En la mayoría de ocasiones que tenemos que utilizar el huevo en la cocina necesitamos tanto su clara como su yema. Por ejemplo, cuando preparamos alguna receta como una tortilla de patatas o, simplemente, cuando lo freímos o lo cocinamos a la plancha, para que este alimento tan completo actúe como acompañamiento.

Sin embargo, hay situaciones en las que tan solo se requiere la yema. Esto ocurre en muchas recetas de repostería, aunque también en algunas de platos principales, como en la tradicional de los espaguetis a la carbonara.

En estas ocasiones, por lo tanto, tendremos que separar la yema de la clara. Esto lo podemos hacer de diferentes maneras, aunque la más extendida es, tras romper la cáscara, pasarla de una a otra. Así irá 'cayendo' la clara, quedándonos tan solo con la parte del alimento que necesitamos.

Aunque esta práctica, a pesar de ser muy utilizada, presenta un 'contra', y es que es probable que, pasando la yema de una cáscara a otra, se acabe rompiendo, obligándonos a tener que coger otro huevo y repetir el proceso, lo que nos hace perder tanto tiempo como dinero.

Existen otros métodos con los que reduciremos el riesgo de que se rompa nuestra yema a los que podemos acudir para separarla de la clara y utilizarla en nuestras recetas.

El truco que podemos seguir para separar fácilmente la yema de la clara

Para separar la yema de la clara sin preocuparnos de que esta se rompa podemos llevar a cabo un sencillo truco, para el que necesitaremos un trozo de ajo pelado. Después de cascar el huevo y de añadirlo, al completo, en un bol, simplemente tenemos que frotar nuestros dedos por la hortaliza.

Luego, con esos dedos que han tocado el ajo, podremos coger la yema y separarla de la clara con facilidad, para colocarla en otro cuenco y utilizarla en la receta que estemos llevando a cabo.

Existe otro truco para separar la yema de la clara, que podemos leer en la revista Lecturas. Para seguirlo no nos hace falta ajo, aunque sí un cucharón de cocina con agujeros, que tendremos que colocar, por la parte de los orificios, sobre un plato.

Tendríamos entonces que cascar el huevo y verterlo sobre esa parte de la cuchara. La clara irá cayendo, por los agujeros, sobre el plato, por lo que, con la ayuda de una cuchara y teniendo mucho cuidado, podremos coger tan solo la yema.

La clara del huevo, si no vamos a utilizarla, podríamos dejarla en el plato, que cubriremos con papel film transparente, y guardarla en el frigorífico, donde podrá aguantar, como indican en la citada revista, hasta cuatro días.