Tecnología y normativa para un agua regenerada segura

Anuario de Agricultura & Alimentación 2025

La presencia de contaminantes emergentes en los recursos hídricos plantea nuevos retos que requieren una propuesta tecnológica de alto rendimiento

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Elena Crespo
- Miembro del Consejo de Dirección de la Asociación Española de Desalación y Reutilización

29 de septiembre 2025 - 21:01

Uno de los desafíos actuales de la agricultura es producir más con menos recursos, en un contexto de estrés hídrico en aumento y condiciones ambientales cada vez más duras para los cultivos. En este escenario, la utilización de aguas regeneradas se ha consolidado como una solución estratégica para garantizar la disponibilidad de agua para riego. Sin embargo, la presencia de contaminantes emergentes en nuestros recursos hídricos plantea nuevos retos que requieren una propuesta tecnológica de alto rendimiento, además de normativas adecuadas.

Los contaminantes emergentes, también conocidos como microcontaminantes (microplásticos, productos derivados de la industria farmacéutica y cosmética, compuestos perfluorados (PFAS) o pesticidas, entre otros), son sustancias que pueden estar presentes en el agua en bajas concentraciones, pero a su vez generar efectos adversos en los ecosistemas, los cultivos o en la salud humana. Su presencia en aguas residuales urbanas ha impulsado el desarrollo de tecnologías avanzadas capaces, primero, de detectarlos y, después, de eliminarlos de forma eficaz del agua tratada.

Entre las soluciones más destacadas se encuentran los tratamientos de oxidación avanzada (combinando ozono y radiación ultravioleta) para degradar compuestos persistentes, o sistemas de adsorción usando carbones activados o resinas específicas. Las membranas de ultrafiltración se utilizan además de forma creciente como barrera física eficaz y también como una de las etapas previas a las tecnologías de membranas de nanofiltración y ósmosis inversa (si son necesarias según las exigencias de calidad del agua tratada). Asimismo, la integración de herramientas digitales, como sensores virtuales o inteligencia artificial, permite optimizar el funcionamiento de los procesos de tratamiento y garantizar el cumplimiento de los estándares de calidad del agua regenerada.

Respecto al contexto normativo, la Unión Europea ha aprobado la nueva directiva UE 2024/3019 sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas. Esta normativa introduce requisitos más estrictos, que establecen, por ejemplo, la obligatoriedad de aplicar tratamientos terciarios (para la eliminación de nitrógeno y fosforo) y cuaternarios (para la eliminación de microcontaminantes) en ciertos núcleos urbanos, según su tamaño y las condiciones ambientales exigibles asociadas a la descarga del agua tratada (para protección de zonas sensibles).

En España, esta directiva tendrá un impacto significativo. Muchas estaciones depuradoras de aguas residuales deberán adaptarse para cumplir con los nuevos estándares de calidad. La directiva prevé que el tratamiento terciario sea obligatorio para núcleos de más de 10.000 habitantes equivalentes en zonas sensibles y que el tratamiento cuaternario se implemente en instalaciones de más de 150.000 habitantes equivalentes y en aquellas de más de 10.000 habitantes equivalentes con riesgo de microcontaminación a partir de 2045. Esto implicará inversiones importantes en infraestructuras, con la consiguiente actualización tecnológica.

Otro elemento clave que introduce la nueva normativa es el objetivo de alcanzar la neutralidad energética en el tratamiento de aguas residuales para 2045. En este año todas las plantas de más de 10.000 habitantes equivalentes deberán cubrir el consumo especifico mediante energías renovables (bien sea onsite u offsite), lo cual, además de la reducción de la emisión de CO2, representa una oportunidad para la mejora de la eficiencia global del ciclo del agua.

La aplicación de todas estas medidas no solo mejorará la eficiencia energética de nuestras instalaciones y procesos, disminuirá la emisión de gases de efecto invernadero y aumentará la calidad del agua regenerada utilizada en agricultura, sino que también incrementará la seguridad alimentaria reduciendo la transferencia de sustancias no deseadas, como los microcontaminantes, al suelo y a los cultivos.

En conclusión, la incorporación de tecnologías avanzadas de tratamiento junto con un marco regulador más exigente permitirá dar respuesta al desafío de los contaminantes emergentes en el agua destinada a riego. Este desarrollo es fundamental para garantizar una agricultura sostenible, segura y adaptada a los retos ambientales actuales.

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