Andalucía
  • 12 andaluces forman parte de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, una práctica pionera de participación ciudadana en la que habitantes de la UE acuerdan medidas que serán impulsadas por Bruselas

Europa pregunta por su futuro

Varios ciudadanos durante el debate de las iniciativas en la Abadía Fiesolana, donde se celebró el panel de la Conferencia sobre el Futuro de Europa Varios ciudadanos durante el debate de las iniciativas en la Abadía Fiesolana, donde se celebró el panel de la Conferencia sobre el Futuro de Europa

Varios ciudadanos durante el debate de las iniciativas en la Abadía Fiesolana, donde se celebró el panel de la Conferencia sobre el Futuro de Europa / Carlo Bressan / UE

Escrito por

· Carlos Rocha

Los casi 450 millones de ciudadanos de la Unión Europea tienen una oportunidad cada cinco años para pronunciarse, para, en cierta forma, dar su opinión. Lo hacen a través de su voto en las elecciones al Parlamento Europeo, que es la única de las instituciones de la UE que se elige por sufragio directo. Los próximos comicios serán en 2024, pero hay varios cientos de europeos que se han adelantado al proceso electoral y se han implicado de una forma inédita, hasta ahora, en la elaboración de políticas públicas. Entre ellos hay 12 andaluces, que llevan desde julio inmersos en la Conferencia sobre el Futuro de Europa, un proyecto que se ideó hace un par de años y que comenzó formalmente en la pasada primavera. Poco después una empresa dedicada a las encuestas se puso en contacto con la sevillana Teresa Moreno, que cree que la Unión Europea es “lo mejor que le ha pasado a España y a Andalucía en mucho tiempo” y es una de esas 800 afortunadas que está inmersa en esta iniciativa de participación ciudadana que en Bruselas quieren utilizar para definir sus líneas maestras en las próximas décadas.

Moreno, abogada de profesión, ha puesto su granito de arena dentro del área que le ha tocado en suerte, la renovación de las instituciones de la UE, dentro del panel que el fin de semana del 10 al 12 de diciembre se ha reunido en Florencia, que lleva como nombre Democracia europea, Valores y derechos; Estado de derecho y seguridad. Por su formación, esta sevillana ha podido hacer aportaciones desde un punto de vista técnico, pero tener estudios superiores no era un requisito para participar, ya que el objetivo de la UE era contar con todos los puntos de vista posibles. La delegación andaluza es ejemplo, ya que en la docena de participantes hay desde un estudiante cordobés de Ingeniería con 18 años a un cocinero de una zona rural de Jaén con 57.

“Al final las preocupaciones son más o menos las mismas. El paro la situación política y la necesidad de unificar las medidas”, admite Teresa Moreno, que se reconoce optimista después de participar en el panel de Florencia, ya que considera que este experimento puede servir para acercar la realidad de la UE a la ciudadanía. Para que esto ocurra, puntualiza, será necesario que los debates que se han mantenido a lo largo de este proceso tengan influencia real en la toma de decisiones de Bruselas.“No van a montar todo este evento para nada”, augura. Para evitar que la conferencia sea un brindis al sol, las tres instituciones principales de la Unión Europea –Parlamento, Comisión y Consejo– se han comprometido a incorporar los acuerdos a los que lleguen los ciudadanos en sus políticas.

Los paneles con las medidas que se votaron en Florencia Los paneles con las medidas que se votaron en Florencia

Los paneles con las medidas que se votaron en Florencia / Carlo Bressan / UE

Cuatro paneles temáticos distintos

¿Pero cómo se pone de acuerdo a casi mil personas para que decidan qué prioridades debe tener la UE?. Para facilitarlo, la conferencia esta dividida en cuatro paneles temáticos a los que se asignan grupos de unos 200 ciudadanos. El que ha tenido su tercera sesión en Florencia llevaba el título Democracia europea, Valores y derechos; Estado de derecho y seguridad. El primero, que debió celebrar la sesión presencial en Dublín a principios de diciembre, pero se suspendió, aborda asuntos como la economía, la justicia social, el empleo, la educación, la cultura, la juventud, el deporte y la transformación digital. En enero tendrá lugar en Varsovia la reunión del grupo sobre cambio climático, medio ambiente y salud y el último grupo en celebrar el encuentro será el de Maastricht, que trata sobre la UE en el mundo y las políticas migratorias.

