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Andalucía

Un verano del calibre 9 mm

  • Guardia Civil y Europol usan las últimas tecnologías para desmantelar en el Campo de Gibraltar y la Costa del Sol una red europea de drogas y blanqueo Los bienes requisados superan los 13 millones y se han incautado seis toneladas de hachís y 90 vehículos

Verano 2013. Los termómetros del narcotráfico registran temperaturas de 9 mm Parabellum, que dejan dos muertos y un herido. Por el momento. El veraneo de los funcionarios de Europol es codo a codo con la Guardia Civil, y discurre con una rara colección de souvenirs: 82 detenidos, 7 toneladas de drogas requisadas, 257.000 euros decomisados y 90 vehículos de alta gama incautados. Eso sin contar la requisa de bienes tasados en 13.750.000 euros.

Es el fruto de dos equipos conjuntos de investigación (ECI) desplegados por Europol en Cádiz y Málaga. En el primero participa un país no miembro de la Unión Europea, Marruecos, gracias a un convenio de 2004 por el que la Benemérita y la Gendarmería Real marroquí integran unidades conjuntas para reprimir ciertos delitos. Esta coordinación policial ha desmantelado una red de narcotráfico que actuaba en España, Francia, Gran Bretaña, Portugal y Marruecos, así como otra trama de blanqueo de capitales que lavó 50 millones de euros sólo en el último lustro, ganancias procedentes del tráfico de drogas hacia Bélgica, Holanda y Alemania.

Ambas operaciones tienen un mismo origen. En julio de 2012, la Gendarmería de Marruecos frustró un transbordo de drogas entre embarcaciones junto al Cabo Espartel. Los gendarmes magrebíes apresaron entonces la motora Antilia, con 750 kilos de hachís, y detuvieron a tres marroquíes y un gaditano. Este último, Moisés Roldán Terreros, de 37 años, ha permanecido encarcelado hasta la amnistía de Mohamed VI, el pasado 30 de julio.

Roldán era conocido por la Guardia Civil, que le seguía el rastro desde tiempo atrás. Por eso los agentes tardaron nada en detener a otros tres miembros de esa misma trama relacionados con él: Jonathan M.S., Miguel Ángel F.M, e Isaac P.G. La Benemérita introdujo los datos de la operación en la red informática de Europol y el asunto suscitó mayor conmoción aún. La Oficina Europea de Policía descubrió que circulaban por media Europa partidas de hachís elaboradas por la misma narcofábrica, una envasadora agrícola en Ketama (Marruecos).

Nació la operación Invierno. Con el primer ECI (Equipo Conjunto de Investigación) desplegado en Andalucía, un dispositivo donde participaban la Policía Judicial francesa, la Guardia Nacional Republicana portuguesa, la Policía Metropolitana londinense y representantes de Europol y Eurojust. La dirección del despliegue recayó sobre la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la 2047 Comandancia en Cádiz. Las investigaciones del Equipo contra Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de Cádiz resultaban además impecables. Llevaban meses vigilando el entramado y tenían identificados casi a la totalidad de sus gomeros (patrones de las lanchas semirrígidas), caleteros (encargados de escondites), gayumberos (descargadores de alijos) y otros.

El cuadro general de esas pesquisas dibujaba una serie de "franquicias" delictivas, que se ocupaban de las diversas fases del proceso: acarreo de drogas hasta la costa gaditana; posterior ocultación tanto en el Campo de Gibraltar como en la Costa del Sol malagueña; y, por fin, del envío por carretera hacia Europa, oculta en automóviles con carrocerías modificadas para esconder droga.

El primer golpe policial europeo contra esa trama lo ejecutó la policía de Burdeos, que seguía a un cabecilla local del narcotráfico bordelés: Nuradin Hajjaji, conocido por la Guardia Civil, que lo había detenido en Lepe (Huelva), en 2008. Los policías de Burdeos decomisaron 335 kilos de hachís, y detuvieron a Hajjaji junto a Nabil Keroum y Yacine Yedi. La operación se saldó además con la requisa de 20.720 euros en efectivo, seis vehículos de alta gama y una pistola FN de 9 mm.

Días después de esas detenciones, aterrizaron en Málaga un comandante de la Gendarmería francesa y una inspectora de la Policía holandesa, de la División Científica y Tecnológica de Europol. Portaban un sofisticado aparato denominado Dispositivo de Extracción Forense Universal (DEFU), un instrumento informático capaz de violar la seguridad de cualquier teléfono móvil, reconstruir su actividad e incluso recuperar archivos de memoria e imagen, aunque hubieran sido borrados.

