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Dar la cara, no ponerla

  • El Sevilla está obligado por su propia esencia a levantarse y mirar de frente al engallado Atlético.

Uno de los mensajes evangélicos que más sorprendió siempre, por lo éticamente revolucionario que fue en una sociedad justiciera, y que sigue sorprendiendo hoy, en este tiempo de egoísmos y poca empatía con el prójimo, fue el de poner la otra mejilla al recibir un guantazo. Y uno de los dichos populares que más éxito tuvo desde siempre fue el de Dios nos dijo que fuéramos hermanos, que no primos. Sirva este díscolo introito para poner en situación, con la perspectiva más amplia posible, el partido que juega hoy el Sevilla en el Vicente Calderón. El equipo de Jorge Sampaoli, tocado que no hundido tras el petardo del King Power Stadium, acude a defender su renta como tercer clasificado precisamente ante el equipo que quiere darle caza en la Liga mientras en la Champions pretende vengarlo de su verdugo, el Leicester City, que ya fue caprichosa la dichosa bolita...

El contexto, visto cómo llegan a la cita uno y otro, no es el idóneo. El Sevilla lleva dos partidos seguidos empatando en la Liga y ha perdido en estas dos jornadas los 9 puntos de colchón que tenía después de vencer con muchísimos apuros al Athletic de Bilbao, en el último triunfo que atesoran los hombres de Sampaoli, que coincidió con el frenazo que supuso para el equipo de Simeone la derrota con el Barça y el empate en Riazor. Pero el Atlético lleva dos triunfos consecutivos en la Liga y llega respaldado por su exitoso duelo en la Champions con el Bayer Leverkusen, ante el que defendió la renta lograda en Alemania un día después del palo en Inglaterra del Sevilla.

5Puntos. Los que mantiene de ventaja el Sevilla sobre el Atlético, algo inopinable al principio de todo

En teoría, los madrileños tienen más cansancio, pero es que la fatiga mental de los hispalenses es tremenda, porque nadie esperaba que fueran a caer ante la cenicienta que todos envidiaban en la Liga de Campeones. Y menos de la forma en que lo hizo, con la misma impotencia que mostrara en la segunda parte ante Alavés y todo el partido prácticamente frente al Leganés, con las recurrentes dudas que ya exhibió ante el Athletic en su última sonrisa competitiva, aquel agónico triunfo por 1-0.

Pero abriendo la perspectiva, dejando en un plano muy posterior, desenfocando lo máximo posible lo ocurrido el martes pasado y poniendo la lupa en la clasificación liguera, el Sevilla le saca 5 puntos, 5 al Atlético de Madrid cuando se va a disputar la jornada vigésima octava. Es decir, que en el peor de los casos, el Sevilla afrontará las diez últimas jornadas como tercer clasificado y dos puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor. O sea, que el Sevilla llegará al tramo decisivo de la Liga, a ese que ponía como ejemplo Luis Aragonés para ilustrar que lo importante era estar bien situado ahí en las diez últimas jornadas, incluso cayendo derrotado por más de un gol. Y quizá sea lo mismo la derrota por la mínima a efectos del goal average, porque en el general el Atlético tiene una ventaja de 7 goles. O sea, que de perder da más o menos igual hacerlo por uno o por más goles, conque mejor no obsesionarse con eso...

El Sevilla de Sampaoli afronta una cita complicadísima. Después de que en la primera vuelta el partido ante el Atlético fuera la definitiva catapulta para el crédito del entrenador argentino, después de plantear un partido muy cerrado, con dominio del balón y pocas llegadas, un encuentro muy intenso en lo físico y lo táctico, ahora parece que la tortilla ha dado la vuelta de tal forma que ni ser el poseedor de la tercera plaza con ese colchón inopinado de 5 puntos cuando tan avanzada está la temporada, algo impensable a principios de ésta, le da cierta chance al Sevilla.

Pero no debe olvidarse que esto es fútbol y que el fútbol ha visto cosas inimaginables, cómo no va a poder ver que el Sevilla logre salir con la cabeza alta esta tarde de un Vicente Calderón que lo espera rabioso, engallado, con ganas de coger por las solapas al mismo que le ha quitado su lugar de privilegio en la Liga.

Y para salir con la cabeza alta, en las circunstancias descritas, al Sevilla le puede bastar con dar la cara, que no es lo mismo que ponerla. Si sale dubitativo, lamiéndose las heridas y pensando en lo que pudo ser y no fue, la guantada en la mejilla se puede convertir en una manta de sopapos que sí pueden hacer daño en la maltrecha moral del grupo. Si sale creyendo en sus posibilidades, recordando quién es el dueño por méritos propios de esa tercera plaza, quién despertó la admiración de toda España por tutear a los dos gigantes del fútbol nacional (o lo que sea), sí puede mirar a los ojos del gallito Atlético y dar la cara. Y para eso no hace falta que estén los mejores en su punto óptimo, que no lo están, sólo hace falta creer, ser rebelde, volver a ser lo que fue no hace tanto... De eso se trata, de dar la cara y devolver el orgullo perdido a los suyos.

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