Copa del Rey

ascensos POR la banda y en el palco

  • Cuatro. El presidente subió como jugador en 1979 y 1994 e incluso como delegado en 2001, con otro mito, Del Sol, en el banquillo

Empezó desarbolando líneas enemigas por la banda izquierda y ha rematado la faena viviendo su cuarto ascenso en el palco presidencial y como cabeza visible. Es Rafael Gordillo en la hora gozosa de un ascenso que parecía impensable cuando en el tiempo de las calores de hace un año una juez le pedía que se aviniese a representar el paquete accionarial mayoritario. Y ahora se cae en la cuenta de que Gordillo protagonizó dos ascensos como futbolista, uno como delegado del equipo y este último como inquilino del sillón de Benito Villamarín.

Lo insólito del caso que nos ocupa es que sobran dedos de una mano para encontrarnos en el fútbol español con la figura de un futbolista que haya sido después presidente de su club. Se nos viene a la memoria el nombre de Santiago Bernabéu, carismático futbolista del Real Madrid en los años 20 y memorable presidente desde los años cuarenta hasta su hasta su muerte el 2 de junio de 1978, y también el de Vega Arango en el Sporting. Ocurre que Gordillo también vivió muy de cerca otro ascenso en calidad de delegado del equipo en aquella fiesta de Jaén en junio de 2001.

Era muy joven Gordillo cuando vivió el primer ascenso con el Betis y tenía muy recientes la internacionalidad y el desencanto de que un equipazo que había ganado la primera Copa del Rey se fuese a Segunda en vísperas del Mundial de Argentina.Y la temporada 78-79 arrancaba de la mano de un José Luis García Traid que había sido fichado por José Núñez Naranjo para que arreglase las presuntas debilidades de su antecesor, Rafael Iriondo, al que se calificaba de poco exigente con el futbolista.

Y esa temporada la arrancaba el Betis con mucha solvencia, pero lo que se preveía como un cómodo paseo militar fue torciéndose y los métodos de García Traid se ponían en cuarentena. Uno de los primeros motivos para el rechazo lo encontró la afición bética ya en la undécima jornada. Venía Osasuna y para corregir la falta de efectividad de la delantera, especialmente de Megido y Hugo Cabezas, el técnico tomó la sublime decisión de darle la camiseta número nueve a Gordillo. Nuestro hombre apenas rascó bola entre la indignación de una grada que veía estupefacta cómo a su joven ídolo lo habían mandado a una misión imposible. Por supuesto que el partido acabó sin goles.

Iba el Betis mal que bien aunque sin perderle la cara a los tres puestos que daban opción al ascenso y en lucha abierta con el Málaga y con el Almería. Pero en la jornada vigésimo novena daba la campanada el Jaén en Villamarín y era destituido fulminantemente García Traid. Curiosamente, ese partido hubo de repetirse por alineación indebida del portero jiennense Espinosa y en Córdoba, con León Lasa en el banquillo, un testarazo de Megido le daba los puntos al Betis. Insólitamente, un entrenador era defenestrado por perder un partido que luego se ganaría en la repetición.

El ascenso se produjo en la última jornada en Heliópolis y al vencer a un Granada que luchaba por lo mismo y que se había adelantado en el marcador por medio de José Luis. Antonio Benítez y Hugo Cabezas volteaban el marcador y el Betis formaba con Esnaola; Bizcocho, Peruena, Cobo, Gordillo; Benítez, Ortega, Cardeñosa; García Soriano, Cabezas y Anzarda.

Su segundo ascenso lo vivió en Burgos, estaba en su segunda época bética y hablamos de mayo del 94. El Betis había iniciado la campaña con Sergio Kresic en el banquillo, pero fue cesado una tarde triste en Toledo en la que al Betis pretendían vestir de blanco. Era la jornada vigesimosexta, a Kresic lo suplía Lorenzo Serra y hacía una espectacular remontada ganando veintidós de los veinticuatro puntos, ya que sólo cedió dos empates, en Palamós y en Castellón. Gordillo, que se lesionó antes de la llegada de Serra, llegó a tiempo de jugar las cuatro últimas jornadas, aunque lo hiciese de manera testimonial supliendo en los tramos finales a Julio Soler en dos ocasiones, a Alexis en Burgos y a Kasumov frente al Espanyol la última tarde.

Su tercer ascenso lo vivió como delegado del equipo. Corría el verano del año 2000, el Betis había bajado de forma ominosa y se había erigido Faruk Hadzibegic en hombre fuerte dentro del cuerpo técnico. Comoquiera que Rogelio ya no estaba en el club, el bosnio le ofreció a Gordillo el puesto de delegado, sobre todo en los viajes. El entrenador era Fernando Vázquez, pero Gordillo se alineaba claramente con Hadzibegic, a Vázquez lo echaron tras una derrota matinal en casa con el Tenerife, lo suplió el tándem Del Sol-Chaparro y el ascenso fue en la última jornada en Jaén con dos goles de Gastón Casas. Al final, Lopera se deshizo de Hadzibegic y Gordillo hizo causa común con su amigo y se fue a su casa para volver nueve años después como presidente a requerimiento de una juez y en el que ha vivido el cuarto ascenso con su equipo de siempre.

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