Dime lo que compras y te diré cómo te sientes

Varios expertos han analizado la influencia de las diferentes emociones sobre nuestros hábitos de consumo.

Menos cantidad por el mismo precio: cuidado con esta estrategia comercial

Muchos casos de escasez de bienes se originan en compras inherentemente influenciadas por las emociones.
Muchos casos de escasez de bienes se originan en compras inherentemente influenciadas por las emociones.
Daniel Caro Bozzino

05 de abril 2022 - 12:44

El consumo y la compra de bienes y servicios como actividad, sea por necesidad o capricho, se ve directamente influenciada por factores diversos más allá del poder adquisitivo del cual dispone el propio consumidor. En un mundo complejo, repleto de medios de comunicación, redes sociales y otros agentes cuya mera existencia repercute directamente en los procesos cognitivos del individuo, cabe tener en cuenta la importancia de las emociones causadas tanto por la influencia de dichos agentes como por las situaciones en las que el propio individuo se ve envuelto.

Teniendo en cuenta el contexto actual, en el cual consumimos a diario contenido relacionado con el conflicto ucraniano, no es extraño observar cómo ser espectador de todos los eventos relevantes para el funcionamiento de la sociedad tiene consecuencias directas sobre nuestros hábitos, y como miembros de dicha sociedad, primordialmente basada en el consumo, la naturaleza y el origen de nuestros hábitos de consumo se relacionan directamente con las sensaciones y emociones provocadas por todo lo que sucede a nuestro alrededor. Por ello, cabe estudiar una serie de casos en los que la evolución de una problemática de relevancia mundial provoca en el público un impulso irrefrenable de obtener ciertos bienes de consumo.

'Panic buys': consumo masivo por temor a una potencial escasez

La fiebre del papel higiénico en el inicio de la pandemia de Coronavirus

El papel higiénico a inicios de pandemia se transformó en un bien ansiado por todo el público como consecuencia directa del temor a que este terminara por agotarse. Esta ansia llegó hasta tal punto que incluso la hipotética escasez prolongada de papel higiénico se convirtió en fenómeno cómico en redes sociales, con retos y todo tipo de chistes al respecto llenando dichas redes. Este caso, pues, demuestra el poder de influencia directa de las redes, los medios y los rumores respecto a cierto bien o producto en la compra masiva del mismo.

El conflicto ucraniano y el aceite de girasol

Más recientemente, y aún a día de hoy, este temor se repite con el aceite de girasol procedente de Ucrania, país que ha detenido la actividad de sus refinerías a causa del conflicto con Rusia, refinerías de las cuales procedía el 62% del suministro de este bien en nuestro país. Además, la circulación de barcos por el estrecho del Bósforo también ha cesado, por lo que sólo queda el aceite que ya estaba en existencias.

La huelga de transportes limita las existencias de leche

A causa de la huelga de transportes, la leche se convirtió en un producto extremadamente preciado para cualquier hogar español. Tratándose de un bien tan necesario para el día a día, saltaron las alarmas cuando se empezó a notar la escasez del mismo en las estanterías de los supermercados. Así pues, la huelga de transportes a nivel nacional se convirtió en un asunto presente en el día a día de toda España y causando, de nuevo, compras masivas de leche impulsadas por el miedo a tener que prescindir de manera prolongada del producto. Además de ser un factor de influencia directa sobre los hábitos de consumo del público, tuvo serias repercusiones como el cierre de algunos supermercados.

Otros factores emocionales que influyen en el consumo

Además del consumo por miedo, existen otras variaciones del consumo impulsado por emociones. Estas son de naturaleza diversa:

  • Paliar la tristeza, que nos incita a compensar esta emoción con bienes materiales.
  • Llenar un vacío potenciado por varios factores de nuestro entorno, compensando, de manera similar a lo sucedido con la tristeza, este vacío mediante el propio consumo.
  • Demostrar amor con productos, especialmente en fechas marcadas como San Valentín, hábito con orígenes arcaicos, entre otras cosas originado en la representación del vínculo emocional con un anillo al contraer matrimonio.
  • Premiarnos tras momentos de estrés, trabajo intenso o incluso estudio para proporcionarnos un disfrute que compense la ansiedad de estas situaciones.
  • Sentirnos especiales o diferentes, directamente influenciados por campañas publicitarias variadas en las que se reivindican sentimientos de individualidad mediante una prenda de ropa, la ingesta de un determinado licor u otras variedades del consumo.

El abanico de emociones que influyen en los hábitos de consumo, al igual que el abanico de posibles emociones a experimentar por un ser humano per se, es infinito. Sin embargo, estas emociones podrían considerarse los casos más comunes, si bien cabe señalar que absolutamente cualquier emoción puede desembocar en hábitos de consumo diversos.

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