Precios y certidumbre, retos de un sector hortofrutícola en continuo crecimiento

Actividad en la región

La dispersión frente a la concentración de las distribuidoras dificulta un precio justo. El veto ruso y la competencia desleal de terceros países lastran su desarrollo.

Precios y certidumbre, retos de un sector hortofrutícola en continuo crecimiento
Precios y certidumbre, retos de un sector hortofrutícola en continuo crecimiento
Asunción Fdez. De Castillejo

27 de octubre 2015 - 01:00

Las frutas y hortalizas son, junto al aceite de oliva, las producciones agroalimentarias más potentes de Andalucía. De hecho, el sector hortofrutícola andaluz es el que más produce de toda Europa y el que más exporta de toda España. Y es un sector en continuo crecimiento: en el primer semestre de este año -pese al veto ruso que frustró muchas expectativas- las exportaciones de frutas y verduras andaluzas crecieron un 10,3%, hasta los 3.184,3 millones de euros, según datos de Extenda.

Sin embargo, los productores viven en el filo de la navaja. Los precios oscilan y nunca hay certidumbre de recuperar las altas inversiones que hoy día implica poner en marcha una explotación. Tampoco hay una legislación comercial armonizada en Europa que facilite contratos justos y seguros. La entrada descontrolada en la UE de productos de terceros países es un problema persistente, como lo es la falta de agua en algunas zonas de cultivos intensivos. Y, por último, la apertura de nuevos mercados, fuera de Europa, es otro reto pendiente, que se ha agudizado con el cierre del mercado ruso.

Andalucía no exportaba a Rusia directamente una cantidad significativa de su producción hortofrutícola, -"sólo un 2 o 3%", según el responsable sectorial de COAG, Andrés Góngora- pero vendía a clientes que exportaban a Rusia sobre todo de Polonia -"la gran perjudicada por el veto"- y también de Holanda. De hecho, los datos exponen las negativas consecuencias del cierre de las fronteras rusas, país en el que las exportaciones hortofrutícolas se han reducido, en la franja de enero a julio de 2015, hasta los 6 millones euros, partiendo de los 149 millones del mismo período del año anterior. Según datos de Cooperativas Agroalimentarias, el descenso de las ventas en Rusia se trasladó a la balanza comercial global de frutas y hortalizas en el exterior, que pasó de los 11.804 millones de 2013 a los 11.731 a cierre de 2014, tras años en los que las ventas venían creciendo a un ritmo de más de 1.000 millones de media anual.

En cualquier caso, el cierre de este mercado ha supuesto para el sector bastante frustración, pues había muchas expectativas de crecimiento en Rusia. Y además, de momento, el sector no ha conseguido abrir nuevos mercados porque como dice este responsable de COAG, muchos de los países que serían potenciales compradores "son demasiado pobres y los que no lo son, caso de Arabia Saudí, EEUU o Canadá son muy recelosos y no hay cauce aún abierto que facilite esas exportaciones".

En el mismo sentido, se expresó recientemente, en un foro hortofrutícola de Cooperativas Agroalimentarias, el subdirector general de Comercio Internacional de Productos Agroalimentarios del Ministerio de Economía, Agustín Velilla, quien instó a fortalecer el comercio con los mercados actuales y a abrir otros nuevos, fundamentalmente terceros, donde -dijo- "el crecimiento sigue siendo muy limitado". En este sentido, hizo hincapié en la escasa presencia en países de Oriente Medio y asiáticos y aseguró que la Administración trabaja para la apertura de esas nuevas plazas.

Pese a a ello, Góngora cree que "aunque el veto ruso ha sido negativo para el sector, ha tenido también alguna consecuencia positiva como es que nos hemos fortalecido en la UE". Como prueba de ello, Góngora asegura que "el crecimiento en los datos de exportación ha sido positivo y no sólo en los dos focos que habitualmente llaman más la atención como son el hortofrutícola de Almería y la fresa de Huelva". En su opinión también "hay muy buenos datos en cítricos en Córdoba, Sevilla y Huelva, en donde se ha mejorado mucho en la profesionalización del sector y se han implantado nuevas variedades que se adaptan muy bien a la demanda". Y esto es así hasta el punto -según este responsable de COAG- de que "aunque moleste a los valencianos, lo cierto es que nuestro sector de cítricos ya le habla de tu a tu a Valencia".

Igualmente, Manuel Galdeano, responsable sectorial de Frutas y Hortalizas de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, dice que "la situación del sector no es mala" y resalta que "es un sector que se está especializando cada vez más y que da a sus clientes una gran calidad y seguridad alimentaria".

