La proximidad de las elecciones generales está condicionando tanto el discurso político, que el formato de pregunta-respuesta de la sesión de control al Gobierno en el Parlamento está viciado. Tanto el presidente andaluz, José Antonio Griñán, como el presidente del PP-A, Javier Arenas, tienen claro que es una buena oportunidad de lanzar su mensaje. Ayer tocó contraponer modelos económicos con los que llevar al electorado a su terreno. El primero, explotando el filón de los recortes del PP allí donde gobierna, advirtió que con los populares se acaba la igualdad de oportunidades. Y el segundo, aprovechó que la principal preocupación de los andaluces es el paro para retratar al PSOE como el partido destructor de empleo. El tono electoral alcanzó tal punto que incluso Griñán lanzó el reto a Arenas de marcarse un debate sobre sus modelos, como si el Hospital de las Cinco Llagas fuera un plató de televisión.

Griñán quiso situar al PP como un partido que se rinde a los mercados. "Buscan la confianza de los votantes para regalársela a los mercados", aseguró, y rescató la amenaza de la privatización en su interés por los "servicios públicos nutridos" para su posterior venta. Un afán por la iniciativa privada que llega hasta las puertas de colegios y hospitales y donde, según Griñán, está la clave de la política popular: "empobrecer a las clases medias, agrandar las desigualdades y hacer a Andalucía más pobre".

Frente a esto está la alternativa pintada en los presupuestos autonómicos para 2012. De estas cuentas habrá que esperar al lunes para conocer la letra pequeña, pero Griñán adelantó algunas cifras en clave de lucha contra el paro. Citó el incremento de la inversión en I+D+i en un 7% o los 1.000 millones en activos financieros para prestar y avalar a pymes y autónomos, las víctimas directas de esta crisis financiera.

La baza electoral de Arenas está en el paro y en los ERE. El millón largo de andaluces sin trabajo son para el líder popular la prueba de la política del PSOE que, a su juicio, roza la "malversación" y la "prevaricación" al "dilapidar" fondos necesarios para los parados a meter intrusos en los ERE, montar "chiringuitos" para amigos y ayudar a los ayuntamientos socialistas. No quiso dejar al margen de los recortes los próximos presupuestos de Griñán y se valió de un acuerdo unánime alcanzado en el Ayuntamiento de Almería en el que se requiere a la Junta que dé marcha atrás y no aplique el "drástico recorte" previsto en servicios sociales.

Valderas, que también quiso meter el dedo en la llaga sobre el paro, en este caso el juvenil, lanzó un reto al Gobierno andaluz: reducción del 50% del paro juvenil en cuatro años. La propuesta se la compró el PSOE a medias. Comparte el problema pero no la solución que busca IU, basada en el empleo público. La salida para los socialistas está en la iniciativa privada, pero para que esta sea capaz de generar puestos de trabajo se vuelve al punto de partida: la falta de financiación.