Sevilla-Standard de Lieja · la crónica

El campeón se lo toma muy en serio (3-1)

  • El Sevilla encarrila por fin su clasificación para la siguiente fase tras darle la trascendencia que merecía a la cita con el Standard. El equipo de Emery pisa el acelerador a fondo y gracias a eso fue muy superior.

El Sevilla no quería ningún susto y ejerció de campeón contra el Standard de Lieja para dejar bastante expedito el camino hacia la primera de las eliminatorias de la Liga Europa. Unai Emery le dio a este encuentro la trascendencia que requería y dejó las masivas rotaciones para una mejor ocasión, lo que devino en un equipo tremendamente serio, en un Sevilla que hizo todo lo posible para evitar una sorpresa que le complicara la clasificación y que ni siquiera llegó a descomponerse cuando los belgas igualaron la contienda a través de un rebote en una falta que pegó en el cuerpo de Denis Suárez. Como ya había advertido el propio técnico vasco en las vísperas, entonces no debían aparecer las dudas y para eso requería a gente con experiencia. Sus hombres respondieron a la perfección.

Es verdad que no fue un partido particularmente brillante para los sevillistas, pero sí pusieron todo lo necesario para que al final quedara mucho más despejado ese horizonte europeo. Nada que ver con la actitud de dejarse ir mostrada en los viajes a Rijeka y Lieja, el Sevilla salía con todas las pilas cargadas desde el arranque y no había más que repasar la alineación en la hojilla oficial para entenderlo. Sólo cuatro cambios respecto a Bilbao para introducir en el once a Figueiras, Deulofeu, Reyes y Gameiro. Salvo la entrada del delantero francés por Bacca, que por otra parte fue moneda común en el anterior ejercicio, toda la columna vertebral se mantenía intacta en el deseo de Emery de no permitir ningún sobresalto que pudiera alterar el discurrir en este torneo.

Sin desmerecer a una plantilla de un nivel medio que tira hacia el notable, ahí estaban los Beto, Pareja, Carriço, Mbia y Krychowiak para darle empaque a un equipo bastante más reconocible que el utilizado en otras ocasiones entre semana. Y el Sevilla le iba a demostrar al Standard de Lieja que la racha de su nuevo entrenador, Ivan Vukomanovic, se iba a ver truncada en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Lo hizo, además, muy pronto, pues a los nueve minutos ya había tenido el lateral Figueiras la primera oportunidad para adelantar a los anfitriones.

El plan de juego incluía una serie de variables que resultaban evidentes desde la grada. Al contrario que en otras ocasiones, los blancos no arriesgaban mucho atrás y cuando llegaba la presión de De Camargo y compañía el método era buscar pelotazos a la espalda de la defensa rival para que los pelearan tanto Gameiro como Deulofeu, también apoyados por las continuas subidas de los laterales como segunda unidad. Si los belgas no llegaban a agobiar a la salida del balón, entonces sí se optaba por combinar con Mbia o Krychowiak como primer paso para conectar con Reyes y Denis Suárez. A partir de ahí ya podía pasar cualquier cosa para el Sevilla por mucho que el Standard se mostrara sólido en sus coberturas. Y, por último, la tercera vía, como casi siempre, estaba en el balón parado. Avisó Reyes en un córner servido atrás para un muy buen golpeo de Deulofeu con el interior. En esa ocasión todo se quedó en el susto para Thuram, pero en la siguiente fue el extremo catalán quien puso el balón desde saque de esquina. Su golpeo fue espectacular, tenso, goloso para los rematadores, Mbia desvió y Gameiro se encontró en solitario la opción de adelantar a los suyos.

Gol del francés, el Sevilla está muy pronto por delante y parece que el camino se va desbrozando. Pero entonces llega el único momento del partido en el que los locales concederían opciones al Standard. Fue la única fase de relajación y lo peor para los intereses nervionenses es que se saldaría con un gol de rebote para el Standard, aunque es verdad que hasta eso entraba dentro de lo previsible por lo que se estaba viendo sobre el césped.

El Sevilla tenía que reaccionar rápido y Emery se encargaba de transmitir esa energía desde la banda, sabedor de que no estaba permitida ninguna tontería. Reyes, entonces, cogió el mando e incluso iba a lanzar una falta directa al poste cuando parecía que Thuram no podía hacer ya nada. No entró ahí el balón, pero iba a llegar una verdadera obra de arte para que esta vez sí se contabilizara el 2-1. Paredes a velocidad de vértigo con Reyes de principal protagonista y tanto Denis Suárez como Figueiras como actores secundarios. En un visto y no visto el utrerano está delante del portero para tener la frialdad de lanzar un penalti en movimiento. Pase a la red sin mayores problemas.

El Sevilla no había tardado en encauzar de nuevo el litigio y lo hacía con dos laterales profundos y un Krychowiak poderoso. Ni siquiera los inconvenientes por lesiones alterarían este discurrir en el segundo periodo, pues la vara de mando pertenecía al conjunto de Emery. Eso sí, siempre permaneció la inquietud del resultado, sobre todo con el rebote del primer gol en el recuerdo. Hasta que Bacca le dio valor a la valentía de su técnico de defender con dos delanteros. Tercer gol y horizonte despejado. Cuando un equipo es tremendamente superior al otro, como el Sevilla sobre el Standard, la clave es tomárselo en serio.

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