Estas afirmaciones encuentran su confirmación en los datos de Extenda, que indican que en el primer semestre de este año, todas las provincias andaluzas menos una -Jaén- han incrementado sus exportaciones hortofrutícolas. En concreto, Almería lidera la clasificación de ventas al exterior, con 1.395,4 millones (43,8% del total) y un crecimiento del 8,1% respecto al mismo periodo del año anterior. Le siguen Huelva, con 739,2 millones (23,2% del total) y un crecimiento del 7,1%; y Sevilla, cuyas exportaciones se incrementaron en un 16%, alcanzando los 510 millones (16% del total). Granada se sitúa en cuarto lugar, con ventas por valor de 173,7 millones, (5,5% del total y un incremento del 7,6%). Málaga, que fue la provincia que más creció en este período (30%), acumula 161 millones y el 5% del total andaluz. En sexto lugar, se encuentra Córdoba, con unos ingresos por valor de más de 118,7 millones, un alza del 13% y una representación del 3,7%. Finalmente, Cádiz (82,8 millones) a pesar de ocupar el séptimo puesto del ranking provincial, acumula el segundo mejor dato de crecimiento en ventas por detrás de Málaga, con un 17,6%; y en octava posición Jaén decreció un 5,4% .

Otro dato que aporta Andrés Góngora y que demuestra el auge del sector se refiere en este caso a la producción bajo invernaderos de Almería en donde, en lo que va de año, se ha incrementado la superficie en más de 500 hectáreas, con lo que se han alcanzado las 30.000. Y ello, pese a que como dice Manuel Galdeano, en muchas zonas de Almería y de Granada hay un severo problema de agua -"que se necesita no sólo para crecer sino para mantener lo que hay"- al que no se está dando respuesta. En concreto Galdeano critica que habiendo en Almería cuatro desaladoras "no se den riegos y se las mantenga al 15% de su capacidad o que la presa de Rules tire agua al mar, mientras los pozos de riego se salinizan".

Otro grave problema del sector es -según Manuel Galdeano- la competencia de terceros países -entre ellos Marruecos, Turquía e Israel- que hace mucho daño al sector andaluz porque producen barato, con mano de obra barata y sobre todo porque "se incumplen sistemáticamente todos los controles y cupos de entrada de productos que se pactan desde la UE". Como ejemplos sangrantes, Galdeano pone el de el tomate de Marruecos -que entra todo el que quiere y sin cumplir los precios mínimos que se han puesto en los acuerdos- o la naranja de Sudáfrica, que viene contaminada con "la mancha negra" y que -aunque desde la CE se ha dicho que hay que cerrar fronteras- sigue entrando sin problemas "pues los distintos países a los que les interesa por su precio hacen caso omiso".

Otro punto de vista, sobre este asunto es el de Andrés Góngora, quien cree que la situación internacional, "con Turquía e Israel sumergidos en graves conflictos y con otros competidores como Marruecos o Senegal que no acaban de generar confianza de un suministro estable a los grandes distribuidores europeos", está favoreciendo que estos elijan España y en concreto Andalucía como lugar donde encontrar suministros estables y de calidad, una cualidad en la que Andalucía también ha mejorado. "Como prueba de ello es que en lo que va de año no ha habido ni una sola alerta sanitaria", resalta Andrés Góngora.

En cualquier caso, como se ve por los datos, la comercialización de los productos hortofrutícolas andaluces no es el gran problema del sector. Otra cosa es el precio y la presión que sobre ese precio hacen los grandes distribuidores europeos. Como dice Andrés Góngora el problema es que "quieren comprar barato". Y es en este factor, el precio, donde el dirigente de COAG ve los mayores riesgos para el sector: "Es fundamental que los agricultores tengan estructuras fuertes y de distinto tipo -cooperativas, organizaciones de productores-. En definitiva, ámbitos comerciales que puedan contentar a todos y que puedan hacer frente a esa distribución muy concentrada frente a la dispersión de la producción". De la misma opinión es Galdeano que, insiste en que "hacen falta empresas fuertes que puedan hacer frente a esas grandes distribuidoras".

También en cuestiones de defensa jurídica, Andrés Góngora considera que hay un gran déficit, sobre todo para un sector que es muy exportador. "Ahora mismo -dice- es un caos, pues la legislación nacional no afecta a un contrato con un comprador de otro país. No puedes acogerte a la Ley de la Cadena Alimentaria, ni a la obligación de pagos en 30 días… Ni a nada, porque la UE es muy inactiva en armonización legislativa".

En definitiva, según Andrés Góngora el sector necesita "certidumbres", en legislación y en precios. "Haría falta tener esa fuerza para sentarse con la distribución y hacer contratos a medio y largo plazo, de forma que el agricultor cuando invierte en una explotación de tomates, de pepinos o de lo que sea sepa de alguna manera que precio van a tener para que pueda calcular sus costes que son cada día más elevados".

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