“A un médico nadie le cuestiona su trabajo, a un profesor sí”
María del Carmen Castillo, consejera de Desarrollo Educativo y FP
Anuncia para el próximo curso el decreto que reducirá la carga burocrática de los docentes
Defiende que se mantengan las plazas concertadas si siguen teniendo demanda familiar
Docentes afectados por la crisis de Muface
María del Carmen Castillo nos recibe una fría mañana de febrero en su despacho de Torretriana (Sevilla), sede de la Consejería de Desarrollo Educativo y FP. Fuera, un amplio grupo de interinos de la enseñanza pública se manifiestan contra la convocatoria de oposiciones de 2025. Temen que tengan efecto llamada en otras comunidades.
Castillo hace balance de la gestión en el sistema educativo más grande de España. Andalucía progresa adecuadamente. Aunque queda mucho camino por recorrer.
La bajada de la natalidad y las nuevas tecnologías, lejos de ser un problema, pueden convertirse en oportunidad. No falta el entusiasmo en cada respuesta.
Pregunta.-La convocatoria de oposiciones de 2025 ha generado polémica entre los interinos. La califican de "ERE encubierto"
Respuesta.-Respeto todas las opiniones, pero el modo en que incorporamos a personas a trabajar en la enseñanza pública es a través de oposiciones. Decir que es un ERTE encubierto sacar en dos años 14.000 plazas y 40.000 en cinco no tiene mucho sentido. Estamos perdiendo alumnos y, pese a ello, reforzamos el profesorado. Las oposiciones se pactan con los sindicatos de la Mesa Sectorial. En 2025 vamos a convocar en torno a 7.700 plazas. A finales de febrero saldrá la orden de convocatoria. Lo que queremos es estabilizar la plantilla docente. Somos el sistema educativo más grande de España. Representamos el 20% del país. Tenemos más de 107.000 profesores. Las oposiciones sirven para hacer funcionarios de carrera. Los interinos tienen con estas pruebas la oportunidad de incorporarse al sistema.
P.-En menos de un mes Andalucía ha sufrido la muerte violenta de dos jóvenes, alumnos de institutos en Gerena y Córdoba. ¿Incide en ello el mal uso de las redes sociales?
R.-Lamento el fallecimiento de estos dos jóvenes y transmito mi pesar a las familias por unos sucesos tan duros. Creo que esto es un problema de la sociedad en su conjunto. No sé si se debe a las redes sociales o al acceso a todo tipo de información que tiene nuestro alumnado fuera de los centros educativos. En ellos el profesorado realiza un gran esfuerzo en transmitir valores como la resolución pacífica de los conflictos, por que haya relaciones normalizadas, en las que no siempre vamos a estar de acuerdo, pero en las que nos podemos entender. Es un trabajo de todos. Necesitamos que las familias apoyen la labor que se hace en colegios e institutos en ese sentido y también que los medios de comunicación y quienes gestionan las redes sociales sean conscientes de que hay que poner límite al contenido al que los menores pueden acceder cuando están solos.
P.-¿Sería necesaria una asignatura sobre el buen uso de las redes sociales?
R.-La consejería ha hecho un esfuerzo grandísimo en la digitalización de los centros, con una inversión de casi 170 millones de euros en instalar dispositivos, otros 40 millones en robótica y, sobre todo, se ha puesto mucho empeño en la formación del profesorado para el uso de las nuevas tecnologías. Por tanto, hemos dado las herramientas para que lo digita se pueda utilizar y se convierta en una herramienta para transmitir información. Además, en los centros se trabaja en el espíritu crítico. Debe dejarse claro que todo lo que está en internet no es real. Hay que saber discernir entre lo verdadero y ficticio para hacer una valoración de la información que nos llega. Tenemos asignaturas de robótica, de digitalización, pero sobre todo de lo que disponemos es del sentido común del profesorado. Este aspecto también lo trabajamos con las familias, para que compartan esos valores. Además, la Agencia Digital de Andalucía, en una apuesta de la Junta, da a las familias herramientas para regular ese acceso a internet. No es un trabajo que hagamos sólo desde Educación, es de todos. Lo que sí hacemos desde los colegios e institutos es fomentar el espíritu crítico. No podemos prohibir los medios digitales, pues sería engañar a los alumnos sobre lo que está pasando fuera.
"No podemos prohibir los medios digitales. Engañaríamos a los alumnos sobre lo que pasa ahí fuera"
P.-Existe un intenso debate sobre el uso del móvil en clase. Hay docentes que defienden que no se le puede poner puertas al campo...
R.-Prohibir y educar no conjugan bien. Todo lo que se prohíbe suele tener un efecto rebote, porque más ganas dan de hacerlo. En los colegios es raro que antes de los 12 años un niño acuda con un teléfono móvil a clase. Lo que está claro es que si no existe un control parental sobre estos dispositivos, todo lo que se haga al respecto en un centro de enseñanza no servirá para nada. Sí es verdad que en los institutos el móvil se convierte en una herramienta muy útil para actividades y planteamientos que se hacen en el aula, siempre que este uso se encuentre regulado: en qué momento emplearlo, cómo se puede acceder y para qué funciones. Esto ya lo decide cada centro, dentro del marco de su autonomía, a partir de las instrucciones que le remitimos el curso pasado. Pero, insisto, nada de esto sirve si cuando el alumno sale de clase no hay una regulación en casa.
