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El premio es tan gordo...

  • El Sevilla inicia el camino hacia una nueva final en este venturoso siglo XXI con el Leganés en el rincón de enfrente

  • Los sevillistas no quieren confianzas y le dan un gran valor al rival

El preparador físico Cristian Savoia le coloca un peto de control a Roque Mesa entre Ben Yedder, Muriel y Layún, éste de espaldas.

El preparador físico Cristian Savoia le coloca un peto de control a Roque Mesa entre Ben Yedder, Muriel y Layún, éste de espaldas. / antonio pizarro

Nueva prueba de fuego para un Sevilla de la contemporaneidad acostumbrado a estar presente en ellas. La entidad radicada en el sevillanísimo barrio de Nervión se enfrenta de nuevo a unas semifinales de la Copa del Rey, las octavas durante el presente siglo, y en esta ocasión el rival será el Leganés, un modesto club del cinturón de Madrid que se ha ganado con todo merecimiento el derecho a estar metido entre los cuatro únicos equipos que aún optan a ganar este título.

Ésa es la realidad inobjetable, mientras bulle el mercado de invierno de fichajes, cuyo cierre coincidirá prácticamente con el partido en el estadio de Butarque y que en el caso del Sevilla ha desatado una turbulencia considerable en un momento poco oportuno. Pero Leganés, Sevilla, Barcelona y Valencia son la envidia del resto de sus competidores en la Liga Santander. Ellos han sobrevivido a las diferentes cribas para estar presentes en el último sorteo anterior a la disputa de este título que tanto prestigio le da al ganador del mismo. Mientras los demás deberán seguirlo por la televisión, esta noche, en la zona sur de la comunidad de Madrid, a 11 kilómetros de la ciudad, quienes se enfrentan son el Club Deportivo Leganés y el Sevilla Fútbol Club.

Comienza, por tanto, una apasionante aventura para el equipo ahora dirigido por el italiano Vincenzo Montella y con la presidencia en la entidad de José Castro. El Sevilla busca una nueva final en este siglo XXI de miel y rosas que le ha tocado vivir. Pero, lejos de confiarse, le da una tremenda trascendencia al rival que estará enfrente y anoche, en todos los rincones del hotel Eurobuilding donde se halla hospedada la expedición nervionense, las caras de concentración eran absolutas. Lejos de lo que puedan pensar algunos, nadie se da por clasificado sin jugar y todos los profesionales estiman que el Leganés va a ser un rival durísimo en este doble duelo.

Claro que nadie niega que es preferible cruzarse con el Leganés en estas semifinales que hacerlo contra Messi y compañía, sería absurdo pregonar semejante tontería, pero el Sevilla sabe que tendrá que sudar la camiseta para meterse en las semifinales. Y, concretamente, ya tiene un referente contra un rival de la comunidad de Madrid, en el que lo pasó francamente mal. Fue más o menos por estas mismas fechas hace ocho años, en febrero de 2010, cuando el conjunto entonces entrenado por Manolo Jiménez se clasificó para la final al vencer en casa por 2-0 y perder por 1-0 en Getafe. Después ganaría el título al Atlético de Madrid ya con Antonio Álvarez en el banquillo.

El cierre del mercado, con tanta turbulencia, puede distraer, pero la concentración es total

Todos los sevillistas que tengan un poco de memoria recordarán los apuros que pasó entonces su equipo, cuando el Getafe le estaba pegando un baño en casa, y Jiménez decidió meter a Romaric por Negredo, con toda la grada pitando, para ganar el partido por 2-0. Después, la vuelta fue un sufrimiento continuo para ellos con un Palop sublime en la portería, pero al final quien pasó de ronda fue el Sevilla y ésa es la mejor de las referencias en este caso también.

