Turismo de sofá, una forma barata y diferente de viajar

Couchsurfing es una red social de intercambio de alojamiento gratuito en la que participan más de un millón de personas en 65.000 ciudades de 231 países

Turismo de sofá, una forma barata y diferente de viajar
Turismo de sofá, una forma barata y diferente de viajar
Adelaida De La Peña

24 de septiembre 2009 - 05:02

Cuentan en la red que un joven americano llamado Casey Fenton consiguió un ticket barato a Islandia para un fin de semana largo en abril, pero había un problema: no tenia sitio donde quedarse, así que se le ocurrió la brillante idea de enviar emails a 1.500 estudiantes en Reykjavik preguntándoles si podía quedarse a dormir en alguno de sus sofás.

La sorpresa vino cuando descubrió que muchos se prestaban a darle cobijo gratis y mostrarle, además, sus propias visiones de la capital islandesa. De esta forma, después de pasar un fin semana apasionante al sur del Ártico, Casey decidió que nunca más se quedaría atrapado en un hotel como un turista mientras viajase, y creó una web en la que todo el mundo pudiera registrarse para pedir u ofrecer un lugar de hospedaje. Así comenzó Couchsurfing (surfeando sofás).

Se trata de una red internacional que pone en contacto a viajeros y habitantes de todas las partes del mundo, aunque no es un intercambio, literalmente, ya que cualquiera puede pedir sin ofrecer o viceversa. El ideal sigue imperturbable ya que el servicio y el registro de la web continúa siendo gratuito a pesar de la repercusión internacional que ha adquirido el proyecto.

Esta red social, que comenzó su andadura en 2004, ya tiene cerca de un millón y medio de personas registradas en más de 65.000 ciudades de 231 países del mundo, de los que unos 36.000 están en España. Según las estadística que la propia asociación pone a disposición en su web, la mayor parte de quienes deciden vivir esta experiencia (el 42,2%) son jóvenes de entre 25 y 34 años.

Las ventajas son muchísimas y de peso. La más evidente es el ahorro del alojamiento, que puede ascender a la mitad del coste de un viaje, pero la mayor parte de los usuarios destacan la experiencia diferente e intensa de adentrarte en el corazón de las ciudades y las personas. Es habitual que los anfitriones ayuden a los viajeros a disfrutar de lo menos turístico y conocer gente, lugares y gastronomía de la mano de quienes conviven cotidianamente con la cultura de la zona. Es en definitiva una nueva forma de viajar basada en la hospitalidad y en la ancestral costumbre de dar cobijo al viajero.

Después de toda una vida escuchando que no hay que abrir la puerta a desconocidos, muchos posibles usuarios se preguntan si es seguro alojar a alguien en su sofá. Aunque Couchsurfing es una comunidad autogestionada, han puesto a disposición de los usuarios varias formas de garantía. La más importante es lo que se denomina vigilancia vecinal, es decir, que todo el que hace uso del servicio debe hacer algún comentario sobre la experiencia, ya sean buenos o malos, para ayudar al resto de los viajeros a decidir. También se puede hacer una verificación voluntaria mediante una pequeña donación bancaria a la organización que permita comprobar así que la persona y el lugar donde vive son efectivamente los que se han registrado en la web.

Y por supuesto, no es obligatorio alojar a quien lo pida. Un surfero de sofá que quiera acoger a alguien en su casa puede quedar previamente para tomar un café y conocer al viajero y siempre está en su mano el ayudarle o no a vivir una experiencia única en la que ahorrar, según la mayor parte de los usuarios del servicio, es lo de menos.

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