El trabajo de ambos expertos comenzó en seguida, con la detención en Algeciras de tres marroquíes: Omar Ghafari Boukar, Rachid Bahía y Said Ghafari, encargados de distribuir la droga en Madrid. En pocas horas se registran pisos en la capital, se decomisa más droga y son detenidos Tarik Lamzioui, Ibrahim El-Katib, Serruj Ntissar y Samiar Laarbi. El 3 de julio, los guardias civiles gaditanos cambian de escenario y detienen a tres personas en Pamplona, a las que se interviene abundante documentación sobre operaciones de trapicheo con hachís y toda una relación de traficantes dedicados al menudeo en la capital navarra.

El defu de los técnicos de Europol trabaja a pleno rendimiento, sobre más de una treintena de teléfonos móviles. Cada miembro de la red poseía varios y según a quien debían llamar empleaban sólo uno, cuya memoria borraban tras el contacto. Pero el dispositivo informático policial logra reconstruir el uso de cada móvil.

Una semana más tarde, varias partidas de droga son halladas en fincas y pisos de Fuengirola (Málaga) y se localiza en Marbella el taller usado para trucar los vehículos. Son detenidos otros seis magrebíes: Abdelilah Bendouad, Abdesalam Guenuni, Otman Ahbut, Suleimán Chairi, Ahmed Ezobair y Hanan El- Yadri. Y entonces se desata un enfrentamiento entre dos facciones rivales de narcotraficantes, a resultas de los reveses policiales sufridos.

El cabecilla de una de ellas y líder de la red en España era un viejo conocido de la Policía: Mustafa Ahmed Abdeselam, de 39 años, muy reputado en el hampa de Ceuta. Había regresado a Ceuta en enero de 2013 tras cumplir un destierro de cinco años en la Península, impuesto por el Supremo. período que pasa entre Marbella y Algeciras. El pasado 12 de julio, varias personas vinculadas a su círculo de actividades se ven implicadas en un tiroteo en la barriada de El Saladillo en Algeciras, en el que murió Hassan Achraf, de 23 años, y resulta herido Mohamed Enfeddal Echam, de 34. Mustafá Ahmed Abdeselam, cae asesinado cinco días después. En la madrugada del 17 de julio dos pistoleros acaban con su vida en el paseo de La Marina de Ceuta.

Mientras tanto, las pesquisas policiales evidencian que en la provincia de Malaga actúa una segunda trama, dedicada a blanquear dinero procedente del narcotráfico. Los investigadores localizan hasta cinco empresas diferentes, usadas para tales manejos. La más importante , una tienda de marroquinería en Torremolinos, propiedad del cabecilla de la organización. Se utilizan helicópteros para realizar seguimientos a los miembros de esta banda y localizar sus propiedades, algunas en urbanizaciones como Las Chapas, Calahonda y Artola Alta, en Marbella; y otras en el municipio de Mijas.

Esas acciones imponen un compás de espera a la operación Invierno, relanzada el 25 de julio. Esa fecha se producen intervenciones simultáneas de los guardias civiles de la Comandancia de Cádiz en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) y Marín (Pontevedra), esta última con la Guardia Nacional Republicana portuguesa. Las intervenciones se amplían a Madrid, donde son detenidos Othman Akdi, Antonio Moliner Elices y Yunes Tuzani.

Sin embargo, la detención más singular acaece en Baracaldo (Vizcaya). Allí, en la Avenida Euskadi, frente al Palacio de Muestras de Bilbao, se registra la casa de Reyniel Castro Palacios, un tipo bragado que suscribiría la frase de Al Capone: "Consigues más con una palabra amable y una pistola que sólo con una palabra amable". La Guardia Civil descubre en su piso un chaleco antibalas y dos cajas de munición: una del 9 mm corto y otra de 9 mm Parabellum. Su arma personal es una automática Smith&Wesson. Contra Castro pesaba desde 2010 una orden de busca y captura para ingreso en prisión por tráfico de drogas dictada por un juzgado de Ciudad Real.

Europol ha anunciado el cierre oficial de ambas operaciones. Sin embargo, el pasado lunes se difundía una orden europea de detención contra otras seis personas más, implicadas en las tramas, quienes habrían eludido inicialmente la acción policial.

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