El Sevilla es consciente de que el Leganés le va a pelear hasta el último balón, como ya lo hiciera contra el Real Madrid en los cuartos de final a pesar de caer en casa con el postrero gol de Marco Asensio. O como también lo evidenciara en los octavos contra un Villarreal impotente para remontar la eliminatoria en casa. Claro que existe una ligera diferencia a priori. Ni el Villarreal ni el Real Madrid se tomaron totalmente en serio la eliminatoria copera contra los blanquiazules y ése no es el caso, ni muchísimo menos, del Sevilla.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía. FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

Porque desde Montella hasta el último de sus futbolistas están mentalizados en el exigente esfuerzo que supondrán estos 180 minutos, si no se juega incluso una prórroga en el Ramón Sánchez-Pizjuán dentro de siete días. Por ello, el técnico italiano difícilmente rotará al equipo, por mucho que frente al Getafe, durante algunas fases, se hiciera evidente la falta de frescura de los sevillistas en la línea que engarza el centro del campo con la delantera.

El técnico italiano tiene la teoría de que los triunfos mitigan el cansancio físico y, aunque el equipo acabara cediendo dos puntos en la jugada final contra el Getafe por la clarísima falta de Cala a Sergio Rico, en el seno de su cuerpo técnico se considera que el nivel ofrecido en el último partido de Liga fue alto y que es cuestión de seguir con la misma línea para que todo continúe por el mismo camino a la espera de que justo después de concluir esta ida copera se sepan ya los elementos que conformarán este Sevilla hasta el final del curso.

Esto quiere decir que el Sevilla estará comandado de nuevo por el dúo que integran el argentino Banega y el francés N'Zonzi. Ambos son los pilares fundamentales sobre los que se sustenta el edificio montado por Montella y son los futbolistas con más calidad de toda la plantilla sin ningún género de dudas. Para acompañarlos también estarán Sergio Rico, titularísimo en la portería; Jesús Navas, afincado en el lateral derecho por la lesión de Corchia y con un incremento de su rendimiento considerable en su nueva posición; Mercado y Lenglet como pareja de centrales; y Escudero percutiendo por la izquierda para tratar de sorprender al Leganés. Con Sarabia y Correa, ambos claves si están inspirados, ya que el madrileño mantiene su misma línea de siempre y el argentino está subiendo enteros para romper las defensas, por las bandas, el Mudo Vázquez será ese delantero que también apoya a los centrocampistas a la hora de buscar el último pase. Y arriba, en buena lógica, debería figurar un Muriel que comienza a reivindicar su rol. Los fichajes deberán esperar en el banquillo y hasta podrían ser utilizados en caso de necesidad.

Pero de no variar nada de forma sorprendente y surgir algún contratiempo físico en esta acumulación de partidos, ése será el once que ya se puede recitar de carrerilla como alineación de este Sevilla de Montella. Ya habrá tiempo, pues, para que los nuevos puedan participar en el partido liguero de Eibar por muy importante que también sea ese torneo para seguir peleando por la cuarta plaza con el Valencia o con quien sea. Pero eso será el sábado, ahora prima Leganés, Leganés y Leganés.

Enfrente estará un equipo de Asier Garitano que funciona igual con independencia de los elementos que estén en él. Las alineaciones están variando constantemente entre la Liga y la Copa y resulta complicado adivinar las intenciones del vasco a la hora de barajar a sus 11 futbolistas titulares. Lo único seguro es que el argentino Champagne será el titular entre los tres palos. Por si sirve de algo la referencia, en el Bernabéu jugaron con Tito, Bustinza, Siovas, Rico; Brasanac, Gabriel; El Zhar, Eraso, Amrabat; y Beauvue. Los que repitan o no ya dependerán del laboratorio de un buen técnico.

Y el encargado de arbitrar será un González González acostumbrado a dejar seguir el juego.

A partir de ahí, el Sevilla está obligado a hacer un nuevo esfuerzo en busca de otra final. La clave puede estar en no dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy y por ello ganar en Butarque puede ser fundamental. Es el primer asalto, el premio es una final y el Sevilla, el de ahora, debe dar lo mejor de sí mismo para estar en ella.

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