La pelota de papel

El Atlético de Simeone cumple años en transición

  • El equipo colchonero corta ante el Betis su racha sin ganar a domicilio, pero cierra el año bajo la evidencia de que su enorme gasto no se refleja en el nivel

  • La falta de gol, un muy pesado lastre

Diego Pablo Simeone da una orden a un jugador durante el Betis-Atlético.

Diego Pablo Simeone da una orden a un jugador durante el Betis-Atlético. / Julio Muñoz (Efe)

Se cuentan con los dedos de una mano los equipos de autor con la personalidad del Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone. Su trazo es bien reconocible, a la legua, desde que el argentino volvió al club en el que conquistó Liga y Copa como jugador en la campaña 95-96. Fue en diciembre de 2011 cuando el Cholo acudió al rescate del equipo que lo terminó de poner en órbira como futbolista importante en Europa, tras tomar altura en sus dos campañas en el Sevilla (92-93 y 93-94).

Por entonces, el Atlético de Madrid volvía a estar patas arriba, como tantas veces en su ciclotímica historia. Acababa de apearlo de la Copa el Albacete y en la Liga, el Betis de Pepe Mel tomó el Vicente Calderón antes de las vacaciones navideñas. Y Enrique Cerezo y Gil Marín apelaron al cromosoma irreductible de Simeone para reactivar el ardor guerrero del equipo.

Es difícil encontrar una transformación similar a la que disfrutó el Atlético de Madrid bajo el nervio inteligente de un entrenador que, no se olvide, tenía apenas 41 años cuando acudió a la llamada de rescate. Era fácil para él por dos motivos: su vínculo afectivo y su parco currículum como preparador. Poco tenía que perder y mucho que ganar. Y lo ganó.

Departamento de Infografía Departamento de Infografía

Departamento de Infografía

Simeone celebró la efeméride, curiosamente, venciendo a domicilio al equipo que indirectamente le dio las llaves de aquel inestable vestuario del Vicente Calederón: el Betis. Por fin ganó fuera de casa, después de tres meses sin lograrlo y con cinco empates consecutivos foráneos en la Liga. Lo hizo gracias a Ángel Correa, que fue el revulsivo de su equipo. Saltó al campo en el minuto 56 y dos después puso el 0-1 en el marcador al anticiparse con astucia al despeje que iba a ensayar el lateral izquierdo Álex Moreno; además, zanjó la incertidumbre con una asistencia que permitió a Morata hacer el 0-2 con un hábil toque con el tacón (84’).

Las crónicas se apresuraron a aseverar que ganó el Atleti al Betis a lo Simeone. Con una defensa sin concesiones y aprovechando algún regalo defensivo del enemigo para sentenciar. Pero su ejercicio en el Villamarín fue un torpe remedo de tantos triunfos de prodigioso pragmatismo. El Atlético sufrió y estuvo en diversas fases a merced de unBetis que le perdonó la vida por su inocuidad en el remate, dos tiros a los postes incluidos.

Cuando pase la efervescencia de la victoria en Sevilla, que será ya, quedará reposando que una plantilla confeccionada para sostenerle el pulso, al menos, al Barcelona y el Real Madrid está a siete puntos del líder y vigente campeón y a cinco del vecino de blanco. Demasiado margen. Y con la más que inquietante luz roja del Liverpool iluminando el horizonte europeo...

El Atlético refleja esta temporada que a veces, una mayor inversión no garantiza un mayor nivel deportivo. Las marchas de Griezmann, Godín, Filipe Luis, Lucas Hernández, Rodri o Juanfran no justifican ni por asomo que a Simeone se le llene la boca con lo del “año de transición”. No puede defenderlo si tu club maneja un presupuesto cercano a los 350 millones de euros para esta temporada y si eres capaz de desembolsar 126 millones por un solo jugador, como ocurrió con Joao Félix.

El portugués era una audaz apuesta que, de momento, no le está rindiendo en goles y pases de gol. Insinúa que sí, que va a ser un crack de época, pero su tierna juventud pide tiempo. Lo malo es que el Atlético necesita respuestas inminentes. Y como Morata tampoco está rayando al nivel del Diego Costa de la primera etapa, o de Griezmann, el equipo vuela más bajo de lo que su gasto y su ambición exigen.

El atasco ante el gol está siendo esta temporada un lastre demasiado pesado para un equipo de autor que siempre tuvo ahí su talón de Aquiles. Ocurre que antes, el colmillo que garantizaban los Godín, Gabi y compañía convertía en oro puro cada gol a favor. Hoy, el Atlético necesita más cafeína. Y más goles para volver al estrato superior. Por eso mira a Cavani.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios