Acomodarse para no vivir nunca cómodo

El Betis ofreció un paso atrás en su fútbol el día en el que se asomó de nuevo al podio de la Liga. El equipo de Víctor Fernández cedió el control del balón y del partido al colista, un Castellón tan atrevido como inocente que coqueteó con el empate durante muchos minutos de un pleito tedioso.

Un gol temprano de Jonathan Pereira que debió serenar los ánimos tuvo efecto como de anestesia por cuanto el equipo se sintió superior al punto de acomodarse y poner en peligro el resultado.

Defensa

Recibió la zaga poca ayuda de un centro del campo al que le cuesta un mundo recuperar el balón sin cometer falta. Arzu y Mehmet Aurelio se vieron casi siempre superados y cuando encontraron ayuda en el triángulo que les brindó Capi la línea empezó a resquebrajarse debido a las numerosas pérdidas de balón.

La zaga, paulatinamente, se fue retrasando y aparecieron latifundios por los que el rival se manejó con soltura. La referencia de su ataque fue Ulloa, al que Melli y Carlos García defendieron mejor en el juego aéreo que en balones sueltos, en los que le concedieron centímetros pero peligrosos.

Ataque

El Betis desniveló el marcador en una jugada a balón parado. El fluido ataque de los inicios, con Juanma muy activo por la banda derecha, derivó en saques de esquina que Sergio García y el extremeño pusieron en juego con acierto.

Pero el Betis se fue yendo del partido por la desconexión provocada por Emana, quien con sus pérdidas de balón arrastró a Arzu. La entrada de Capi no surtió el efecto deseado porque el equipo no logró tener el balón y cuando lo hizo no supo administrarlo con precisión en las inmediaciones del área. Así, con algún disparo lejano de Arzu o Sergio García, vivió el equipo hasta que la entrada de Rodri le otorgó nuevos bríos, aunque insuficientes, a un equipo siempre muy nervioso.

Virtudes

El Betis sabe competir y sufrir y apenas concede oportunidades de gol aun cuando no juega bien.

Talón de aquiles

El fútbol en Irún fue a menos en autoridad y ayer tuvo continuidad. Los buenos resultados no deben esconder este aspecto.