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Historias de hombres esquivos

  • La Fundación Lara y Cajasol publican los premios Manuel Alvar y Domínguez Ortiz, un retrato de Bob Dylan y una biografía de Italo Calvino

Jesús Albarrán Ligero y Antonio Serrano Cueto, ayer en la Fundación Cajasol con los libros galardonados.

Jesús Albarrán Ligero y Antonio Serrano Cueto, ayer en la Fundación Cajasol con los libros galardonados. / Juan Carlos Vázquez

En los años 80, Antonio Serrano Cueto, entonces un joven sin demasiado conocimiento de la literatura italiana, se sintió sacudido por la imaginación, el humor y la poesía de El barón rampante, de Italo Calvino, un deslumbramiento que creció con la lectura de los otros volúmenes de esa trilogía, Nuestros antepasados, que completaban El vizconde demediado y El caballero inexistente. El hoy catedrático de Filología Latina de la Universidad de Cádiz, poeta y narrador, comprobó entusiasmado que el universo de Calvino no se agotaba ahí, y concluyó gracias a obras como Las ciudades invisibles o Seis propuestas para el nuevo milenio que estaba ante un creador inagotable y genial. Con los años, Serrano Cueto (Cádiz, 1965) empezó a preguntarse si el italiano tenía en España, ahora, pasado ya aquel entusiasmo que generó en los 80, el reconocimiento que merecía, especialmente cuando "algunos escritores amigos, lectores doctos y exigentes, me confesaron que sólo habían leído uno, dos, o a lo sumo tres libros suyos, entre los que solían estar los títulos que a mí me sirvieron de iniciación".

Desde esa inquietud el investigador gaditano redactó Italo Calvino. El escritor que quiso ser invisible, un ambicioso acercamiento al autor de Si una noche de invierno un viajero que se ha hecho con el Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías. Un trabajo que se presentó ayer en la Fundación Cajasol –que promueve este galardón junto con la Fundación José Manuel Lara– y en el que Serrano Cueto contradice a su protagonista, que creía que la vida de un literato "no tenía importancia, pues lo sustancial es su obra". El especialista reconoce que la documentación para el proyecto fue "complicada. Muchos de los que coincidieron con él han muerto. Cerré un encuentro con su jardinero, pero antes de que nos viéramos se cayó y fue hospitalizado. No me fue posible hablar con su viuda, que murió en 2018, pero antes, por una amiga común, supe que no recibía a nadie. Con la hija contacté con mucho esfuerzo y fue esquiva. A través de un bufete de abogados me comentó que prefería estar al margen, aunque sí resolvió algunas dudas".

Los autores con Antonio Pulido, de la Fundación Cajasol, y Pablo Morillo, de la Fundación Lara. Los autores con Antonio Pulido, de la Fundación Cajasol, y Pablo Morillo, de la Fundación Lara.

Los autores con Antonio Pulido, de la Fundación Cajasol, y Pablo Morillo, de la Fundación Lara. / Juan Carlos Vázquez

Esta discreción con la que se comportan los familiares coincide con el pudor que tuvo en vida este hombre "extremadamente tímido", al que se puede ver en un vídeo de los Encuentros de Formentor casi escondido tras Elio Vittorini y "balbuceando, aunque según Natalia Ginzburg impostaba un poco esa timidez, que luego en las reuniones de la editorial Einaudi se mostraba fuerte de carácter. Pero le reprochaba a Pasolini, con el que se llevaba muy bien, su exhibicionismo, que estuviese tanto en los medios. Creía que un intelectual debía saber callarse".

Calvino, un tipo "tímido" según Serrano Cueto, reprochaba a Pasolini su "exhibicionismo"

Entre otras cuestiones, la biografía aborda el desengaño de Calvino con el Partido Comunista. "Cuando estalla el mayo del 68, él ya está en otra historia", expone Serrano Cueto. Para el editor Ignacio F. Garmendia, la "independencia" del autor es una de sus principales virtudes. "A menudo, cuando se habla de disidentes se alude a gente adocenada, que no se atreve a distanciarse de las consignas de su partido. Calvino fue muy valiente en ese sentido".

En el acto se presentó también A Boy Walking. Bob Dylan y el Folk Revival de los sesenta, la obra con la que el músico y escritor Jesús Albarrán Ligero (La Palma del Condado, Huelva, 1988) plasma la primera etapa del cantautor y ganador del Premio Nobel, uno de los creadores más icónicos de la cultura del siglo XX pero también un hombre huidizo e inaprensible tras su descomunal celebridad. El libro mereció el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos, un respaldo que celebra su autor. "Observamos con mucha cautela a alguien que tiene muchas dimensiones, nos choca que un cantante tenga inquietudes literarias, como se demostró con la polémica del Nobel", sostiene Albarrán, que en su texto, escrito con una prosa muy cuidada, da mucha importancia a la atmósfera, "para que el lector pueda recorrer calles que ya no existen".

El autor acompaña a Dylan desde su Duluth natal hasta el Village de Nueva York en una época en la que "aún era posible ilusionarse y las ideologías no habían muerto", el genio da forma a obras maestras como Blowin’ in the wind o The Times They Are a-Changing y crea con "una pasión que no volverá a tener en sus otros discos". Dylan, como Calvino, también intenta pasar desapercibido: "Pero en él se da cierta incoherencia", apunta Albarrán. "Demanda intimidad, pero al mismo tiempo controla todo lo que se publica sobre él, tiene una faceta ególatra por la que le preocupa cómo deben percibirlo las masas".

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