Los colores del rival, la exacerbada animadversión con que cada capital andaluza recibe al Sevilla, la ausencia de aficionados visitantes por la contraproducente rigidez mercantil del Córdoba... Son muchos los factores que invitan a ver el partido de esta tarde en El Arcángel como si de un derbi se tratara. Choca abruptamente, claro está, el alto concepto de derbi que se tiene en la Sevilla futbolera con este oportunista paralelismo. Mientras en otras ciudades andaluzas califican así, de forma quizá grandilocuente, cualquier enfrentamiento con otro equipo de la región, en Sevilla aún se respeta el origen etimológico y auténtico de la palabra inglesa. Pero bien haría el Sevilla de Unai Emery en tomárselo como tal.

No esperarán con flores al Sevilla junto a El Arenal. Al lógico sentimiento de euforia del recién ascendido ante la visita del gran rival sevillano se une en este caso el enconamiento del feo asunto de las entradas. El sevillismo ha decidido no coger la A-4 ni el AVE para acompañar a su equipo y lo que iba a ser un desplazamiento masivo, quizás el mayor de la temporada, se ha quedado en enfado general. Bueno, para ser fieles a la verdad no ha sido el sevillismo quien ha decidido no estar en El Arcángel, sino que han sido el consejo de administración del Córdoba y su muy especializado departamento de marketing los que no se lo han puesto fácil. El Córdoba paga la novatada del neófito en Primera quedándose sin negocio, para desazón de los hosteleros cordobeses, y el Sevilla se queda solo ante el peligro. Con lo fácil que hubiera sido para los rectores cordobeses seguir la máxima de donde fueres haz lo que vieres. Pero no, entradas a 70 euros y la jaula para visitantes, a estrenar, vacía...

Pero a las siete de la tarde, cuando Velasco Carballo dé el pitido inicial, todo esto quedará en agua de borrajas. El Sevilla vuelve a la Liga, el pan nuestro de cada día según Emery, después de su cómoda exhibición ante el Feyenoord. El Córdoba, en cambio, no está para frivolidades por su necesidad de sumar su primer triunfo en Primera División, tras una digna derrota en el Santiago Bernabéu y dos empates, uno en casa ante el Celta y otro en Almería. Así pues, para el equipo de Albert Ferrer el encuentro ante el Sevilla se presenta como el idóneo para su primera gran reivindicación en la Liga española. Qué mejor carta de presentación que ganar el derbi con el Sevilla. Y esta intención, que estará grabada a fuego en los blanquiverdes, es lo que debe evitar Emery.

Para ello, seguramente, optará por el Sevilla lidiador. El Sevilla artista, el de Reyes, Deulofeu, Banega, Iago Aspas... esperará turno, que el miércoles, ante la Real Sociedad, hay otra oportunidad en Nervión para continuar el reparto de esfuerzos y minutos. Hoy es un día para el traje de faena y seguramente muchos de los que no fueron titulares el jueves volverán a serlo hoy. Aunque no sería de extrañar que Emery ya fuera introduciendo alguna que otra pincelada suelta para conformar ese equipo ideal que aúne trabajo táctico y calidad técnica. La gran duda se despejó por la noche, cuando Emery incluyó en la convocatoria a Beto. Todo apunta a que el meta recuperará la titularidad.

Por ahora, en la Liga ha habido mucho más de lo primero que de lo segundo. El Sevilla está en zona de Champions desde su versión práctica y hoy debe seguir ese camino, pero sin olvidar que tiene calidad como para darle la vuelta a la intensidad de un rival corajudo y voluntarioso como el Córdoba.

La confianza por el buen inicio puede ser un arma de doble filo. El equipo de Ferrer está bien trabajado y tiene algún que otro futbolista que puede hacer daño si no hay una adecuada respuesta desde el orden y la intensidad. Fede Cartabia, autor de los dos goles del Córdoba en Primera, está en vena y Fausto Rossi, uno de los muchos medios centro que fueron vinculados al Sevilla, le da al Córdoba la pausa en la medular. El partido no es fácil, tiene sus aristas, así que, mejor tomarlo como si fuera un derbi, aunque no lo sea.