Atropello mortal en tablada Concentración en Olivares, localidad natal de la víctima

"No fue un accidente"

  • Julián Reyes, el padre de la joven atropellada en Tablada, propone un cambio legal para endurecer las penas a conductores ebrios como el que mató a su hija

Subido en la escalinata de la iglesia de Santa María de los Nieves, Julián Reyes tomó un micrófono para dirigirse a los cientos de vecinos de Olivares que quisieron acompañarle en el dolor por la muerte de su hija Silvia. A su lado, su mujer apenas podía mantenerse en pie y se abrazaba a él con fuerza. Con la mano que le quedaba libre, consolaba a Paloma, su otra hija, cuyo llanto se oía por encima de la voz de su padre. Detrás de ellos, una pancarta pedía justicia para la joven atropellada el domingo a las puertas de la discoteca Em con la leyenda Por Silvia, el pueblo pide Justicia.

La familia de Silvia Reyes quiso ayer manifestar su dolor celebrando una concentración en la plaza del Ayuntamiento de Olivares, localidad de la que era natural Silvia, como todos sus allegados. Allí, Julián Reyes expuso que trabajará en las próximas semanas por proponer una reforma legal encaminada a endurecer las penas para conductores implicados en casos como el de su hija.

"Lo de mi hija no fue un accidente y no se puede quedar en una condena de nada y menos. Estamos aquí para pedir justicia y que este chaval que ha matado a mi hija cumpla la máxima condena posible según las leyes vigentes". Julián Reyes explicó que, una vez que supere el luto, planteará una reflexión para que se castigue con más dureza a los autores de atropellos mortales que, como en el caso del que causó la muerte a Silvia, circulaban ebrios. Javier G. A., de 23 años, se dio a la fuga tras atropellar con su Mini a la joven de Olivares y fue detenido poco después por la Policía en Su Eminencia.

"Si vas provocando, porque coger el coche bebido, circular a toda velocidad y hacer trompos es ir provocando, estás poniendo todos los ingredientes para que ocurra una desgracia. Por eso digo que la muerte de mi hija no es un accidente y espero que en el futuro no sean tan leves las condenas para un asesino". El padre de Silvia apenas pudo decir nada más, interrumpido por la emoción y los fallos de sonido del micrófono que le obligaban a repetir sus palabras. Agradeció a la Policía que detuviera al autor del atropello minutos después del mismo, a los medios de comunicación que hayan dado difusión al caso y a los cientos de vecinos de Olivares que le hayan acompañado.

"Seguiremos luchando por mantenernos en pie, como hoy está aquí mi mujer. Más adelante cogeremos fuerza para que cambien un poquito las leyes. Muchas gracias", concluyó Julián Reyes, que se marchó arropando a su esposa. Su hija Paloma se quedó llorando en la escalinata de la iglesia, con una fotografía de Silvia entre las manos y consolada por familiares y amigos.

A la concentración convocada por la familia se sumaron cientos de vecinos de Olivares, puesto que Silvia era muy conocida en el municipio por su trabajo en un supermercado. Todos permanecieron en silencio hasta que la familia se retiró.

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