Antonio Silva
Cofrades de Cataluña
El mundo se encuentra en una difícil situación energética: por una parte, existe cada vez mayor demanda de energía y, por otra, las actuales fuentes tienen en su mayoría recursos limitados y su uso representa un impacto medio ambiental negativo que está acelerando el peligroso cambio climático, la mayor amenaza a la que nos enfrentamos.
Bombillas económicas, desenchufar los aparatos de la toma de corriente o elegir electrodomésticos eficientes son algunas de las pequeñas acciones que podemos hacer para ir mejorando la situación poco a poco. También optimizar el uso de los aires acondicionados y las calefacciones.
Es por ello que la OCU ha participado en un estudio europeo, junto a países como Italia, Polonia o República Checa, para determinar qué calefacción es más eficiente y asequible para los consumidores en un futuro próximo. Y los resultados son claros: el sistema más rentable en el periodo 2025-2040 será la bomba de calor eléctrica, teniendo en cuenta que la vida media de los aparatos se sitúa entre 15 y 20 años, por lo que pide que se tenga en cuenta el beneficio de los consumidores a la hora de diseñar las redes energéticas del futuro más cercano, instalando bombas de calor y mejorando los aislamientos de sus viviendas.
La bomba de calor tiene mejores prestaciones que las mixtas hidrógeno/electricidad,las calderas de hidrógeno o los sistemas colectivos, a pesar de que millones de consumidores en Europa siguen usando gas para calentar sus casas, aumentando la contaminación y estando en manos de una energía cuya volatilidad en los precios causa estragos en las familias. El estudio llega a estas conclusiones principales:
A la vista de los resultados del estudio la OCU pide que se tenga en cuenta el beneficio de los consumidores a la hora de diseñar las redes energéticas del futuro más cercano ¿Cómo hacerlo? Apostando por la bomba de calor en lugar del hidrógeno, dando apoyo financiero a los consumidores, con subvenciones que podrían llegar al 100% de la inversión inicial, garantizando un buen asesoramiento y mano de obra cualificada, velando para que haya tarifas justas y se incentive la eficiencia y no obligando a que las calderas admitan hidrógeno porque es posible que el hidrógeno nunca llegue a ser una realidad para los consumidores y que esta funcionalidad les resulte inútil.
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