Estamos con las pajarillas revueltas en la sesera mientras el tiempo galopa inexorable hacia las ocho en punto de la tarde, diez de la noche en el lugar de autos. Estamos ante una cita tan histórica como es la de poder apear a una tetracampeona del Mundial. Y atrás queda un reguero de luces y de sombras, tras haberse equilibrado los balances que unen a nuestra selección con la muy poderosa que fue y volverá a ser selección alemana.

Llegados a este punto y después del fracaso alemán con los nipones y el recital español frente a los ticos, la memoria retrocede y comprueba cómo los caminos se entrecruzaron con resultados variopintos. Alemania, gol de Emmerich, nos echó del mundial de Inglaterra, nos vengamos en la Eurocopa de Francia 84 mediante gol de Maceda, nos las tuvimos tiesas con ellos en USA 94, les ganamos la Eurocopa 2008 y los echamos del Mundial 2010 con un testarazo de Puyol.

Muy cerca en el tiempo está el chorreo de fútbol y goles de hace dos años en La Cartuja la noche que se lesionó Canales. El triple de goles conseguido por Ferrán Torres en la media docena que encajó Neuer precipitó la salida de Joachim Löw y la consolidación de Luis Enrique en el puesto de mando de la selección. Y con ese recuerdo colisionarán hoy en el lujoso y vergonzante estadio de Al Bayt dos viejos conocidos de los que uno sale con una espada de Damocles sobre su nuca.

La derrota alemana ante Japón lleva este partido a una situación límite. Una tetracampeona en inminente peligro de expulsión provoca una desazón sólo comparable con la ausencia de Italia. Un triunfo español deja a la Die Mannschaft fuera de opciones para continuar, pues que pierda Japón con Costa Rica no parece probable. Y en la carrera legítima de España hacia el final del torneo dejar en la cuneta a un obstáculo como Alemania sería un paso gigantesco.