Los detalles, esos simples detalles

atlético - sevilla | el otro partido

El Sevilla de Sampaoli sigue dando inquietantes señales ante el reto de defender la tercera plaza.

Conceder a balón parado ante el Atlético, letal.

Godín remata solo y sin estorbo tras deshacerse de Mercado en un fallido intento de fuera de juego: 1-0.
Godín remata solo y sin estorbo tras deshacerse de Mercado en un fallido intento de fuera de juego: 1-0. / Inma Flores
Eduardo Florido

20 de marzo 2017 - 02:32

El Sevilla perdió el cruce con el Leicester City por "detalles". Detalles como la reiteración en los fallos al tirar penales; la expulsión, "producto de la adrenalina y exagerada", en palabras de Jorge Sampaoli, de Nasri; el tiro a la cruceta de Escudero o las ocasiones de gol desperdiciadas en la ida. Esos detalles también salieron a relucir en la comparecencia del entrenador tras la derrota en el Vicente Calderón. El detalle de encajar el primer gol a pelota parada, el detalle de buscar al rival y que el rival genere en ese momento... O el detalle de que Rami no conozca el reglamento, que Godín remate solo una falta ¡indirecta! defendida en el área por Escudero, Mercado y Sarabia, con los más altos en la barrera, o que Nasri tenga el premio de ser titular tras su expulsión en Leicester, añadiríamos con prurito crítico.

El fútbol son detalles, claro que sí, pero detalles sobre una estructura. Y la estructura del Sevilla lleva dando señales inquietantes mucho tiempo. ¿Desde la entrevista de Sampaoli a su tocayo Valdano? Quién sabe. El propio entrenador se engolosinó con pelearles la Liga a Madrid y Barcelona, no torció el gesto por verse en el escaparate nacional, ni por ver su nombre vinculado a Messi... Pero desde la remontada ante el Madrid no ha vuelto a exhibir su mejor versión el Sevilla. Como si todo estuviese ya hecho.

Las exhibiciones ante el Málaga y en Anoeta quedaron muy atrás. Luego llegaron la derrota en Cornellá y el frustrante empate ante el Villarreal. Y desde entonces, cinco triunfos sufridos: Las Palmas, Eibar, el derbi, Athletic y Leicester; y los empates ante Alavés y Leganés como prólogo a lo de Leicester y el Calderón.

Ya es bastante obvio, y al menos el entrenador se ha dado cuenta de ello al hablar de buscar el diagnóstico y la medicina, de que el Sevilla sufre una enfermedad. Habrá quien se centre en la sintomatología en los aspectos físicos, y otros preferirán señalar los mentales como epicentro de la dolencia. Pero que se reconozca desde dentro que hay una enfermedad ya es un avance. Porque ante el Leicester el entrenador se escudó en los detalles...

Lógicamente, si uno acude al Calderón y experimenta con Escudero de medio centro; si permite que Rami realice una falta cerca del área por pretender jugar con la cabeza a ras de suelo, que es juego peligroso; si el árbitro levanta el brazo indicando que es libre indirecto y no se reafirman las marcas; si Godín cabecea solo en el área chica... estamos hablando de detalles. Pero cuando hay tal suma de detalles negativos, como el mensaje de depender del lentísimo Nasri, es que hay un mal de fondo. Claro que sí. Quedan diez jornadas, hay un parón por medio, y el trabajo del entrenador es dar con el diagnóstico... y con la medicina.

La frescura de Correa, antídoto para la depresión

Salió en el King Power Stadium con el Sevilla buscando un norte perdido y al menos meneó aquello. Un disparo contra Schemeichel tras un buen desmarque, el pase en el penalti a Vitolo, un tirazo alto en el minuto 92... En Las Palmas marcó su primer gol en la Liga y en el Vicente Calderón salió y también marcó, otro buen gol, aunque no sirviera de mucho. El argentino, el más joven de la plantilla, puede aportar su frescura como antídoto a la depresión en que parece haber caído el Sevilla. No ha jugado mucho hasta ahora y tiene fuerza para ir al choque, romper en los espacios, llegar y tirar...

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