P.-Ya en términos generales, ¿la educación andaluza, tan cuestionada durante años, va por buen camino?
R.-Progresa adecuadamente. Pero en educación nunca hay una meta, siempre es un camino. En Andalucía vamos por el buen camino. Hemos reducido la tasa de abandono escolar, se ha mejorado la de titulación, se ha incorporado mucho alumnado a enseñanzas posobligatorias y se ha aumentado la atención a la diversidad, especialmente en edades tempranas, lo que permite que cuando un niño acceda al colegio ya venga con las necesidades educativas identificadas.
P.-Llegan muchas quejas por la falta de profesionales en Educación Especial...
R.-Se percibe como la necesidad más importante del sistema y, en mi opinión, voy a explicar a qué se debe. En unas décadas se ha pasado de la existencia de familias numerosas a otras en las que sólo hay un hijo. Ese menor se convierte en el principal centro de atención y ha de ir a un centro en el que tiene que socializarse, donde debe compartir aula con casi 20 alumnos más. Al final, tenemos casi una veintena de niños diversos, protagonistas de su historia, y para los que ya no sirve un sistema educativo homogéneo, como el que existía antes. Luego están las necesidades educativas especiales, en las que se ha hecho un gran esfuerzo que no se ve porque, eso lo reconozco, nunca es suficiente. Pero hemos incorporado a 13.700 profesionales en el sistema dedicados a este servicio. Se ha duplicado al personal técnico de integración social (PTIS), hay más orientadores, más maestros de PTE (pedagogía terapéutica), y de audición y lenguaje. Con 107.000 niños menos en los últimos cinco años, disponemos de más recursos. También se forma al profesorado en esa diversidad. Podemos hacer más. Estamos en ello.
P.-La Lomloe supone el desarrollo pleno de la enseñanza por competencias. ¿La comunidad educativa está realmente preparada para ello?
R.-La enseñanza por competencias es de la LOE, la ley educativa de 2006. Lo que ha hecho la Lomloe es incrementar exponencialmente la burocracia vinculada a la evaluación por competencias, que lo complica todo. Antes se ponía un 7 a un examen de Matemáticas, calificación que era fácil de entender para las familias, el alumno y el docente. Ahora hay que valorar el saber del estudiante y también su saber hacer. Pongo un ejemplo. El alumno no sólo debe saberse las cordilleras de Andalucía, sino también la importancia que tienen desde el punto de vista del desarrollo personal, de la despoblación y su influencia en el modelo económico de las comarcas. Todo eso se tiene ahora que evaluar y transmitir a las familias, algo difícil. Por suerte, los profesionales de la educación se están adaptando a ese modo de evaluar, ligado a la forma de explicar. Es algo que siempre hemos hecho en los centros educativos, aunque no lo hayamos llamado así. También, si le soy sincera, le digo que la familia al final siempre acaba preguntando lo mismo: "¿pero qué nota tiene mi hijo?". Las calificaciones numéricas siguen siendo importante en este aspecto.
P.-Usted es de la opinión de que el trabajo de un médico y el de un docente guardan bastantes semejanzas...
R.-La diferencia fundamental con un médico es que a nadie se le ocurre decirle cómo tiene que hacer su trabajo, y a los profesores sí. Eso hace que nuestros profesionales no se sientan valorados. Parece que todo el mundo tiene derecho a opinar de su labor, cuando su trabajo es muy complejo por la diversidad que atienden. Sólo los profesores están capacitados para identificar las necesidades de los alumnos y saber aplicar las medidas oportunas.
P.-La carga burocrática de los profesores sigue en aumento...
R.-Nuestra intención es que el próximo curso el decreto de simplificación ya esté publicado en el BOJA y se aplique. Para ello, estamos trabajando con los sindicatos, con las asociaciones de directores e inspectores para que nos identifiquen qué es lo que complica los procesos educativos y provoca la carga burocrática. Aunque la Lomloe multiplica el trabajo de evaluación, podemos simplificar otras cuestiones, como el número de actas en los órganos de coordinación docente, en el modo de trasladar la información a las familias, la planificación y, sobre todo, en lo que más empeño estamos poniendo es en digitalizar estos trámites. Contamos para ello con un sistema muy potente, Séneca, que estamos exportando a otras comunidades autónomas. Todo lo que podamos simplificar, lo haremos.
P.-Al hilo de lo anterior, ¿sigue la autoridad docente cuestionada en las aulas andaluzas?
