La multiplicación del pan

Proyecto social

El comedor social de San Juan de Acre, de la Orden de Malta, duplica en tres años el número de personas que atiende al día, con un récord este invierno de 280 comensales en dos horas.

Dos voluntarias en la cocina del comedor social de la Orden de Malta, en la calle Mendigorría.
Dos voluntarias en la cocina del comedor social de la Orden de Malta, en la calle Mendigorría.
Cristina Díaz

27 de abril 2015 - 05:03

De 110 a 229 comensales diarios. En tres años y medio, el número de personas atendidas por el comedor social San Juan de Acre, gestionado por la Orden de Malta, se ha duplicado. Según Gonzalo Rosillo-Daoiz y Delgado, delegado de la Orden de Malta en Andalucía, el invierno ha sido "especialmente duro", con picos máximos de 280 personas en dos horas, cerca de un 155% más de comensales que en noviembre de 2011, cuando abrió este comedor social.

Desde la Orden de Malta desconocen las causas exactas de este incremento, pero apuntan como posible motivo el "largo invierno" de este año: "Muchos vienen a refugiarse del frío, es el único comedor social de Sevilla que abre por las tardes, de cinco a siete", señala Gonzalo Rosillo-Daoiz. "Algunas de las personas que acuden al comedor vienen sólo a tomar café, algo que les caliente", añade su compañera María Torres Ternero, responsable de la organización y desarrollo del comedor.

En 2014, se sirvieron 41.695 comidas. El año 2015 ha arrancado con más fuerza, según señalan desde el Orden de Malta, y los datos acumulados hasta abril son superiores a los registrados en la misma fecha de 2014, cuando la cifra de comensales comenzaba a decaer con la llegada del buen tiempo.

Los responsables del centro destacan que a este comedor, el único que la organización tiene en Sevilla, puede acceder cualquier persona, indistintamente de su religión o nacionalidad: "Aquí no pedimos papeles", señala María Torres, al tiempo que apunta que su labor es "puramente" asistencial, no hay trabajadores sociales. Además, aunque el comedor nace con una clara vocación cristiana, aquí "nunca se sirve cerdo", para respetar las costumbres de los comensales musulmanes. Y, "si se acaba la comida pero sigue habiendo gente fuera esperando, se improvisa algo en la cocina. Nadie se queda sin comer", explica María Torres.

Desde que abrió el centro, el 80% de las personas que acuden a este comedor de la calle Mendigorría son hombres. Los extranjeros predominan, especialmente los subsaharianos y marroquíes. No obstante, según el delegado de la Orden de Malta en Andalucía, se aprecia un aumento de las personas de nacionalidad española.

"No todos los comensales viven en una situación de pobreza extrema. Los perfiles son muy variados", apunta Gonzalo Rosillo-Daoiz y Delgado. "Hay personas que tienen su casa, que las cosas le han ido mal y vienen aquí a comer". Entre las ochenta y cuatro sillas naranjas distribuidas entre las catorce mesas que componen este comedor, se aprecian rostros de todas las edades y condición. "Aquí encuentras de todo, personas marginales, drogadictos, extranjeros o, simplemente, personas que han tenido mala suerte en la vida", aclara el delegado.

Hoy, el menú consiste en ensalada de pasta, un guiso de garbanzos, macedonia de frutas y café con galletas. Tanto la elaboración de los platos como el reparto de los mismos corre a cargo de los voluntarios, desde estudiantes a abogados, profesores o amas de casas. Su perfil es de lo más variado, así como la franja de edad, que va desde los 16 a los 80 años. Algunos, incluso, se han beneficiado de este servicio social y ahora acuden como voluntarios. "Es muy importante que la gente joven se implique en proyectos como estos, que vean la realidad con sus ojos", comenta Isabel, una de las 300 voluntarios.

El comedor de San Juan de Acre cuenta con la colaboración del Banco de Alimentos, principal proveedor, ayuda que completan con las donaciones particulares. Además, desde 2013 recibe una subvención de 50.000 euros anuales por parte del Ayuntamiento de Sevilla.

Más ayudas para los comedores

El Ayuntamiento de Sevilla, gobernado por Juan Ignacio Zoido, destaca que en los últimos cuatro años las ayudas a comedores y catering sociales han crecido de manera progresiva. Así, según los datos ofrecidos por el propio Consistorio, el comedor de San Vicente de Paúl, en el Pumarejo, recibe anualmente 100.000 euros, frente a los 55.000 que recibía en 2011. Asimismo, la subvención que recibe la cocina de Nuestra Señora del Rosario, en Triana, ha pasado de 5.000 a 45.000 euros en cuatro años; la ayuda del comedor social de la Hermandad de Bellavista ha aumentado en 31.000 euros; y la del comedor de los Hermanos de San Juan de Dios, en 50.000 euros más. A esta lista se ha sumado durante este mandato el comedor de San Antonio de Torreblanca, que recibe 14.000 euros, según el gobierno local. También se han firmado nuevos convenios con catering sociales por un importe de 240.000 euros. Entre ellos destacan el servicio instalado en Tres Barrios Amate, que atiende a una media de 130 familias diarias y recibe una ayuda municipal de 60.000 euros; el de Su Eminencia, con una subvención también de 60.000 euros; y el del Polígono Sur, con 120.000 euros. El Ayuntamiento destaca que también existen convenios "a coste cero" con la Fundación Persan para "sufragar las necesidades básicas de alimentación" de las familias de Tres Barrios; y con la Fundación Cruzcampo, que actúa en Torreblanca.

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