Cuarenta policías nacionales participan estos días en un curso de detección de tendencias suicidas, organizado por la Confederación Española de Policía (CEP). Las jornadas están siendo impartidas por distintos especialistas en psiquiatría y se centran principalmente en el trato con discapacitados psíquicos y enfermos mentales. Estos colectivos constituyen la población de mayor riesgo de suicidio. Con este curso, los policías pueden conocer cuándo están ante una persona que pretende quitarse la vida y avisar de ello a las autoridades sanitarias para que decreten un ingreso involuntario.

"Se trata de que los policías sean los primeros guardianes", apunta el psiquiatra Andrés López, de la Federación Andaluza para la Integración Social del Enfermo Mental (Faisem). "Hay un cóctel explosivo que eleva mucho el riesgo de suicidio. Una persona que sufre un problema de salud mental, que ha tenido antecedentes de suicidio, que está sometida a una situación de estrés y que consume tóxicos, incluyendo entre ellos al alcohol, es una bomba de relojería", apuntó el especialista.

El curso trata de desmontar una serie de tópicos, como el hecho de que una persona que ha sobrevivido a algún intento de suicidio no volverá a intentarlo. O que no lo intentará porque acaba de recibir el alta hospitalaria. "Generalmente, una persona con tendencias suicidas suele enviar mensajes, ya sea directos, diciéndolo abiertamente, o indirectos, despidiéndose de sus familiares, por ejemplo. Los policías en sus intervenciones están en contacto directo con ellos y pueden tratar de convencerlos de que el suicidio es una solución eterna para un problema que puede ser temporal", añade López.

El curso también lo imparten Ele Rodríguez, coordinadora de Faisem; Concepción Toro, abogada y asesora de la Federación Andaluza de Familiares y Personas Enfermos de Salud Mental (Feafes); y Ana Mingorance, coordinadora de Feafes Andalucía. Por la CEP participan el secretario general en Sevilla, Ángel Reina; y el secretario de formación, Javier Cortés.