Era una de las lagunas cronológicas en la colección que el Prado posee de Francisco de Goya, la más importante del mundo, y se ha cubierto ahora gracias a la donación que la Fundación Amigos del Museo del Prado acaba de realizar a la institución. La obra, Aníbal vencedor, que por primera vez mira Italia desde los Alpes, constituye una de las composiciones de mayor relieve de la etapa de juventud del artista aragonés."Esta generosa donación honra la memoria del profesor Calvo Serraller, uno de los miembros fundadores, vicepresidente del Patronato de la Fundación Amigos del Museo del Prado y director de su línea académica, que era director de la institución museística cuando, en 1993, Jesús Urrea atribuyó a Goya la autoría de dicha obra, que identificó en la Fundación Selgas-Fagalde", explicaron este miércoles en un comunicado fuentes de la pinacoteca nacional.

La obra donada ha sido adquirida por la Fundación Amigos del Museo del Prado por 3,3 millones de euros y su ingreso en la colección permanente supone el primer hito de la conmemoración del 40 aniversario de la Fundación, que continuará con la edición de un libro sobre su historia y culminará con una exposición en las salas del Prado, en la que, por primera vez, se podrán contemplar reunidas las obras donadas por la Fundación en sus cuatro décadas de historia.

Fechada en la primavera de 1771, Aníbal vencedor, que por primera vez mira Italia desde los Alpes de Goya pertenece a un período representado, hasta ahora, de manera temporal en el recorrido cronológico de la colección de Goya del Prado. La institución ya custodia desde 1993 el Cuaderno italiano, cuaderno de dibujo adquirido por el pintor durante su estancia en Italia (1769-1771) que contiene, entre otros numerosos dibujos y anotaciones personales, apuntes para la idea compositiva del Aníbal vencedor y estudios para sus figuras principales, Aníbal o la cabeza de toro de la alegoría del río Po, que atravesó el general cartaginés.

La Fundación Amigos del Museo del Prado celebrará sus 40 años con una muestra de los fondos que ha donado

"Aníbal vencedor es un cuadro de indudable perfección técnica, que se pone de manifiesto en el armonioso orden compositivo, en el excelente tratamiento lumínico y en la seguridad y firmeza de la pincelada para modelar las figuras con color y luz", subrayó la institución. La obra de Francisco de Goya representa el célebre cruce de los Alpes por el general cartaginés Aníbal y su ejército en su vía de España a Italia en 218 a. C., para lanzar un ataque contra Roma.

Es cronológicamente la primera pintura documentada de Goya, que la realizó en 1771 en Roma, durante su estancia de dos años en Italia, para participar en el concurso celebrado por la prestigiosa Reale Accademia di Belle Arti de Parma. "Aunque el premio fue concedido a Paolo Borroni, discípulo de esa Academia, Goya obtuvo seis votos y una mención, y se citó su nombre en la edición de enero de 1772 de la acreditada revista literaria Le Mercure de France, en la que se daban noticias de los resultados de ese concurso", continúa el Museo del Prado. La obra es un ejemplo importante de los primeros contactos de su autor con el mundo académico, en este caso italiano, para abrirse camino profesional. Es también exponente de su capacidad para adaptarse a la estética y las convenciones narrativas del mundo académico. Se trata de una de las primeras ocasiones, de las que queda testimonio, en las que Goya tuvo que enfrentarse a una composición narrativamente compleja, y de un ejemplo tempranísimo de su pintura de Historia basada en repertorios narrativos y no religiosos.

Goya preparó su cuadro en una serie de dibujos en el denominado Cuaderno Italiano, así como, en al menos, dos bocetos al óleo conservados en el Museo de Zaragoza y en una colección particular neoyorquina, lo que confirma la importancia que dio a este proyecto. Refleja, además, varias fuentes de inspiración romanas, como las obras de Giaquinto o esculturas clásicas como el Apolo Belvedere y el Galo moribundo.

La obra, añade el informe, muestra la manera de Goya de concebir las figuras en sus futuras pinturas de género o de historia, de organizar el espacio pictórico a través de efectos de luz y colorido y de definir con perfección las anatomías y superficies de los objetos.