Éramos pocos y parió...

Un grupo de hinchas interrumpe el entrenamiento para exigir a la plantilla un cambio en su actitud. Mel y los capitanes dialogan hasta por dos veces para evitar males mayores.

Éramos pocos y parió...
Éramos pocos y parió...
Javier Mérida / Sevilla

29 de octubre 2013 - 11:28

El Betis da la impresión de estar próximo a tocar fondo, pero diariamente se vienen sucediendo episodios que, por desgracia, contribuyen a negar esta aseveración. El consejo de administración ofrece síntomas inequívocos de no saber qué es un club de fútbol ni cuál la mejor manera de gestionarlo y permitió este martes, con su falta de previsión, que un grupo de aficionados llevase la voz cantante en la ciudad deportiva mientras se entrenaba la primera plantilla verdiblanca.

Los informativos deportivos de las cadenas nacionales de televisión se hicieron eco de cómo una veintena de hinchas béticos, los más radicales, irrumpió este martes en la ciudad deportiva verdiblanca y exigió mantener una conversación con Pepe Mel y los capitanes de la plantilla. En Televisión Española, la información incluso abrió su espacio deportivo por delante de la del Real Madrid y el Barcelona, algo que ocurre rara vez y casi siempre por mor de Nadal, Alonso, alguna selección nacional...

De eso puede vanagloriarse este Betis, desarticulado, cuyo equipo está en puestos de descenso y que este martes sirvió de chanza y comidilla en los vacíos manteles de la sobremesa de esta España que, al igual que los heliopolitanos, lucha por escapar a una crisis tan voraz y amenazante.

Con la ciudad deportiva atiborrada de cámaras y periodistas previendo que algo podía pasar tras la rueda de prensa del lunes del técnico y la decisión de éste de abrir las puertas al entrenamiento para que el equipo sintiese en sus carnes las sensaciones del bético de a pie, el club apenas reforzó la seguridad con dos o tres efectivos más, que se limitaron a asistir impávidos al chantaje de los ultras, quienes hasta por dos veces exigieron y lograron su propósito de mantener un breve pero significativo vis a vis con los profesionales.

Imágenes: Antonio Pizarro

Los futbolistas saltaron al césped cerca de las once de la mañana, casi media hora después de lo previsto, cuando ya antes un grupo de aficionados le había hecho saber su propósito a uno de los utilleros. En la plantilla, por alguna filtración el día anterior en las redes sociales, sí se temía ya algo, así que cuando José Manuel Acuña informó al grupo, Mel, Nacho y Jorge Molina decidieron atender la demanda de los hinchas en prevención de que pudiesen formar un lío de tomo y lomo sobre el mismo césped ya con el balón rodando, como -asegura una fuente- habían insinuado al utillero.

Así, cerca de un córner del campo principal, una veintena de radicales saludó a la comitiva justo al comienzo de la sesión preparatoria, le prometió su apoyo incondicional y exigió a la plantilla un cambio de actitud, como posteriormente confirmó el propio Nacho en Radio Sevilla. Tras finalizar el entrenamiento, Mel en persona abrió el acceso a la zona de vestuarios a otro grupo menor de unas cinco unidades, con el que hubo una segunda conversación en la misma bocana. Al parecer podría tratarse de otra facción de aficionados de Gol Sur que demandó un trato igualitario al conocer el logro de los primeros, aunque otra fuente indica que no era más que una representación de los primeros que quiso decir algo a Mel, simplemente un testigo en la primera conversación con los capitanes.

El episodio, ciertamente, no resultó violento en ningún momento, quizá porque los profesionales se plegaron a la exigencia de los aficionados, quienes tras el primer encuentro verbal con Mel y los capitanes incluso se encararon con la mayoría que poblaba la grada y que, tras los aplausos de bienvenida, soltaba algún exabrupto durante las primeras carreras de la plantilla en el césped de Los Bermejales. Sintiéndose ya los amos de la situación, en la más absoluta impunidad, exigieron ánimos para los futbolistas en lugar de los silbidos que algunos proferían.

Sea como fuere, un episodio que, con Mel como protagonista, también concitó la atención de la madrugada radiofónica.

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