Estas sesiones presenciales son el penúltimo paso antes de que la Conferencia tenga un paquete cerrado de recomendaciones, pero el camino comenzó hace varios meses, cuando los ciudadanos que pertenecen a cada grupo se reunieron en la sede que el Parlamento Europeo tiene en Estrasburgo para comenzar con los debates temáticos. En el caso del panel Democracia europea, Valores y derechos; Estado de derecho y seguridad, la reunión fue a finales de septiembre y fue seguida por un segundo encuentro telemático. De estas dos reuniones salieron una serie de recomendaciones que fueron las que se debatieron de forma presencial en Florencia.

Los 200 ciudadanos se dividieron en grupos, como vienen haciendo desde el principio de la conferencia, y debatieron sobre el asunto que tienen asignado. En la iglesia de la Abadía Fiesolana –sede del Instituto Universitario Europeo que albergó el evento– las capillas laterales de este templo renacentista estaban forradas con algunas de esas propuestas que los participantes en la conferencia vienen debatiendo desde el pasado septiembre.

“Contemplar que en escenario de crisis aumenten los poderes de la UE”, “gravar las transacciones financieras para conseguir ingresos” o “el teletrabajo hace más sencillo que las mujeres puedan desarrollar sus carreras, especialmente cuando tienen que hacerse cargo de sus hijos” eran algunas de las ideas que podían leerse en las paredes, pero no todas figurarán en el documento final que cada panel de ciudadanos debe remitir a las tres instituciones de la UE. Ninguna de estas propuestas salió adelante después de las votaciones en las que participaron los ciudadanos, pero sí hubo acuerdo en otras 39 que son las que llegarán a Bruselas.

Ciudadanos acreditándose para la reunión de Florencia de la Conferencia sobre el Futuro de Europa Ciudadanos acreditándose para la reunión de Florencia de la Conferencia sobre el Futuro de Europa

Ciudadanos acreditándose para la reunión de Florencia de la Conferencia sobre el Futuro de Europa / Carlo Bressan / UE

“Es un poco idealista, pero es una forma de que el trabajo que hacen en la UE sea más cercano”, cuenta Anabel Arias, una malagueña que se dedica al sector del deporte y la salud y que ensalza el trabajo que han realizado ella y sus compañeros en estos meses para la conferencia. Sobre todo teniendo en cuenta las barreras idiomáticas y el hecho de que los participantes en este experimento no son expertos. Para resolver posibles dudas, la UE invita a cada panel a una serie de investigadores especializados en las materias que se debaten, como es el caso del español Carlos Closa, profesor de Ciencias Políticas y conocedor de las instituciones comunitarias que estuvo en Florencia durante la reunión.

El siguiente paso, una vez que los cuatro paneles finalicen el proceso y cierren su lista de recomendaciones, es llevar las propuestas al pleno de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, previsto para la primavera de 2022. Este órgano está formado por ciudadanos, pero también por representantes de las instituciones y de personas enviadas por los países miembros. Allí irán los “embajadores” de los paneles a defender sus propuestas y comenzará después un proceso de rendición de cuentas en el que la UE tendrá que explicar cómo van incluyéndose sus acuerdos en el corpus normativo de los 27. Ese será el momento clave, pero lo cierto es que el primer contacto de esos representantes de los plenos no fue todo lo bueno que se podría esperar. Según relata Teresa Moreno, el embajador de su grupo volvió algo decepcionado de su primera asistencia al pleno de la conferencia.

“Los ciudadanos cada vez se alejan más de la UE y eso es peligroso”, lamenta esta abogada sevillana, que asegura que no está dispuesta a “tirar la toalla” a pesar de que es consciente de las dificultades de avanzar en un club tan diverso como el de los 27. “No todos los países están dispuestos a ceder soberanía”, ilustra Moreno citando una de las claves de bóveda de la lentitud que, en ocasiones, ha sufrido el proyecto europeo.

El optimismo de la letrada sevillana encuentra recompensa, por ejemplo, en casos como el de otro de los andaluces participantes, el estudiante de Derecho gaditano Pablo Sánchez Pecci. Él no fue seleccionado de forma aleatoria, sino que al descubrir la conferencia se apuntó, ya que la empresa que fichó a los 800 ciudadanos sobrerrepresentó a la población menor de 30 años en un intento de los diseñadores del evento en dar voz a las generaciones que vivirán en la UE del futuro. “Es muy positivo conocer la visión de gente de otros países, pero no sólo sobre la UE, sino de su vida cotidiana”, cuenta este joven de San Fernando, que admite que su participación en la iniciativa le ha servido para conocer el funcionamiento de las instituciones desde un punto de vista distinto, más cercano. El objetivo planteado por Bruselas se ve así cumplido con la esperanza de que estos 800 nuevos embajadores –12 de ellos andaluces– propaguen esa visión positiva y reactiven la conversación sobre el futuro de la UE.

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