Es muy común que al almorzar o cenar nos sobre algo de comida y la guardemos para comerla en los días siguientes. Un alimento al que le ocurre mucho esto es al arroz, muy utilizado como guarnición en algunos platos. No conocer bien la cantidad que se recomienda cocer por persona o creer que tenemos más hambre de la que realmente sentimos pueden provocar que al levantarnos de la mesa quede en ella alguna ración que, obviamente, mejor reservarla para otro día que tirarla a la basura.

Aunque hay que tener cuidado con la manera en la que guardamos este alimento para consumirlo en los días siguientes, pues como apunta en su canal de YouTube el agente de emergencia SAMU, Miguel Assal, "en el arroz entre cuatro y sesenta grados crece, y muy rápido, la bacteria Bacillus cereus", cuyas esporas "germinan rápidamente produciendo toxinas", que no vamos a darnos cuenta de que han aparecido, pues ni las veremos ni notaremos un sabor extraño al ingerir el alimento.

Los síntomas de esta bacteria, entre los que encontramos a la diarrea, el dolor abdominal, las náuseas y los vómitos "no tardarán en dar la cara". Estos también podrían ser graves y, en el caso de las personas inmunodeprimidas, las mujeres y los niños, hasta muy graves o incluso mortales. Por lo tanto, si queremos comer arroz "de un día para otro" no lo podemos "dejar enfriar a temperatura ambiente más de una hora".

La clave, por lo tanto, estaría en la conservación. El agente de emergencias explica que después de esos 60 minutos se debe meter en el frigorífico, por supuesto, tapando el plato con film transparente. Miguel Assal recomienda guardar el arroz "en porciones más pequeñas y poco profundas", es decir, dejando espacio entre el alimento y plástico con el que lo cubriremos.

Miguel Assal también aconseja no conservar esas 'sobras' más de tres días, por lo que pasado ese tiempo su ingesta tampoco sería recomendable, aunque sí sería, dentro del plazo aconsejado, tomarlo recién sacado del frigorífico, ya que el arroz frío es "un gran probiótico".

Estos son algunos alimentos que no se recomiendan consumir recalentados

Aunque se haya conservado bien, comer pollo recalentado puede derivar en problemas digestivos, por lo que sería mejor tomarlo frío. Las 'sobras' de espinacas tampoco deberemos introducirlas en el microondas, ya que la planta presenta una alta cantidad de nitrato, que puede convertirse en nitrito cuando lo calentamos, una sustancia potencialmente cancerígena.

Los huevos igualmente no deben recalentarse, pues como ocurre con el pollo, su ingesta podría traducirse en que padezcamos problemas estomacales. Además, si no se almacenaron en el frigorífico también aparecerían otros problemas, como la salmonella.