Vivir en Sevilla

Creadores hambrientos de futuro

  • Cuatro jóvenes artistas relatan sus dificultades para vivir de su trabajo. Los certámenes y las becas de formación fuera de Sevilla se alzan como fuentes de ingresos y vías de reconocimiento.

Sólo el pasado curso 2012-2013 salieron por la puerta de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla 149 titulados, 54 hombres y 95 mujeres . A esta cifra hay que sumar los jóvenes formados en otros centros como la Escuela de Arte de Sevilla, con una oferta de doce ciclos de grado superior y siete de grado medio. El campo de las artes nunca se ha caracterizado por sus numerosas salidas profesionales, pero la crisis económica ha azotado duramente a un sector donde las ventas han caído sustancialmente, las galerías de arte apuestan por artistas consagrados y los concursos se presentan como la única alternativa de ingresos para los artistas.

Tras comenzar sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, Inma Fierro (Los Palacios y Villafranca, 1985) se licenció en la Universidad de Barcelona. El expresionismo abstracto es su seña de identidad, técnica que perfeccionó durante su estancia en Florencia y Berlín. Hoy, con tres colecciones propias bajo el brazo, Fierro pasea su catálogo por las galerías de Sevilla en busca de alguien que desee exponer su obra. "Éste es un momento muy difícil, se han cerrado muchas galerías y los jóvenes tenemos problemas para entrar en el circuito, ya que los galeristas apuestan más por los artistas consagrados para asegurarse ciertas ventas", señala la joven palaciega, Premio Nacional de Pintura ArtNalón 2013 (Asturias) y Galardón Joven del Año de Los Palacios y Villafranca 2012. "Debería haber un enamoramiento hacia la pintura por parte de los galeristas, y no tanto amor al negocio".

Tauromaquia -donde Inma Fierro se reconcilia con su tierra tras varios años fuera- y Dolores Paríos -un canto a la vida a través de los colores y donde desarrolla el tema de las enfermedades- son sus dos colecciones más representativas. La primera ha sido expuesta en Jaén, Móstoles y Murcia, además de en Nueva York en una muestra colectiva gracias a la Fundación Gabarrón; mientras que la segunda se expone actualmente en la Galería El Arte de los Imposible en Gijón y en febrero se podrá ver en Cáceres. "Puedo decir que no soy profeta en mi tierra".

Éste no es el caso de Ana Barriga (Jerez de la Frontera, 1984), que, el próximo mes de diciembre, expondrá Panel de control. Pintura fragmentada en la sevillana Sala Kastelar gracias a la beca Iniciarte que concede la Junta de Andalucía. Se trata de la primera exposición individual de esta artista licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, además de ebanista y escultora. "Nos ha tocado una época complicada. Es cierto que el mundo del arte nunca lo ha tenido fácil, pero en los años 80 el sector contaba con un gran apoyo. Ahora, las partidas económicas que se destinan al arte es lo primero que desaparece. Lo consideran menos necesario", indica Barriga, que en 2011 representó al departamento de Pintura de su facultad en el encuentro bienal de arte universitario Ikas Art, celebrado en Bilbao, con la obra Qué triste es ser amarillo, "certamen que no se ha desarrollado este año por los recortes".

Ana Barriga asume el error y el hallazgo como método de trabajo. Para ella, la pintura es un medio de expresión. La artista, que lleva siete años viviendo en Sevilla, destaca por su pintura figurativa y, en 2012, fue seleccionada para la exposición Que vienen los bárbaros, colectiva de jóvenes emergentes comisariada por el artista Ignacio Tovar y el critico Sema D´Acosta. No obstante, Barriga reconoce no vivir del arte: "Para llegar a fin de mes trabajo en dos sitios distintos, en Fnac y en un bar de la Alameda. Todo lo que gano en los certámenes lo invierto en mi obra".

Ante las pocas expectativas de futuro, Ana Barriga se plantea abandonar España. "En febrero quiero marcharme a México. Es un país en crecimiento y con mucha versatilidad en el campo de la pintura. Es un buen momento para los artistas allí. La pintura va más allá de la tradición pictórica, algo muy común en Sevilla".

De una opinión similar es el escultor Manuel Casellas (Sevilla, 1979), que, tras finalizar el tercer curso de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, continuó su formación en Bilbao, Milán y Argentina. "Pasar por Bilbao ha sido lo más importante que he hecho en mi carrera. Fue un choque brutal, un cambio radical de la ideología y de la concepción del arte. Allí, éste es mucho más contemporáneo. No digo que sea mejor que el de Sevilla, es distinto. Digamos que aquí te enseñan a hacer y allí a pensar", reconoce el escultor que, con 23 años, decidió abandonar su trabajo de auxiliar de clínica en un asilo y matricularse primero en la Escuela de Arte de Sevilla y después en la Facultad de Bellas Artes. "En Sevilla se parte de la tradición. Es cierto que a veces se apuesta por autores contemporáneos como Miki Leal, pero el modelo de Zurbarán impera".

Desde 2012, Manuel Casellas trabaja en el proyecto Obsolescencia programada, una serie de instalaciones creadas para autodestruirse. "Documento todo mi trabajo, pero no conservo nada. Lo que me interesa es el acontecer de la obra, no el concepto". Dos ejemplos de esta colección son A fuego, realizada con fósforos sobre pared, e Imperfect Lovers, una instalación a base de martillos, bombillas y electroimanes.

Segundo Premio de Artes Visuales Málaga CREA 2013 y finalista en el Concurso Internacional de Scultura Parque de Levante (Murcia) de la Fundación Gabarrón, Manuel Casellas desea regresar pronto a Bilbao. "Allí encuentro una mayor similitud con mi manera de entender el arte. Además, el nivel económico de la ciudad es superior. Aquí malvivo. Lo que gano con los concursos lo reinvierto en mi obra. Vivo gracias a la ayuda de mi familia".

Algo más de suerte tuvo en sus inicios Gloria Martín (Alcalá de Guadaíra, 1980), que actualmente expone El traslado de la imagen en la Galería Birimbao. "Cuando terminé la carrera en 2004 no había crisis. Existían más concursos y pude trabajar con varias galerías", aclara la artista, Premio Focus Abengoa 2012 y ganadora de la Beca Sevilla es Talento 2013, que otorga la Fundación Valentín de Madariaga. "Ahora ves a artistas de 50 años, muchos consagrados, participando en certámenes porque es la única manera de conseguir ingresos. Esto te entristece porque piensas que tú puedes coger la maleta y marcharte, pero ellos tienen responsabilidades". Gloria Martín admite que vive de su trabajo, pero sin estabilidad: "Vivir del arte es como vivir de la lotería. Es cuestión de suerte, depende del día".

La obra que actualmente expone en Birimbao, de la que ya ha vendido seis piezas, surge de una investigación académica sobre la evacuación del Museo del Prado durante la Guerra Civil. Salas vacíos, lienzos amontonados, vírgenes encajonadas. "Narro cómo los cuadros salvaron la vida y, de forma paralela, hago una metáfora de la situación actual del país".

Presente en la 74º Exposición Internacional de Artes Plásticas de Valdepeñas el pasado mes de octubre con la obra Tesoro, a Martín le gustaría ejercer de profesora pero, "tras aprobar las oposiciones con buena nota pero sin plaza", busca destino en Europa para los próximos meses, "posiblemente París", donde pretende invertir la beca de 12.000 euros de la Fundación Valentín de Madariaga. La maleta como solución.

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