Cofradias

Tres mosqueteros de Montesión

  • Nada le gratifica tanto a Álvaro como ver las procesiones por televisión Además de autista, como sus hermanos Jaime y Alejandro, sufrió dos paradas cardiorrespiratorias

AJaime le chiflan las revistas de coches; a Alejandro, las de cine, Fotogramas, Cinemanía... Pero a Álvaro lo que le disloca es la Semana Santa. Se basta y se sobra para hacer las levantás sin salir de casa. "¡Qué bonito el Señor, qué bonita la Virgen. Árriba, valientes, ánimo". Lo dice tantas veces que seguro que le llega a sus destinatarios, la Virgen y su Hijo, que desde algún confín del imaginario de las creencias dirán al unísono: "Qué bonito es Álvaro".

Álvaro Morillo Aguilar es un valiente que un día se dijo a sí mismo: "Ánimo, muchacho". Como sus hermanos Jaime y Alejandro, Álvaro también es autista, pero él tuvo la propina de dos paradas cardiorrespiratorias que lo tuvieron treinta días en la UCI. "Pero tenía tantas ganas de vivir... Fue la primera lección que nos dio".

No sólo le gusta la Semana Santa. Le encantan los toros, guarda como oro en paño un capote que le regaló un primo banderillero, y sube y baja los peldaños de la escalera de su casa para celebrar que está cantando Alejandro Sanz, otra de sus pasiones. A su madre le pusieron Noelia por la canción de Nino Bravo. Su padre se llama Jaime; no cree que fuera por Jaime el Conquistador, pero lo cierto es que la conquistó en la pista de patinaje de Roll Dancing, en la calle Calatrava. "Era el que menos me gustaba de la pandilla", dice Noelia Aguilar, "y ahora me enamoro de él todos los días".

Noelia, sevillana nacida en el antiguo hospital de las Cinco Llagas, tenía 18 años cuando se casó con Jaime Morillo, el pequeño de los 13 hijos de un emigrante en Alemania. Los mismos 18 años, compleja mayoría de edad, que cumplieron sus hijos el 9 de diciembre de 2012. El padre de Alejandro, Álvaro y Jaime nació en Nüremberg y llegó a Sevilla después de una infancia gaditana.

Los tres hermanos están en la mesa de trabajo de su casa de Sevilla Este. Entran y salen Tiara y Duque, dos perros que han tenido una participación fundamental en el incremento de la autoestima de estos tres mosqueteros que tienen a su D'Artagnan paterno y a su milady. Está Pepe da Rosa en Giralda televisión. "Colabora en las galas de Autismo Sevilla", dice Noelia. Después empieza la programación de Semana Santa. Mientras tanto, cada uno colorea una hoja con ilustraciones de la Pasión de Jesucristo. "¿Por qué se lo llevan los romanos, papá?", pregunta Jaime mientras elige colores en la escena del Prendimiento. Sus hermanos lo hacen con el Cirineo y la entrada triunfal en Jerusalén.

Por cuna e infancia, Noelia era de la Macarena. La iglesia donde le dijo sí quiero al hijo del ex portador de pescado. El año que viene celebran sus bodas de plata. "Mi padre nació en la calle Feria y mi abuela Dolores, que nos tenía siempre bajo sus alas como polluelos, nos reunía para ver salir a Montesión, que ha sido mi hermandad". La hermandad de la que es titular la Virgen del Rosario la fundaron patronos de barcos. Jaime, su marido, era en estos asuntos más alemán que sevillano. "Me dejé malinfluenciar por él", dice Noelia. "De novios y de recién casados, cuando la gente venía a ver la Semana Santa, nosotros nos íbamos a la playa. Éramos moteros, yo siempre de paquete". Quién le iba a decir que la pasión de su hijo Álvaro le iba a devolver los encuentros con su abuela Dolores con Montesión.

Álvaro es un cofrade de interiores. "En la calle no podría con tantos estímulos, la música, los colores, los olores". Ni de calle ni de iglesias. "Les dan miedo. Alejandro las asocia con una película de Arnold Swazzenegger. En las comuniones siempre se quedan fuera". La Semana Santa la pasan en el campo, cerca del aeropuerto. Ayer volvieron a Sevilla para ver a un amigo que sale de nazareno con San Bernardo.

Jaime y Alejandro son menos cofrades que Álvaro, pero son muy disciplinados bajo esta trabajadera de manualidades. Cada uno ha hecho su capirote de cartón. A Jaime lo que le gusta es poner la lavadora, tender la ropa y, sobre todo, despertar a su padre a las 6:58. "Me dice "papá, las siete cero cero". Más que el despertador, es el llamador.

Este Jueves Santo, la madre de estos tres costaleros recordará la estampa de Montesión. Alejandro y Jaime van al colegio Miguel Servet y Álvaro recibe atención específica en el centro Albatros de la Fundación Autismo. Para el calendario de esta entidad los tres se fotografiaron en el mes de agosto con Marcelino García Toral cuando era entrenador del Sevilla. No se le ve con esta defensa: Álvaro, Jaime, Alejandro.

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