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En busca de la sombra

La vegetación y el agua bajan 5 grados la temperatura

  • El centro de Sevilla cuenta con varios 'oasis' en los que refugiarse cuando el sol aprieta y el termómetro sube.

La sombra es, según el diccionario de la Real Academia Española, una "imagen oscura que sobre una superficie cualquiera proyecta un cuerpo opaco, interceptando los rayos directos de la luz". En Sevilla es una tarea harto complicada hallar la sombra no sólo ya en los barrios, sino en la mayor parte del centro histórico, donde hacen vida la mayoría de los sevillanos y por donde pasean los turistas que visitan la ciudad. Sevilla, como todo el sur de la Península, se enfrenta al enorme reto de prepararse para el cambio climático. Las últimas actuaciones urbanísticas en la ciudad no han tenido en cuenta este hecho acuciante y se han seguido construyendo plazas duras, con pavimentos inadecuados y una ausencia prácticamente total de árboles y agua. La Avenida de la Constitución, la calle Almirante Lobo o la Plaza de Rafael Salgado, en Bami, son algunos ejemplos. Pero ante este despropósito urbanístico, existen en el centro de la ciudad algunos lugares en los que refugiarse cuando el sol no da tregua y el termómetro se eleva hasta los 40 grados.

Junto a Enrique Figueroa (en la imagen superior), catedrático de Ecología de la Universidad Sevilla, este periódico realiza un recorrido por el centro de la ciudad buscando los oasis en los que poder resguardarse del sol y de las altas temperaturas del verano de Sevilla. Las mediciones se realizan entre las 11:00 y las 13:00 en un día en el que la temperatura máxima fue de 39 grados a las 17:30. El profesor comprueba la temperatura ambiente a la altura del peatón en estos sitios frescos y las compara con las del lugar más próximo al sol. La diferencia puede llegar a ser de hasta cinco grados, aunque la sensación térmica es todavía más agradable si el lugar dispone de vegetación o agua.

¿Dónde puede buscar refugio una persona ante el intenso calor? En un lugar donde circule el aire, haya vegetación y agua. En Sevilla se ha ido perdiendo esta combinación y es prácticamente imposible encontrar un espacio que reúna estos tres condicionantes, más allá de los parques y jardines, como el de María Luisa o Murillo. Uno de los enclaves más frescos del centro es la Plaza Josefa Reina Puerto, que une la Magdalena con San Eloy. En ella se reúnen todos los factores, salvo uno. "¿Por qué no hay una fuente?, pregunta Figueroa. Su alta arboleda ha creado una gran galería que unida a los edificios, al efecto túnel del pasaje y a los parterres con arbustos (aunque no estén en las mejores condiciones), hace que la temperatura sea de 29 grados por los más de 34 que hace a unos metros al sol. En Sevilla es también muy complicado encontrar zonas de descanso con bancos. Los de esta recoleta plaza están siempre ocupados sea la hora que sea porque es un lugar que invita a descansar.

La construcción de pérgolas vegetales es otra manera muy efectiva de crear sombra y, por consiguiente, propiciar alivio térmico. Dos claros ejemplos son las del Cristina, "¿por qué no hay bancos en ellas?", lamenta el profesor; o la que hay en el Callejón del Agua, en Santa Cruz. En general, todas las calles de este barrio son un oasis en el que guarecerse del sol y el calor. "La trama de calles estrechas, con edificios altos contribuye a ello. Digamos que la antítesis de una agradable calle de Santa Cruz es la inhóspita Avenida de la Constitución".

El Andén del Ayuntamiento es una opción para buscar refugio cuando el calor aprieta. La sombra que proyectan los plátanos, los naranjos y la propia Casa Consistorial, además del efecto de la vela, hace que la temperatura sea de casi cuatro grados menos. "El suelo también está a la misma temperatura, hay un equilibrio térmico", explica Figueroa.

Cerca del Ayuntamiento está el Patio de los Naranjos del Salvador, un lugar muy agradable en el que se puede hacer una parada. "Hay naranjos que dan sombra y agua". La temperatura ambiente es de 31 grados. Figueroa también comprueba a cuántos grados se encuentra la solería de granito: "Está a 40 grados al sol y a 31 a la sombra".

También se puede buscar refugio en el principal eje comercial de la ciudad, formado por las calles Tetuán y Velázquez. Aquí no hay grandes árboles, aunque sí hay toldos y el efecto añadido que supone el aire acondicionado que sale de las tiendas y enfría el ambiente. Este hecho hace que la temperatura baje hasta los 27 grados si el peatón se sitúa en la puerta de una de las grandes tiendas. "Esta calle es agradable pero su coste energético y medioambiental es importante", puntualiza Figueroa.

En el centro de la ciudad hay también plazas escondidas en las que buscar refugio cuando el mercurio se eleva de lo lindo. Una de ellas es la de Santa Marta, un bello rincón escondido en la Plaza de la Virgen de los Reyes, tras el convento de la Encarnación. Los árboles, con un efecto pérgola, y la angostura del lugar hacen que la temperatura ambiente sea casi cuatro grados más baja que en el exterior. Un lugar agradable junto a la Avenida es la Plaza del Cabildo. Su particular forma, su galería y la fuente, contribuyen a aliviar el calor. Una vez más se echan en falta bancos para sentarse.

Figueroa, preocupado por el futuro que le aguarda a la ciudad, advierte de la urgencia: "Hay que hacer un plan a largo plazo, que no sea algo de un solo alcalde. Todos los partidos deberían implicarse en ello". La primera actuación sería realizar un mapa térmico de la ciudad que tuviera en cuenta sus diferentes islas de calor y analizar el perfil térmico del ciudadano en distintas situaciones: "Hay que estudiar la zona turística y consolidada, pero también, y casi primero, los barrios. Están tremendamente desprotegidos. Hay personas que no pueden salir de sus casas. Están secuestrados. El alcalde, Juan Espadas, lo sabe. Yo confío en él, pero no podemos perder más tiempo".

Mientras este plan estratégico se pone en marcha, Figueroa lamenta que las nuevas actuaciones urbanísticas no tengan en cuenta estas situaciones. Advierte, por ejemplo, de la nueva Plaza de Armas y de la peatonalización del entorno de la basílica de la Macarena: "La sombra se crea con vegetación y agua. Hay que elegir los árboles adecuados y los pavimentos para cada lugar. Según nuestros estudios los árboles atemperan la temperatura entre 4 y 10 grados".

Mientras los gobernantes toman conciencia y actúan de manera decidida, siempre se puede buscar la sombra en estos enclaves privilegiados del centro.

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