El PP andaluz buscará un candidato a la Junta de Andalucía a lo largo del año 2013, un aspirante distinto a Juan Ignacio Zoido, que desde que fue elegido en julio de este año para desempeñar el cargo ha declarado que su objetivo es la Alcaldía de Sevilla. Fuentes cercanas al alcalde y de la actual dirección andaluza de este partido explicaron ayer a este medio que no hay unas fechas fijadas, que Zoido lo debe de hablar y pactar con Mariano Rajoy, pero que entra dentro de lo "lógico" que sea a partir del próximo año cuando los populares busquen y cuenten con un candidato. "Hay que prepararlo ante la opinión pública", explicó una de estas personas en relación al futuro candidato.

Zoido fue preguntado ayer en una rueda de prensa sobre este asunto, pero como en ocasiones anteriores obvió responder sobre su futuro, lo que no hace sino confirmar algo que los populares andaluces han interiorizado: su presidente no será el candidato a la Junta, de ahí que haya que buscar un aspirante en unos momentos, además, en que el PP se desploma en las encuestas, tal como ha indicado el último sondeo del Instituto de Estudios Sociales de Andalucía (IESA), que le otorgaba el PSOE una ventaja de 8,5 puntos, debido básicamente a una caída propia. Dos presidentes provinciales del PP explicaron ayer a este medio que Juan Ignacio Zoido, no obstante, no está pensando dejar la presidencia del partido en Andalucía, aunque sí coincidieron en que deben buscar, aunque sin prisas, al candidato que se enfrente a José Antonio Griñán en 2016. Un año antes, Zoido deberá presentarse a las elecciones municipales de Sevilla, donde lleva gobernando desde 2011 con una mayoría holgada.

Los consultados negaron, sin embargo, que Zoido fuera a dejar la presidencia del partido, un cargo que aceptó después de oponer bastante resistencia, y porque en ello intervinieron tanto la secretaria general de su partido, María Dolores de Cospedal, como el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Su antecesor, Javier Arenas, también intercedió ante el que también es su amigo para terminar de convencer al alcalde de Sevilla. La salida de Zoido de la presidencia a un solo año de haber sido elegido como tal en Granada a mediados del mes de julio de este año también lo dejaría en mal lugar, sería un final poco amable para una persona que decidió hacerse cargo del PP cuando Javier Arenas dimitió sorpresivamente en junio después de no haber conseguido la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas. Arenas, además, había hecho un partido muy a su medida, y lo había llevado a cotas de éxito muy altas en todas las elecciones, de ahí el difícil papel que le dejó a Zoido, un encargo considerado un "marrón" por sus más cercanos.

Fuentes populares sí coincidieron ayer en expresar el malestar que existe ante los movimientos de algunos de los posibles aspirantes a la carrera de la Junta. En realidad, una vez que todos han asumido que Zoido no va a ser el candidato, lo que subyace es una lucha de poderes dentro del PP andaluz por este puesto. Una rápida elección del candidato evitaría este problema, que además se ve agravado por la mala posición en las encuestas. Desde el PP se explica que cuentan con "bastantes candidatos", pero, precisamente, eso, que sería una virtud para un partido, es lo que provoca el malestar en la dirección de Zoido y en otros ámbitos de la formación, en especial entre los más arenistas.

La alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, que es una de las aspirantes virtuales, declaró el jueves a un medio digital que comprendía que Zoido no pudiera compatibilizar ambos cargos, y, aunque se descartó como candidata, aseguro que eso es algo que nunca se sabe en política. En parecidos términos se manifestó hace tres semanas la delegada del Gobierno, Carmen Crespo, que indicó que a cualquier militante del PP le gustaría ser candidato. Otros posibles aspirantes son el secretario general del PP, José Luis Sanz, o el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto. El portavoz parlamentario, Carlos Rojas, llegó a Sevilla después de dejar la Alcaldía de Motril. Buen parlamentario, erró, sin embargo, en la comisión de los ERE, cuando fue el encargado de interrogar al presidente José Antonio Griñán y a su antecesor, Manuel Chaves, con escaso éxito.