Agricultura y pesca

El nuevo acuerdo agrícola Marruecos-UE y sus repercusiones en la agricultura andaluza

José Ángel Aznar Sánchez

Departamento de Economía Aplicada. Universidad de Almería

En diciembre la Comisión Europea comunicaba oficialmente (y de manera “sorpresiva”) que se había llegado a nuevo acuerdo con Marruecos en materia agrícola dentro del Tratado de Asociación. En el mismo, aún pendiente de aprobación definitiva, se prevé la liberalización del comercio de todos los productos agroalimentarios excepto para los considerados “sensibles” para la Unión Europea (tomate, pepino, calabacín, fresa, clementinas, ajo y azúcar). Para este grupo de productos se mantiene el sistema de contingentes y precios de entrada aunque con una ampliación de las concesiones preexistentes. Entre éstas, el aumento de los cupos de tomate es la que más preocupa a los productores andaluces. Los contingentes base pasarán de 225.000 toneladas en la campaña de entrada en vigor del nuevo acuerdo a 257.000 toneladas en la quinta, a las que se le irá sumando un cupo adicional anual de 28.000 toneladas. Además de este incremento en las cantidades preocupa la ausencia de mecanismos rigurosos que garanticen su cumplimiento efectivo. Esta inquietud se deriva del reiterado incumplimiento del acuerdo actualmente en vigor durante los últimos años con entradas de tomate marroquí por encima del cupo establecido y con unos precios inferiores a los dispuestos.

La comunicación del acuerdo tuvo lugar en un contexto marcado por precios de venta muy bajos y un descontento general del sector que llevó a exacerbar aún más la oposición al mismo. Además, ante este panorama de nuevas concesiones la mayoría de los análisis realizados trasladaron a la opinión pública y a los horticultores un sombrío panorama sobre la viabilidad futura de esta actividad al dar por hecho que el sector hortícola marroquí es más competitivo que el andaluz gracias a sus menores costes de producción. Sin embargo, ante este “paradigma dominante” cabe realizar una serie de consideraciones.

El análisis de los costes de producción del tomate en las principales zonas productoras de Andalucía y Marruecos (Almería y Agadir, respectivamente) pone de manifiesto que si bien los costes de producción son menores en la región marroquí, al considerar los costes de transporte hasta el mercado de destino (Perpignan, Francia) la ventaja andaluza es de tal magnitud que le permite compensar los menores costes de producción marroquíes. Sólo una parte de los productores marroquíes (las grandes explotaciones de más de 100 hectáreas) continúan manteniendo ventajas en los costes una vez que el producto ha llegado al mercado de destino. De lo que podría derivarse que la ventaja en costes marroquí se limita a los grandes grupos productores participados por capital extranjero (fundamentalmente francés).

Además, para analizar la capacidad competitiva de la horticultura marroquí frente a la andaluza se debe ir más allá de los costes de producción y considerar aquellos otros aspectos que inciden en la misma (sectores suministradores de inputs, logística, tecnología, innovación, capital humano, marco institucional, etc.). Si se efectúa este análisis de la competitividad estructural se pone de manifiesto que el sector hortícola andaluz tiene ventaja sobre el marroquí en todos los factores determinantes de la competitividad, excepto en los básicos (recursos naturales y mano de obra). Su gran activo se encuentra en que constituye un sistema dinámico mucho mejor organizado y más desarrollado que el marroquí. También presenta unas condiciones más propicias para el avance y una gran versatilidad para adaptarse a las modificaciones de los mercados.

Por otra parte, si bien la libre entrada de las hortalizas marroquíes al mercado europeo comporta una serie de amenazas potenciales para el sector andaluz, también surge la posibilidad de aprovechar una serie de oportunidades que se derivan del desarrollo hortícola marroquí. En primer lugar, las empresas andaluzas pueden invertir directamente en Marruecos y/o asociarse con productores marroquíes al objeto de poder abastecerse de dos orígenes distintos y reducir el riesgo de no tener una oferta adecuada en caso de condiciones climáticas adversas o problemas de virosis en alguna de las zonas productoras. Así mismo, les puede permitir disponer de elevadas cantidades de producto, completar en variedad y calidad la gama de productos ofertados, y ampliar el calendario de suministro. En segundo lugar, los operadores comerciales marroquíes pueden utilizar los canales de comercialización andaluces, especialmente fuera del mercado francés. Y en tercer lugar, Marruecos puede ser la vía de expansión natural para el crecimiento y la consolidación del cluster de actividades surgido en torno a la horticultura intensiva andaluza (sistemas de riego, semilleros, plásticos, construcción de invernaderos, envases y embalajes, maquinaria de acondicionamiento, asesoramiento agronómico, etc.) por razones de vecindad y complementariedad.

Por tanto, adoptar una posición meramente defensiva frente a la horticultura marroquí puede resultar una elección no eficiente a medio plazo. El juego de intereses hace que resulte difícil llegar a un equilibrio óptimo para todos los agentes implicados, pero es necesario un enfoque globalizador para garantizar que ambas orillas del Mediterráneo salgan ganando a través de la cooperación y el intercambio. La forma de encarar la nueva situación no tiene por que ser un ganador-perdedor de suma cero, sino una operación altamente rentable en la que las dos partes salgan ganando.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios