El fútbol y sus exigencias
villarreal | sevilla
El Sevilla debe aparcar todo lo relativo a la salud de Berizzo y centrar sus esfuerzos en dar un golpe en Villarreal aprovechando la catarsis ante el Liverpool
Los ecos de la gran fiesta en el Ramón Sánchez-Pizjuán aún vibran en el aire. El Sevilla logró apenas un punto que sólo le garantiza que el Liverpool se empleará con todas sus fuerzas para vencer al Spartak en la última jornada, que no es poco. Pero aquello supo a triunfo grande, a noche memorable, a honor restituido tras un mal rato de zozobra y bochorno. Luego llegó la noticia, precipitada, a deshora, por esa pulsión instintiva de la prensa de hoy de la inmediatez como única vía de información, sin caer en que por muy público que sea un personaje, en este caso un entrenador, su salud es algo privado. En este mundo tan conectado a través de las redes invisibles de lo digital ya no tiene uno ni derecho a decidir cuándo informar de una grave enfermedad. Es un personaje público y con eso se justifica todo... aunque el conocimiento de esa enfermedad no tuviera mucho que ver con lo que ocurrió en el césped y en la grada el martes, noche de luces, himnos y estrellas.
Forma parte de las exigencias del fútbol. Va en el sueldo, se podrá esgrimir. El dinero acude presto cuando faltan otros argumentos como mejor justificación de lo que haga falta. Es así y no va a cambiar. Y como no va a cambiar, volvamos al fútbol y sus exigencias. De Europa a la Liga. De unas exigencias a otras con la misma necesidad de responder a las expectativas levantadas y al dinero invertido, siempre el dinero, compitiendo y, si puede, ganando a un rival que en este caso es directo, es decir, que juega por lo mismo que el Sevilla: intentar meterse entre los privilegiados que disfrutan de las etrellas y los himnos de la Champions.
El Villarreal recibe al Sevilla en medio de justificadas quejas por el escaso margen para descansar. LaLiga, el dinero de la televisión manda, ubicó su partido 72 horas después de su partido en la lejanísima Astaná, en el corazón de Eurasia: 6.681 kilómetros de distancia la separan de Villarreal. Esto también forma parte de las exigencias del fútbol, que también tiene sus ventajas, como el avión de lujo que trasladó durante los 14.000 kilómetros de vuelo a los jugadores del Villarreal como en un hotel volante.
Lo cierto es que si el Sevilla ha estado más pendiente de la trascendencia de la enfermedad de su entrenador, el Villarreal apenas ha tenido tiempo para hacer y deshacer maletas. Ambos jugaron dos partidos de alta exigencia en Europa, más el Sevilla, claro está, y ambos deben estar por encima de estas circunstancias, de gran calado en el caso del Sevilla porque la enfermedad de Berizzo no es ninguna broma, y afrontar el partido con sus mejores armas. Es la ley del fútbol y sus exigencias.
Entre estas exigencias está que el Sevilla debe zanjar de una vez la imagen timorata en grandes escenarios. No es que El Madrigal, ahora Estadio de la Cerámica por aquello del dinero, sea un gran coliseo futbolístico. Acoge a la mitad de espectadores que el Sánchez-Pizjuán, pero también a un equipo con muy buen trato del balón que se ha ganado el derecho en este siglo XXI a codearse con los grandes. Y en este tipo de contextos aún no ha dado la cara el Sevilla esta temporada.
Liverpool, Madrid, Bilbao, Moscú, Valencia, Barcelona... Salvo en el inicial triunfo en Estambul y en los subsiguientes en Getafe y Gerona, el Sevilla de Berizzo no ha sido capaz de levantar la voz en ningún gran escenario. Y hoy le llega la oportunidad de hacerlo aprovechando la inercia positiva de ese empate que supo a gloria bendita frente al Liverpool. Entre las conclusiones positivas de aquella reacción heroica cabe destacar la catarsis de un equipo que dio una imagen muy distinta con Banega en el puesto de medio organizador... y sin N'Zonzi.
Algo gordo ha debido de pasar entre Berizzo y N'Zonzi para que, sin que medie lesión, uno de los pilares ni siquiera viaje. El técnico lo justifica porque imagina "un equipo diferente, que cumple e imagina el mismo partido que yo". O sea, que en la dialéctica entre el entrenador y el jugador gana el primero por cómo reaccionó su equipo ante el Liverpool, y porque es el que toma las decisiones. Banega y Franco Vázquez fueron los faros de la catarsis ante el Liverpool y Berizzo quiere que lo sigan siendo. Si es posible ganando mejor que empatando. Es lo que piden el fútbol y sus exigencias.
Berizzo se pone firme con N'Zonzi y tampoco van Kjaer ni Escudero
El cambio en el descanso del Sevilla-Liverpool sorprendió al sevillismo porque el elegido para quedarse en la caseta fue N'Zonzi. Al día siguiente, el francés no se ejercitó "por descanso", una excusa oficial rara puesto que sólo jugó medio partido. El viernes, en la vuelta al trabajo, no se ejercitó con el grupo tampoco, sin que hubiera ninguna explicación en este caso. Y ayer se destapó el enigma. Eduardo Berizzo se ha puesto firme con N'Zonzi, no le está gustando su actitud, puede que fuera del campo más que dentro incluso, y lo dejó sin viajar a Villarreal, por "cuestiones técnicas". Tampoco viajan Escudero y Kjaer, que están sobrecargados, con lo que la defensa está aún más cogida con alfileres que antes, que ya es difícil. Entre los 19 van Carole, que será titular, y Borja Lasso después de mucho tiempo.
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