R.-La ley de reconocimiento de la autoridad docente de la legislatura pasada fue un punto de inflexión y una llamada de atención a la sociedad. En otros países la profesión del docente es la más respetada, por ser el profesional al que confiamos nuestros hijos y, por tanto, no se le cuestiona. A veces, como sociedad, se nos olvida. Creo que la crisis del Covid visibilizó lo que hacen los maestros y profesores, porque nos tuvimos que quedar con los niños en casa. Nos dimos cuenta de la importancia de su labor. Ahora estamos trabajando en el reglamento que desarrolla la referida ley. Pero, insisto, para que haya un respeto real hacia esta actividad las familias deben trabajar con nosotros, apoyarnos, lo que significa dejar de cuestionar constantemente la autoridad docente. Los valores que se transmiten en los centros educativos chocan muchas veces con los de una sociedad individualista, materialista, que juega con la confrontación, en lo que tenemos mucha responsabilidad los políticos. Debe trabajarse más la empatía, el ponerse en el lugar del otro.
"La reforma educativa incrementa exponencialmente la burocracia vinculada a la evaluación por competencias"
P.-A menos de un mes de la escolarización, llegan noticias sobre cierres de colegios públicos, mientras los concertados no pierden plazas. ¿La demanda sigue siendo el criterio a seguir en el diseño de la oferta educativa?
R.-Sufrimos un preocupante problema de natalidad. Más agudizado en unas zonas que en otras. Por ejemplo, la costa de Almería, la de Málaga o el cinturón metropolitano de Sevilla presentan una presión de escolarización que no poseen otros lugares, donde no viven familias. Carece de sentido mantener abiertos colegios para tres o seis niños, desde el punto de vista de la eficacia y la eficiencia del uso de los recursos públicos. Debemos ser responsables en esa gestión. En una zona rural, sí mantenemos abierto ese centro para prestar un servicio. Pero en una ciudad, si tengo tres colegios y pocos niños en cada uno de ellos, no tiene sentido mantenerlos abiertos todos.
P.-Hay quienes ven en esta decisión un apoyo a la concertada en detrimento de la enseñanza pública...
R.-Me remito a lo que dice la Ley de Educación Andaluza, aprobada por un Ejecutivo socialista. El sistema público educativo en esta comunidad lo conforman la red de centros públicos y la red de centros sostenidos con fondos públicos, los concertados. Para mí, no hay ningún problema entre ellas. Seguimos manteniendo y apostando por la enseñanza pública. Ahora bien, como Gobierno, respetamos lo que las familias desean. No tiene sentido suprimir la oferta concertada si tiene demanda. Y todo ello siendo conscientes de que hacemos un gran esfuerzo por mantener las unidades públicas, pese a contar con menos alumnos.
P.-¿La bajada de la natalidad la afronta como un problema o una oportunidad para la educación?
R.-Para mí es una oportunidad. Me encantaría que nacieran más niños, pues socialmente los necesitamos para que no se invierta la pirámide poblacional. Pero desde el punto de vista de la gestión educativa constituye una oportunidad en aspectos como el número de alumnos por aula. Más del 90% de centros están por debajo de 20 estudiantes por clase. Lo que hacemos ante esta situación es redistribuir los recursos en FP y Educación Especial. Menos alumnos significa la posibilidad de atender mejor a los menores. En esa línea trabajamos.
"La crisis del Covid, con los niños en casa, sirvió para visibilizar la labor que realizan maestros y profesores"
P.-¿El Bachillerato ya no se concierta porque no despierta tanto interés entre los jóvenes?
R.-No se concierta porque no se necesitan plazas de Bachillerato. Hay suficientes. Sí se hace en la FP porque tenemos mucha demanda. Cuando se concierta un ciclo formativo se pone a disposición de todos los alumnos, que no tienen que pagar por esa enseñanza. Eso no es privatizar.
P.-Hablando de FP, ¿el tejido empresarial andaluz, formado en su mayor parte por pymes y micropymes, está preparado para desarrollar la FP Dual?
R.-La Junta ya manifestó en su momento al Gobierno de España que cuando se quiere implantar un modelo hay que tener en cuenta la diversidad del país. Aquí en Andalucía estamos asistiendo a un momento de transformación. Se crean bastantes empresas. Cuando se nos dijo que no había moratoria para aplicar la FP Dual nos reunimos con los empresarios de todos los sectores para explicarles este modelo, que se desarrolla entre el centro educativo y el productivo, lo que supone que la empresa asuma una función docente. Nos están ayudando muchísimo. Casi el 100% de los alumnos de FP van a tener una empresa donde aprender. Los empresarios se están dando cuenta también de la oportunidad que supone la Dual para encontrar trabajadores cualificados, tanto en sectores punteros como en los tradicionales de Andalucía.
P.-¿Podemos decir que la educación andaluza ya no está en el vagón de cola de Europa?
R.-La enseñanza andaluza está convergiendo hacia la media de los sistemas educativos, empezando por el español. Andalucía va creciendo. Veníamos de muy atrás. La educación no deja de ser un trasatlántico que hay que mover. Vamos por el buen camino. Para mejorar hay que creer también que somos buenos. Eso es lo que, quizás, ha faltado. Si alguien me preguntara qué me gustaría aportar al sistema educativo andaluz, diría que esperanza y expectativas. Nos estamos acercando al modelo que queremos. Eso es importante.
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