Megan | Crítica

En lo suyo, excelente

Un fotograma de 'Megan'.

Un fotograma de 'Megan'. / D. S.

Esta es la última bomba de Blumhouse, la triunfal productora especializada en terror que, con distribución de Universal, ha convertido lo que antes se llamaría serie B y hoy pequeña producción independiente en una mina de oro capaz de abordar otros territorios y ser nominada tres veces al Oscar a la mejor película. Lo demuestra que en su primer fin de semana en Estados Unidos Megan arrebatara durante 48 horas su cetro taquillero a la mismísima Avatar. El sentido del agua.

La ha escrito una pareja muy de la casa, Akela Cooper y James Wan, ideador del argumento y productor ejecutivo. La dirige el neozelandés Gerard Johnstone al que la interesante y original Housebound (2014) lanzó internacionalmente. El tono es de comedia negra que juguetea -sin entrar en profundidades: por el contrario, evitándolas para que nada enfríe la diversión- con el A. I. Inteligencia Artif¡cial del maestro de la ciencia ficción Brian Adliss cuyo proyecto Kubrick cedió a Spielberg, novela que a su vez jugaba con el Pinocho de Collodi. La protagonista es una muñeca diseñada como un prodigio de la robótica y la inteligencia artificial para ser la compañera ideal -amiga, juguete, maestra, protectora- de los niños. Una tragedia familiar hace que la informática que la creó, no muy dada a los instintos maternales, le asigne otros roles que acabarán por desquiciarla.

Todo es muy clásico -porque el tema de la criatura artificial que por alguna razón se tuerce y empieza a actuar letalmente por sí misma tiene larguísimo recorrido en la literatura y el cine- y está realizado, lo que se agradece, con cierta mesura dentro de los parámetros del género. Lo que quiere decir que no se abusa de sustos baratos, que se tiene cierto cuidado en el tratamiento de los personajes y que se logra crear en varios momentos escenas de verdadera tensión. Todo con un trasfondo de humorada negra que hace livianos los temas que toca -el duelo, la maternidad, la vida familiar enfrentada a la profesional, la industria robótico-juguetera, la inteligencia artificial- a mayor gloria del entretenimiento extravagante.

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