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La concesionaria de la mina y la CHG estudian si la escombrera puede convertirse en presa

Una vista de la mina.

Una vista de la mina. / Antonio pizarro

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y México-Minorbis, grupo adjudicatario de los derechos de explotación de la mina de Aznalcóllar, están en una "vía de solución favorable" para la concesión de los permisos de agua, después de "conversaciones a muy alto nivel". En una entrevista con Europa Press, el presidente de la CHG, Antonio Ramón Guinea, destaca que "había, ciertamente, desfases entre los caudales que deben extraerse, los niveles y los sondeos de control, pero están elaborando un plan muy serio que creo que va a resolverse muy bien", asegura. Entre las opciones que se barajan está aprovechar la escombrera a modo de presa.

Una de las condiciones impuestas a la adjudicataria es que el plan debe presentarse en un plazo "muy breve", antes de que termine el año civil. Si se acredita un cumplimiento rápido de las condiciones y todo está acorde con el futuro de la mina, "todos nos daríamos por satisfechos", destacó Guinea. El asunto ha permanecido vivo mucho tiempo. De hecho, se abierto expediente por el retraso en el cumplimiento de las estipulaciones establecidas.

Tras el desastre ecológico en la mina de 1998, el embalse que explotaba Boliden pasó a la CHG. Ahora, la empresa debe pedir permiso para usar el agua. En cuanto a las medidas que se analizan para aliviar la presión sobre el acuífero de Doñana, dado que la mina necesita mucha agua, Guinea explica que se plantean dos alternativas. Una es el recrecimiento de la actual presa del Agrio, que se diseñó con una obra de desagüe que, con el tiempo, "se demostró que no tenía la capacidad de alivio suficiente con las actuales normativas de seguridad y conservación". Por eso se obliga a que el embalse no se aproveche en su totalidad, pues hay que dejar resguardos para evitar desbordamientos.

La otra opción es la utilización de la gran escombrera de Aznalcóllar como uno de los elementos de sustentación de la presa. Dado que este espacio no se ha concebido como pantano, la CHG ha encargado un estudio geológico para analizar aspectos como el grado de compactación o la estratificación de distintas densidades en una zona que garantizaría de 40 a 50 hectómetros cúbicos al año de media. Si se confirma que la escollera puede ser utilizable, se habilitaría otro embalse que, por un lado, podría tener uso industrial y, por otro, abre la posibilidad de que ese agua pueda regar la llamada comarca de la fresa, lo que facilitaría el cierre de pozos del acuífero de Doñana y aliviar la presión sobre éste. Las dos alternativas se confrontarían para decidir cuál es la mejor, según Guinea.

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