro en Primera División.

Medina Cantalejo compartía mantel en Casa Ricardo con su hijo Luis y con su madre, la señora Cantalejo, guapísima a sus 82 años. Este país le debe un homenaje a las madres de los árbitros. Son vejadas todos los domingos y fiestas de marcar y nadie salvaguarda su integridad moral. Saludé al colegiado y ocupé mi asiento en este consulado cofrade de San Lorenzo. Celebrábamos los veinte años de mi hija Carmen, que nació en 1994, año de Mundial y de ascenso del Betis. "El hombre al que he saludado expulsó a Zidane en un Mundial", le dije al amigo de mi hija.

Zinedine Zidane eliminó al Betis de la Recopa con un gol cuando jugaba en el Girondins de Burdeos y le marcó al Sevilla el único hat-trick de su carrera balompédica. Pero no fueron esos los motivos para que Medina Cantalejo contribuyera a aquella expulsión, por muy defensor que sea de las tradiciones sevillanas de las que forman parte los equipos de la ciudad. Era el cuarto árbitro en la final del Mundial de Alemania 2006 que disputaban Francia e Italia. Vio el cabezazo que Zidane le propinó al italiano Materazzi, a quien había expulsado en otro partido de ese campeonato.

Los árbitros de fútbol, sobre todo en la élite, son trotamundos. Un día a Medina Cantalejo le asignaron un Villarreal-Zaragoza de Liga que no pudo arbitrar al ser designado para el partido de repesca de ese Mundial Turquía-Suiza. Lo impugnaron los turcos, fue atendida su protesta y viajó desde Estambul hasta Sidney para ser el juez del sorprendente duelo en el que Australia dejó fuera del campeonato a Uruguay en la tanda de penaltis. El portero australiano era Mark Schwarzer, un viejo conocido de los sevillistas. Fue quien recogió el balón en los cuatro goles, uno de Luis Fabiano, dos de Maresca, otro de Kanouté, en la final de Eindhoven de mayo de 2006 en la que el Sevilla de Juande Ramos goleó al Middlesborough. El mismo día que se murió Jacinto Pellón. Schwarzer tiene 41 años, igual que Palop, y el otro día vivió su minuto de gloria cuando Mourinho lo puso a calentar para que sustituyera a Cech con el Chelsea en el campo del Atlético de Madrid.

Sevilla-Villarreal-Estambul-Sidney. Viaje a las antípodas de un colegiado sevillano, amigo de sus amigos, puente generacional entre su madre y su hijo, que sabe que en ninguna de esas ciudades de tan remotos confines encontrará unas croquetas como las de Casa Ricardo que le sirvió su amigo Jesús.

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