LA ausencia en Alemania 2006 golpeó duro al fútbol nigeriano. Después de disfrutar de una generación maravillosa en los 90, las Águilas Verdes cayeron en una profunda depresión, de la que esperan salir retomando vuelo en el Mundial de Suráfrica 2010 y apostando a una organización de corte europeo.

No deja de ser curioso: en la primera Copa del Mundo de la historia en jugarse en el continente negro, la potencia africana que más confió en los últimos diez años en técnicos de la casa, no importados, dio un golpe de timón para encomendarse a las artes de un primermundista como el sueco Lars Lagerback, con dos Mundiales y tres Eurocopas en la mochila.

Lastrado por la ausencia al final de Obi Mikel, Lagerback liderará un grupo talentoso, pero dominado hasta el momento por cierta anarquía que lastró su potencial. La clasificación llegó de forma angustiosa, aunque no por ello las ilusiones de Nigeria se apagaron: “Soy optimista y realista”, dijo Lagerback. Buen comienzo.